Estuvo entre los primeros en las estadísticas de asistencias, de posibilidades de gol y de juego abierto creadas en la temporada 2019/2020 de la poderosa liga inglesa. Su equipo, Norwich City, descendió, pero hoy lidera la Championship. Pase a pase, el marplatense se acerca a su sueño de volver a jugar el mejor campeonato del mundo.
Por Sebastián Arana
Hace algunos años su nombre sonó por su temprano debut en la primera de Getafe y porque la Federación Española le disputaba a la AFA la posibilidad de sumarlo a sus selecciones juveniles. El chico que se fue de Mar del Plata a los once años, de su Cadetes de San Martín directamente a Real Madrid, en silencio, no ha parado de crecer. Hoy, con 24 años recién cumplidos, se ganó un prestigio y una gran cotización en el fútbol inglés, el más competitivo del mundo.
Transitoriamente, por el descenso de su equipo, el Norwich City, Emiliano Buendía salió de la gran escena, pero todos los pasos parecen dirigirse hacia su vuelta a la Premier League.
Hace dos días lo confesó sin rodeos en una entrevista que mantuvo con “Dame Fútbol”, el clásico ciclo radial de los miércoles por la noche en Radio Residencias que conduce Leonardo Rodríguez, y con este mismo medio. “Trabajo día a día para volver a la Premier, ya sea con mi equipo o a través de un traspaso”, puntualizó en una larga charla que se basó en su actualidad futbolística, pero que pasó por otros temas como la importancia del entorno familiar, cómo se convirtió en un asistidor hecho y derecho y sus otras grandes aspiraciones en el mundo del fútbol.
-Hace poco más de seis años se habló mucho de vos por tu debut en Getafe con sólo 17 años y por tu llegada a la Selección cuando España también pretendía sumarte. ¿Qué pasó desde entonces?
-Cambié mucho como persona y como futbolista desde aquel debut con Getafe en Copa del Rey a fines de 2014. Vinieron años en los que realmente pude sentirme futbolista. En 2015 debuté en la Liga para Getafe y sumé varias convocatorias. Eso me llevó a ser citado para jugar el Mundial de 2015 en Nueva Zelada, una “espinita” que todavía tengo clavada porque no se dio ni como yo ni como el grupo esperaba. Después de ese Mundial, prácticamente, me quedé en el primer equipo del Getafe y fue un año muy particular porque nos fuimos al descenso. Al año siguiente conseguimos regresar a la primera categoría, un logro muy bueno para el club, aunque personalmente no me fue tan bien: no tuve ni muchos partidos ni una buena cantidad de minutos. Una lesión me dejó cuatro meses afuera de las canchas. Ahí terminó mi etapa en Getafe, el club que cuando yo era muy chico apostó por mí y me dio la oportunidad de ser futbolista. Me voy un año a préstamo a un equipo de Segunda en León, Cultural Leonesa. Era lo que necesitaba: jugar cuarenta partidos, recuperar la felicidad y sentirme otra vez futbolista. Ese año me ayudó mucho y empecé además a formar mi familia. Mi novia quedó embarazada de mi primer nene; hoy estamos esperando el segundo, que si Dios quiere llega en marzo. Jugar muchos partidos ese año permitió que Norwich se haya fijado en mí y me haya fichado. Conseguimos un ascenso histórico, con récord de puntos para la categoría, luego jugué la Premier League –para mí, la liga más importante del mundo, la que tiene los mejores equipos y los mejores jugadores- y, aunque descendimos, disfruté mucho la experiencia y aprendí mucho del día a día en este camino.
-¿Qué tanto pesa la familia en la estabilidad emocional que necesita un jugador?
-Es fundamental y lo digo por experiencia. A mí me cambió la vida para bien. Como todo chico que debuta a muy temprana edad, a los 17 años en Copa del Rey, tuve problemas para gestionar bien el éxito o la fama temprana. Por suerte, encontré rápido a mi novia, mi futura mujer, y el primer nene vino pronto. Siempre tuve claro que quería formar joven mi familia para poder disfrutarlos más tiempo. El futbolista necesita la estabilidad. Desde muy chico y en la adolescencia sacrifiqué muchas cosas, pero siempre tuve claro que quería ser futbolista.
