Por Héctor Alvarez Castillo
(Nos sentamos nuevamente en los sillones ubicados frente al balcón que da a la calle Maipú.)
Castillo: -Otro pensador que a usted le debe interesar es Heráclito.
Jorge Luis Borges: -¡Ah, desde luego! Sí, leí los fragmentos, claro.
Castillo: -También está en lo que se podría denominar tradición panteísta.
Borges: -Bueno, yo creo que sí, sí, él pensaba que todo es fuego.
Castillo: -Todo es fuego y bien y mal son uno solo.
Borges: -El camino que sube y el camino que baja.
Castillo: -Había hallado esa manera de expresarse, es un pensador que produce una sensación especial en quien lo lee.
Borges: -Además, como dice Bertrand Russell, uno lo conoce a través de los críticos de él, ¿no?, digo Aristóteles y otros.
Castillo: -Cierto, se lo conoce a través de los comentadores.
Borges: -Eso pasa con muchos otros pensadores griegos, ¿no?
Castillo: -Gran parte es debido a la labor de Aristóteles.
Borges: -Sí, yo creo que sí, yo creo que esa frase panta rei, todo fluye, es como un resumen de Aristóteles, eso no está en el texto de Heráclito, pero no importa, está bien.
Castillo: -Justamente yo escribí un poema con ese nombre, si usted desea se lo leo.
Borges: -¡Pero, cómo no, a ver!…
Castillo: -En la animación de todos los seres.
Y de las cosas todas:
El renuente río renace una y mil veces.
Borges: -(Por lo bajo.) Está bien.
Castillo: -Se ahonda el mar en sus aguas
Y se recorre el infinito tiempo
Que es relámpago y distancia,
Y todo fluye y fluye, generoso y nuevo,
Fugaz y sentido, como la olvidadiza memoria
De los duendes y la noche
Que a cada desvelo, con prisa marina,
Ve volver la marea al seno de los días
Prófuga como las sombras
Que diluye la luna. (1)
Borges: -Es… Qué lindo poema, ¡eh!
Castillo: -Es un poema al que le guardo especial aprecio por Heráclito.
Borges: -Yo también, Heráclito el Oscuro lo llamaban, Heráclito de Efeso. ¿Puede leerlo otra vez?
Castillo: -(Vuelvo a leer el poema en voz alta y a cada verso Borges añade breves sí, hasta llegar al verso: “Que a cada desvelo, con prisa marina”, luego del cual interrumpe.)
Borges: -La palabra “duendes” no me gusta.
Castillo: -A mí tampoco, pero aún no sé con qué suplantarla.
Borges: -Habría que buscar otra palabra.
Castillo: -Sí, ese es el problema, duendes pertenece a otro contexto.
Borges: -Completamente distinto, eso rompe la unidad del poema, es como si hubiera puesto, no sé, casi como si hubiera puesto, no sé,… los teléfonos, o algo así.
Castillo: -Claro, pero aún no lo saqué del poema porque no hallo lo adecuado, lo que mantenga la musicalidad y que me dé la palabra justa.
Borges: -Sí, ciertamente duendes no es esa palabra. Yo lo sentí la primera vez y la segunda también, de modo que, y si usted lo siente…
Castillo: -Sí, yo lo he discutido con gente que me ha dicho que era pasable, que estaba bien…
Borges: -Las cosas no deben ser pasables. En un poema breve no tienen que ser pasables las cosas.
Castillo: -Por supuesto. He pensado en seres de la antigüedad, seres mitológicos, en cantidad de palabras y de cosas, pero no he encontrado lo justo, lo indicado…
Borges: -Sí, porque ángeles no sirve.
Castillo: -No, no sirve.
Borges: -Espíritus tampoco, espectros tampoco…
Castillo: -No, y posiblemente tenga que ser una palabra de dos sílabas.
Borges: -Elfos tampoco, no, no, todos tienen connotaciones distintas.
Castillo: -Y sátiros tampoco.
Borges: -¡Pero no!
Castillo: -Parece que no se puede…
Borges: -A ver, espere (piensa), a ver, ¿cómo es el verso? (Con prisa.)
Castillo: -(Retomo a partir de: «Y se recorre el infinito tiempo» hasta llegar al verso del problema.)
Borges: ¿Y De los muertos y de la noche?
Castillo: -¡Ah, gana mucho el poema con esa palabra, le agradecería mucho!…
Borges: -Pero habría que poner de, De los muertos y de la noche, porque: De los muertos y la noche, no. De los muertos y de la noche, sí. (Continúa repitiendo el verso por lo bajo.)
Castillo: -Le agradezco mucho, yo tenía ese problema.
Borges: -Sí, porque uno no sabe. En todo caso muertos es preferible a “duendes”.
Castillo: -Sí, para un comienzo, para dejarlo ahora así, sí, seguro que sí.
(Intento continuar leyendo el poema a partir del verso corregido, pero me confundo y no puedo recordar el poema correctamente. Borges entonces solicita una lectura íntegra, la cual tampoco puedo dar porque la memoria me falla completamente.)
Borges: -(Extrañado.) ¡Pero usted no tiene un texto!
Castillo: -Sí, traje uno, pero ahora estaba diciendo de memoria, voy a buscarlo. (Saco una copia del poema de unas cosas que había dejado apoyadas sobre una silla y realizo esta vez una lectura correcta a partir del verso: «Y todo fluye y fluye, generoso y nuevo».)
Borges: -Está bien, sí.
Fragmento de una conversación mantenida en 1985 entre Jorge Luis Borges y Héctor Alvarez Castillo. Tomado del libro: “Camino a Babel, conversaciones con Jorge Luis Borges y otros textos sobre Literatura”.