En SPI Astilleros se celebró el bautismo del pesquero desarrollado en Mar del Plata con tecnología de primer nivel, encargado por Solimeno e Hijos. Además, se colocó la quilla del "Anita", que será construido por las mismas empresas. "Es un sueño enorme hecho realidad con ingeniería marplatense", destacaron el ponderar el desarrollo estratégico de la industria naval.
En las instalaciones de SPI Astilleros se llevó a cabo este viernes la ceremonia de bendición y bautismo del “Luigi”, el buque pesquero de mayor porte construido en el país en las últimas décadas, una “joya” de la industria naval con mano de obra marplatense y tecnología de última generación, encargada por la empresa Solimeno.
Ni el intenso frío ni la lluvia frenaron el entusiasmo de los responsables y trabajadores del astillero y de los armadores de este barco multipropósito diseñado para la pesca de merluza y langostino que ahora ingresará en la etapa final de su construcción y pronto será botado para salir a navegar.
Con la presencia de autoridades municipales y provinciales, representantes del Concejo Deliberante, Prefectura Naval Argentina, el Consorcio Portuario y gremios ligados a la industria, el orgullo y la emoción fueron dobles en SPI Astilleros, ya que además del bautismo de esta gran embarcación de 39,96 metros de eslora y 11.50 metros de manga, se realizó la colocación de la quilla del “Anita”, un buque gemelo encargado también por el Grupo Solimeno que será desarrollado por los obreros, técnicos e ingenieros del astillero marplatense.
Antonio Solimeno, acompañado por su familia, compartió su emoción junto al “Luigi” y la estructura preliminar del “Anita”, que rinden honor a sus antecesores. “Es un día muy especial. Agradezco a todas las autoridades, a nuestra familia que siempre nos da apoyo y fuerza, a todo el personal del astillero SPI y a su parte técnica, y deseo éxito al buque y a su futura tripulación”, sostuvo el empresario.
“Tony” Solimeno confirmó que además de estos dos barcos, su empresa también le encomendó al mismo astillero la renovación de más buques.
“Luigi y Anita son dos proyectos de última generación realizados con la mejor ingeniería naval y nacional, desarrollados por las oficinas de ingeniería y técnicas de SPI y de Solimeno Sociedad Anónima”, dijo el empresario y remarcó: “Hace 60 años que no se hacían barcos pesqueros con las dimensiones de estos buques, que son los más grandes que se construyeron en la Argentina, con la mejor tecnología de navegación y procesamientos que se utilizan en Europa y otras partes del mundo”.
Solimeno destacó que estos barcos “generan trabajo, mano de obra nacional y generan divisas” y deseó a la embarcación a todos los integrantes del proyecto que tengan “el mayor de los éxitos”. “Buena fortuna y buena pesca al Luigi”, auguró.
Anabella Solimeno, madrina del buque pesquero Luigi.
Tras sus palabras, llegó el momento de la bendición, a cargo del Padre Miguel Cacciutto, de la parroquia La Sagrada Familia, quien remarcó “el placer, la felicidad y la gracia” de formar parte de este acto.
“De chico y de grande conocí a Luigi Solimeno, a quien admiré siempre. Recuerdo a Anita, con su pizza sorrentina que me invitaba a comer, la mejor del puerto. Luigi y Anita sembraron la cultura del trabajo en nuestra Patria y en este Puerto, haciendo grande a la Nación. Desde el cielo están alegres y gozosos de ver este gran emprendimiento“, expresó el padre y bendijo a la futura tripulación.
Luego de la bendición tuvo lugar el tradicional bautismo, el momento más esperado de la celebración, en el que se rompió una botella contra el casco de la embarcación como símbolo de suerte, éxito y buena pesca.
Tras el bautismo del Luigi, en el astillero SPI se llevó a cabo la colocación de la quilla del pesquero gemelo “Anita”.
La puesta de la quilla da inicio a la construcción de un buque e implica una tradición que se remonta a la época de los barcos de madera, con la idea de traer suerte a la nave en la construcción y a su futuro capitán y tripulaciones, a través de la “ceremonia de la moneda”, que consiste en la colocación de una moneda en la quilla para construir la nave sobre ella, eligiendo al más joven aprendiz del astillero para colocar y soldar esa moneda.
Antonio Solimeno entrega las monedas al aprendiz más joven del astillero para la ceremonia de puesta de la quilla del buque “Anita”.
Jonatan, de apenas 21 años y con solo seis meses como soldador en SPI Astilleros, tuvo el honor de encabezar la ceremonia. “Estoy emocionado y agradecido”, dijo antes de colocarse el casco y soldar las monedas en la quilla del “Anita”, piedra fundamental para su construcción.
Enseguida, Sandra Cipolla, presidenta de SPI Astilleros, compartió su emoción por la incorporación de nuevos jóvenes a la industria naval.
“Con los avatares del país y el mundo a veces uno se cuestiona si tanto esfuerzo y sacrificio valen la pena. Y esto nos supera. Es del futuro. Estos jóvenes trabajadores son el futuro. Como Horacio (Tettamanti) me enseñó, es poner la ingeniería al servicio de la producción. Eso me emociona. Es mucho trabajo, sudor, a veces con desazón, pero nada empaña esta alegría. Nos queda la responsabilidad de seguir transitando este camino para que estos jóvenes trabajadores puedan desarrollarse en su plenitud”, dijo con la voz entrecortada.
Seguido y ante la presencia de autoridades del Sindicato Argentino de Obreros Navales y Servicios de La Industria Naval (SAON), Cipolla agregó: “No tengo dudas de que los trabajadores tienen el compromiso para el desarrollo y la producción todos los días. Sin ellos nada sería posible”.
Sandra Cipolla, presidenta de SPI Astilleros, junto a trabajadores y trabajadoras.
Sandra Cipolla, presidenta de SPI Astilleros, expresó su “enorme agradecimiento a las familias Solimeno e hijos” y destacó que entre ambas empresas “se inició este sueño grande y abarcativo que permitió seguir soñando y hoy sentimos un gran orgullo por tener el buque Luigi y empezar a construir el Anita”.
La titular de SPI puso de manifiesto “la pasión y la capacidad” de Antonio Solimeno y enseguida destacó que “sin la articulación entre lo público y lo privado hubiese sido imposible llegar hasta acá”, tras lo cual agradeció al Estado provincial y nacional por “las políticas públicas implementadas para el desarrollo de la industria naval”.
“A la industria naval y a la industria en general le hacen falta muchas cosas, pero este tipo de embarcaciones, botadas también en otros astilleros de la ciudad y la provincia, ponen en valor la capacidad de la industria; es el resultado del esfuerzo de cada uno de nosotros”, dijo.
El Luigi, además de ser un pesquero multipropósito, tiene “cuestiones de innovación tecnológica en todas las artes de pesca y en la parte electrónica” y, a su vez, “tiene un perfil de género para permitir el acceso de mujeres a estas embarcaciones”. Por su calidad, no “no tengan dudas de que puede competir con barcos hechos en otras partes; es más, tal vez los supere”, afirmó.
Finalmente, Cipolla destacó que hoy es posible construir más barcos porque “hay una convicción del Gobierno nacional de que la industria naval es estratégica para el desarrollo del país” y en ese sentido, remarcó, “se han fijado políticas públicas que las tenemos que profundizar. Sin ese acompañamiento no hubiera sido posible llegar hasta acá”.