A los once años dejé Argentina, mi familia, mis amigos y mis raíces por este sueño de jugar al fútbol. Mi familia –padre, hermanos, abuelos- siempre fue muy importante para mí. Por suerte los tengo bastante cerca porque hoy casi todos viven en España. Mi familia puede decirse que ya está asentada en Madrid. Siempre estuvieron conmigo, me apoyaron y nunca sentí de parte de ellos presión alguna. Yo me sentí acompañado y arropado por ellos. Como hoy por mi novia y mi hijo. Ellos me dan la energía y me permiten tener la tranquilidad suficiente como para enfocarme en lo que necesitaba y en mi rendimiento deportivo.
-¿El fútbol está por encima de la familia, están en un mismo plano o la familia pesa más para vos?
-Es una pregunta complicada. De chico estaba muy claro que el fútbol estaba lejos por encima de todo. Ahora se va igualando. El nene me tiene como loco. Es el motor de mi vida. Cuando estoy en el vestuario, antes de entrar a la cancha, le pido a mi novia que me mande una foto de lo que está haciendo el nene. Necesito mirarla y darle un beso antes de entrar a la cancha, me da fuerzas. Me transmite mucha alegría.
-¿Y cómo está tu familia en Norwich?
-Bien, muy cómoda. La gente es muy respetuosa, pese a que son muy fanáticos. Norwich City es el equipo de una ciudad que no es muy grande, pero tampoco tan chica. Vive mucha gente y es seguidora del equipo. Cuando voy al shopping me reconocen, me paran, me piden una foto o un autógrafo, pero con mucho respeto. Antes de la pandemia, cuando el estadio se llenaba, después de los partidos muchos te esperaban para pedirte que le firmes la revistita del partido.
-¿Norwich City se parecería a qué club o equipo que en Argentina conozcamos más?
-La gran mayoría de los equipos ingleses tienen mucha historia. Acá nació el fútbol. Norwich City tiene más de cien años, es un club humilde, ubicado bien al este del país, a doscientos cincuenta kilómetros de Londres. Cuando estamos en segunda somos protagonistas y candidatos al ascenso. Cuando llegamos a Premier nos cuesta mantenernos. La ambición del club es regresar a Premier League, mantenerse, tener una estabilidad. El equipo tiene una gran masa social. Estoy muy feliz de haber estado todos estos años en Norwich.
De España a Inglaterra y el sueño de la Premier
-Después de tantos años en España pasaste a un fútbol más competitivo, ¿te costó la adaptación en lo futbolístico y en la vida cotidiana?
-Siempre digo que tuve mucha suerte porque la gente del club y de la ciudad me ayudó mucho. Para mí era todo una aventura, un desafío enorme, cambiar de país, de idioma, de cultura. Era también llegar a un vestuario con muchas nacionalidades, todo más complicado. Estuve sólo los primeros meses porque mi hijo estaba por nacer en España. Llegó en agosto, al principio de la temporada, por eso no estuve en los primeros partidos. Para colmo, en el segundo entrenamiento, tuve una micro rotura en el soleo de la pierna izquierda. Era un revés, un mal comienzo en un equipo y un país nuevo. Entonces me costó entrar en el equipo porque me perdí los partidos de pretemporada y los primeros tres por los puntos entre la adaptación, mi viaje a España para asistir al nacimiento de mi hijo y la lesión. Pero a partir de entonces, desde que regresé de España, todo rodó muy bien. Mi primer partido de titular fue en un partido de Copa y pude dar dos asistencias.
Después, por la Liga, vino el clásico, de visitante, estuvo muy lindo y jugué muy bien. Después se produjo un parate por fecha FIFA. Sin embargo, cuando volvió la competencia, me mantuvieron la titularidad y entramos en una dinámica muy buena, con muchos triunfos consecutivos que nos permitieron trepar a las posiciones de arriba. Desde entonces prácticamente no salí del once titular. Y cuando mi novia y mi hijo pudieron venir a Norwich se hizo todo más fácil. Lo futbolístico marchaba y también estaba bien afuera de la cancha. Me sentía más confiado, me entendía mejor con mis compañeros y me adaptaba rápido a la vida de la ciudad. Estoy muy agradecido a mis compañeros, la gente del club y de la ciudad. Siempre me ayudaron mucho.
