Banfield venció 3-2 a San Isidro y ganó el Apertura. Fue superior en el primer tiempo y oportuno en el segundo. Maximiliano Andrade no convirtió, pero fue la figura participando en los tres goles de los suyos. El equipo portuense no ganaba un título desde 2004.
Por Sebastián Arana
Los chicos crecen. Banfield, que perdió durante el torneo a varios de sus jugadores, se reinventó a lo largo de este Apertura para terminar ganándolo con un aporte decisivo de los pibes. De Maximiliano Andrade, gestor de los tres goles. De Franco Montes, autor del fundamental tiro libre del 2-1. De Manuel Sosa, quien pateó un penal como un veterano.
El equipo dirigido por David Mariscal, superior en el primer tiempo y oportuno en el segundo, se impuso 3-2 a San Isidro en una emotiva final para quedarse con un Apertura repleto de sorpresas. La última, acaso, haya sido esta respuesta de sus jugadores más jóvenes en la hora más importante del certamen.
El rápido gol de Banfield abrió un partido que se presumía cerrado. Y después de ese tanto el conjunto portuense jugó más tranquilo y contó con espacios y oportunidades como para ampliar la diferencia en la misma primera parte.
Iban apenas nueve minutos cuando Briones, de lo más claro de su equipo, abrió un ataque hacia la derecha. Monges, quien jugó infiltrado, como pudo, le ganó por potencia a Hernán Vidal y sacó un centro fuerte. Andrade lo cabeceó anticipándose a su marcador y Chiappa reaccionó con un manotazo hacia arriba. La pelota, en lugar de irse de la cancha, cayó viboreando peligrosamente hacia la línea de meta.
Maxi Gómez lo advirtió e intentó el rechazo de sobrepique. Con tanta mala suerte que no hizo más que meterla adentro de su arco.
San Isidro, en desventaja, no pudo hacer lo que mejor sabe. Manejar el ritmo del partido. Banfield lo obligó a salir, a perder el orden, a dejar espacios.
El equipo de Mariscal aprovechó esos metros a su favor. Apenas pasó un susto en un tiro libre de Damboriana que pasó cerca. Pero fue peligroso cada vez que la pelota pasó por los pies de Briones o Riveira y en cada pique del pibe Andrade.
El citado delantero perdió una buena chance punteando apenas afuera cuando salía Chiappa ganándole al lento cruce de Gamarra.
Enseguida Tarabini tocó de atrás dentro del área a Riveira, quien había aparecido sorpresivamente en soledad, en una maniobra en la que Sanz no advirtió el penal.
Riveira, en otra réplica iniciada por un pase claro de Briones, terminó un desborde con muy poca convicción y un centro flojo a las manos de Chiappa. Y, tras cartón, en el colmo de la confusión, la defensa de San Isidro pidió off-side de un lateral, Andrade escapó sólo y definió mal y desviado delante del arquero.
El equipo portuense, no obstante, lamentó no haber aprovechado su momento. Porque San Isidro, de pelota parada, suele ser peligroso. Y en un tiro libre de Damboriana, Rando erró el cálculo cuando quiso cortar el centro, y Gamarra, ingresando a sus espaldas, convirtió el empate con un cabezazo. Faltaba apenas un minuto para el descanso.
Ese impacto psicológico pudo haberse llevado puesto a cualquier equipo. San Isidro, pese a perder rápido por lesión a Damboriana, intentó asumir el control del partido y tuvo una aproximación con una media vuelta de Gómez.
Pero Andrade estaba en su tarde y sacó a Banfield del pozo. El delantero encaró una vez más por la derecha y Fittipaldi lo frenó con una falta dudosa. Pareció adentro. Sanz la cobró en la puerta del área. La duda la resolvió Franco Montes con una ejecución impecable del tiro libre. Zurdazo medido y al palo del arquero. Golazo. 2 a 1.
El partido volvió a abrirse. San Isidro fue a buscar el empate y estuvo cerca dos veces. Rando se redimió de su error en el primer gol con una tapada a Gómez en la boca del arco y tres minutos más sacándole un mano a mano a Gallego.
Banfield, siempre peligroso en las réplicas, no perdonó en la primera que tuvo. Guiñazú, recién ingresado, puso un gran pase al espacio y Andrade apareció libre ante Chiappa. El delantero intentó la gambeta y fue derribado por el arquero adentro del área. Sanz cobró el penal y Sosa lo convirtió con un fierrazo que inmovilizó a Chiappa.
Parecía historia concluida. Pero el corazón de San Isidro alargó la tensión. Banfield se replegó exageradamente y el elenco de D’Urso, revitalizado por la entrada de Buenahora, se le fue encima. A los 36′ Gómez se tiró en “palomita” para conectar de cabeza un tiro libre desde la izquierda y marcó el descuento.
San Isidro se animó a soñar con un nuevo milagro. El elenco portuense, nervioso en el tramo final, aguantó como pudo. Pero esta vez no hubo centros precisos, ni cabezazos salvadores. Y la final no cambió de manos. Banfield, el que se renovó a tiempo, a doce años de su última conquista, fue el dueño de todos los festejos.
Síntesis
Banfield (3): Rando (5); Manuel Sosa (6), Belagardi (6) y Asención (6); Riveira (6), Juan Ignacio Briones (7), Franco Montes (6) y Diego Cepeda (6); Mackencie (5); Maximiliano Andrade (7) y Leandro Monges (5). DT: David Mariscal.
San Isidro (2): Chiappa (5); Alessandrini (5), Gamarra (5), Iribarne (5) y Ezequiel Tarabini (5); Lucas Tarabini (5), Maximiliano Gómez (6), Juan Fittipaldi (6) y Hernán Vidal (5); Pablo Damboriana (6); Juan Martín Gallego (6). DT: Leonardo D?Urso.
Goles: en el primer tiempo, 9′ Maximiliano Gómez, en contra, y 44′ Gamarra; en el segundo tiempo, 6′ Montes, 18′ Manuel Sosa, de penal, y 32′ Maximiliano Gómez.
Cambios: en el segundo tiempo, 3′ Beraiz (5) por Damboriana, 12′ Ernesto Cabral (5) por Ezequiel Tarabini, 14′ Guiñazú (6) por Monges, 17′ Buenahora (6) por Vidal, 21′ Morra por Montes y 43′ Alderete por Mackencie.
Incidencias: en el segundo tiempo, 49′ expulsado Chiappa (Fittipaldi ocupó el arco porque su equipo había agotado los cambios).
Cancha: San Lorenzo (mala).
Árbitro: Marcelo Sanz (5).