-En España te tocó debutar contra el Barcelona de Messi y Neymar. En la Premier League hay un ritmo infernal y mucho buen jugador. ¿Te sigue sorprendiendo enfrentarte a cualquier otro crack de esa naturaleza o por tu recorrido futbolístico lo tomás como algo más natural?
-Bueno, mi debut en Premier fue en Anfield, contra Liverpool que venía de ganar la Champions. Fue espectacular, ellos celebraban el título europeo. En la cancha se los respeta, pero no te ponés a pensar que tenés enfrente a Mané, a Salah o a Firmino…Te ponés a jugar y listo. Pero en la previa la calidad de los rivales te asombra. Veníamos de jugar en segunda y en el primer partido nos toca el campeón de Europa de visitante. Pero, desde adentro, lo disfruté mucho. Pese al descenso, viví ese año como muy positivo. Jugué mucho y fui importante dentro del equipo, me sentí confiado, tuve buenas actuaciones y buenas estadísticas por ser mi primera temporada. Fue un aprendizaje espectacular.
-Te elogiaron muchísimo, se habló de que podías pasar a equipos más importantes, ¿ese de la Premier fue tu mejor año?
-Mis tres temporadas en Inglaterra fueron muy positivas. En la primera pude resolver rápido la adaptación a una liga y un país distinto. Yo fui con las mejores expectativas, pero ese primer año las sobrepasé por mucho. Llegar a Premier League representó un paso a un nivel muy distinto porque los equipos y los jugadores a los que enfrenté fueron mucho mejores. Personalmente, creo haber tenido un buen año. No sé si el mejor porque la temporada previa había sido muy buena, con muchos goles y asistencias. En mi año de Premier mi principal problema fue casi no haber marcado goles. Hice uno en más de treinta partidos. Aunque por estilo soy más un jugador que busca dar el último pase antes que finalizar la jugada. Pero, en fases de la temporada, tuve pasajes de muy buen fútbol. Me sentí bien y para mí fue una experiencia muy buena.
-Hace algunos años en este mismo medio se escribió una nota sobre lo muy buena que fue la clase ’96 de la Liga Marplatense. Uno de tus primeros entrenadores, Cristian Eloiza, te definió como un jugador muy explosivo, de gran pegada. Hoy vos mismo te reconocés como un asistidor. ¿Cómo fue la transición?
-Siempre me gustó jugar detrás del delantero, como enganche, organizando las jugadas, enlazando el medio con tres cuartos para poder hacer el gol.
A lo largo de mi formación en España y a nivel profesional fui más decisivo como asistidor que como goleador, más allá de que en la temporada que jugué en León marqué seis goles y en mi primera con Norwich hice ocho. Para un mediocampista está bien. El único año en el que me costó el gol fue el que jugué en Premier, no entraba, no había caso, aunque pateaba. Pero disfruto mucho el último pase. Como se dijo alguna vez, la asistencia hace feliz a dos, al que la hace y al que marca el gol. A mí me gusta mucho asistir y en Norwich hice una conexión especial con Timo Pukki, nuestro delantero. Hicimos muchos entre los dos, muchas veces asistiéndolo yo a él. Disfruto mucho esta sociedad, nos conocemos muy bien en la cancha y él sabe que cuando yo recibo voy a intentar buscarlo. Sin mirarlo, le tiro el pase porque sé que él va a picar para hacer el gol. Disfruto los goles, pero soy un asistidor.
-¿Volver a la Premier es tu objetivo?
-Sí, lo digo siempre. Es la mejor liga del mundo, es la que marca la diferencia a todos los niveles. Cualquier equipo le complica la vida a cualquiera, es muy complicada. Su nivel organizativo es perfecto, los estadios tienen mucha historia, las condiciones para jugar al fútbol son las ideales, no hay excusas. Y los jugadores y los equipos son los mejores. Yo aspiro a lo mejor y trabajo día a día para volver a ella, ya sea en mi equipo o a través de un traspaso. Volver a la Premier a corto plazo es un sueño.
-Se habló mucho de que podías pasar a un equipo de Premier en el mercado anterior, siempre aparece tu nombre también en el mercado de invierno, ¿te inquieta que no se produzca esa transferencia o tenés el foco puesto en esta campaña con Norwich?
-Es verdad que se habló mucho en verano, después del descenso, de la posibilidad de que tanto yo como otros compañeros podamos salir del equipo para seguir en Premier League. Sin embargo, siempre tuve puesta la cabeza en este club. Yo pertenezco a Norwich, tengo que hacer las cosas bien para mi equipo. El día de mañana veremos, pero nunca tuve la cabeza fuera de los objetivos, de trabajar para que a mi club le vaya bien. Según se va desarrollando esta temporada, estamos bien y estoy muy feliz de estar acá. Estamos en una buena posición, me estoy sintiendo importante, estoy sumando goles y asistencias para mis compañeros.
La Selección y River, los otros sueños
-¿Por qué decís que quedó una espina del Mundial de Nueva Zelanda?
-Jugar un Mundial Sub 20 se da una vez en la vida, es una oportunidad única, a menos que juegues muy bien desde muy temprano y puedas estar en dos. Pero es más difícil jugar un Mundial Sub 20 que uno de mayores, sólo tenés una chance. Estábamos más que capacitados y teníamos un equipo para hacer un papel mejor. Había jugadores que estaban rindiendo muy bien en Argentina y nos sumamos cuatro de Europa para dar un plus. Y los resultados no se nos dieron bien, no pasamos la fase de grupos, no pudimos conseguir ni una victoria. Esa fue la espina. Se esperaba más de esa Selección y fue complicado irse como nos fuimos.
-¿Te quedaron contactos con chicos de ese equipo?
-Sí, a Gio Simeone lo seguí viendo porque iba seguido a Madrid a ver al papá. Con Ángel Correa, porque juega en el Atlético, nos vemos más todavía, vive cerca de casa. Con Kaku Romero Gamarra, que hoy está en la MLS, chateamos mucho. Con el resto, no tanto.
-Están encaminados para volver a Premier y ese torneo es una gran vidriera. ¿Te ves algún día en la Selección mayor?
-Es un sueño, tengo muchos, siempre quisiera tener. La Premier es el mejor nivel, me encantaría estar ahí cuanto antes. El sueño máximo para cualquier jugador es jugar para la selección de su país y para los argentinos, por cómo vivimos el fútbol, tal vez más que para cualquiera. Me tocó jugar un Mundial Sub 20 y fue especial, hermoso. Para mí es un reto jugar en la mayor. Pero tengo que seguir trabajando y hacer las cosas bien.
-Había otro sueño pendiente, ¿te seduce la idea de jugar en un futuro en River?
-Desde chico soy hincha de River. Pude estar en la final de hace dos años en el Bernabeu y fue hermoso. Por suerte para mí ese partido se jugó en Europa. Yo estaba en Inglaterra, pero tuve la suerte de que dieron las fechas y pudimos planificar un viaje a Madrid de fin de semana. Fui con diez compañeros de Norwich. A mí ya me habían conseguido las entradas, ellos las consiguieron por su lado. Quedaron asombrados por cómo se vivía el partido, ellos estuvieron del lado de Boca. Estaban como locos. Antes de venirme a Europa, yo siempre decía que quería jugar en River. Es mi club, para mí lo más grande. Cada chico sueña con jugar en su club. Ahora mismo, sin embargo, estoy en otra etapa, en Europa el fútbol está en un mejor nivel. Pero no lo descarto, jugar un Superclásico tiene que ser de las cosas más lindas que le puede pasar a un futbolista. No me veo yéndome de Inglaterra en un futuro inmediato, pero en unos años veremos.
-Viste con tu papá esa final, tengo entendido que también es hincha de River… Imagino que vivieron un momento en el que cierran muchas cosas, ¿no?
-Sí, fui con él. Un momento hermoso. Como hincha de River, lo mejor que me pasó. Disfruté mucho y ese recuerdo me va a quedar para toda la vida.