El ministro de Gobierno de Axel Kicillof fue autocrítico con el gobierno del Frente de Todos. Pero aseguró que la solución que impulsa Milei "agravó los problemas, no los solucionó". Y aseguró que cuando recorre la provincia nadie le pide que achique el Estado.
Por Ramiro Melucci
El ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, criticó con dureza a la administración de Javier Milei, pero ensayó una autocrítica por la gestión nacional del Frente de Todos. “Fuimos peores”, admitió en una entrevista con LA CAPITAL, en una brusca reconfiguración del slogan que repetía Alberto Fernández en campaña: “Volver para ser mejores”.
El hombre de confianza del gobernador Axel Kicillof, que la semana pasada participó en Mar del Plata de las Jornadas por el Derecho al Hábitat y el programa Puentes, sostuvo que Milei no está solucionando los problemas que dejó el gobierno anterior, sino “agravándolos”, pero reconoció que el peronismo no logra convertirse en alternativa de poder.
– ¿Cómo ve el proceso político y económico que atraviesa el país?
– Con mucha preocupación. Milei ha faltado a la verdad, no ha llevado adelante sus promesas de campaña. Dijo que iba a hacer un ajuste, pero que el pueblo no lo iba a sufrir, sino que iba a hacer el ajuste sobre lo que él llama la casta. Hoy queda claro que no es así. Esta semana se conoció la caída del Producto Bruto Interno en 3,4% durante el primer semestre. Todos los días se conocen indicadores de caída de la actividad, del consumo. El conjunto de las actividades productivas, salvo excepciones, ha mostrado caídas brutales. La industria 17% y la construcción 30% respecto de los mismos períodos del año pasado. Se jactan de haber llevado adelante el ajuste más grande de la historia de la humanidad. Y eso se siente por la falta de alimentos y las condiciones sociales en los barrios. Ha habido un retiro muy importante del Estado. Por otro lado, Milei dijo que con los mismos de siempre no se pueden lograr resultados distintos. Pero en el Ministerio de Economía, que nosotros llamamos “del Ajuste”, está (Luis) “Toto” Caputo, el que nos endeudó en 45 mil millones de dólares con el FMI y en más de 80 mil millones de dólares en los mercados. En el “Ministerio de los Despidos Públicos y Privados”, que ellos llaman de Desregulación, está (Federico) Sturzenegger, que no se ha perdido experiencia histórica de gobierno que ha resultado fracasada. En Seguridad está Patricia Bullrich, que ha estado en todos los espacios políticos.
– ¿No cree que este ajuste obedece a cómo había quedado el país después del gobierno del Frente de Todos?
– Nosotros, como fuerza política, dejamos de gobernar en 2015 con indicadores de empleo, salarios, actividad y jubilaciones de los mejores de América latina. Ganó Macri y empezamos a instalar la idea de que íbamos a volver mejores, añorando eso que había sucedido entre 2003 y 2015. El problema fue que volvimos pero fuimos peores. No digo que haya sido un gobierno absolutamente malo, porque tuvo cosas positivas: se fortalecieron las actividades científico-tecnológicas, se mejoró muchísimo en términos de actividad económica, se generó mucho empleo industrial. Pero a un gobierno peronista se le reclama un poquito más: que mejore la distribución del ingreso y los salarios reales. Pero no se pudo recuperar del empeoramiento de la distribución del ingreso que había quedado del gobierno de Macri y tampoco se pudieron recuperar los salarios reales. De hecho, cayeron un poquito en términos comparativos al promedio del gobierno de Macri. O sea que, desde el punto de vista de nuestros ideales y nuestros objetivos políticos, el gobierno fracasó. Con esos problemas asume Milei. Lo que creo es que para solucionarlos no había que hacer lo que está haciendo, porque los agravó, no los solucionó.
– Ahora el Gobierno nacional les pide a las provincias que hagan un mayor ajuste. ¿Por qué la Provincia no lo va a hacer?
– El Presidente les solicitó a las provincias un ajuste de 60 mil millones de dólares, que es el equivalente en pesos a todo el presupuesto que tienen en conjunto. Después Caputo dijo “20 mil millones de dólares”, un tercio de todos los presupuestos de todas las provincias. Nosotros fuimos claros: por una cuestión ideológica, no estamos a favor del ajuste en la provincia de Buenos Aires porque no son las necesidades que tiene la provincia.
Más bien lo contrario. Yo recorro mucho la provincia y no escucho a ninguna persona que se nos acerque y nos diga “cerrá escuelas, despedí docentes, no compres más patrulleros, no contrates más policías, no tengan más médicos, no hagan más obra pública”. No escucho a nadie que diga eso. Nadie te pide menos. Y tampoco a Axel lo votaron con ese discurso. La campaña fue de ampliación de derechos.
– Es cierto que la gente no pide menos, pero también que quiere un Estado eficiente y que no despilfarre.
– Yo no digo que haya que hacer un Estado hipertrófico, elefantiásico, lento y burocrático. Lo que digo es que hay que tener el Estado que corresponda a las necesidades de la población, lo más moderno y lo más eficiente posible. Y trabajamos en eso. Le doy un ejemplo: la semana pasada inauguramos el primer data center de la provincia de Buenos Aires, con todas las certificaciones internacionales y la primera nube de almacenamiento que tiene una provincia en la Argentina. Eso es para hacer más eficiente el Estado, para manejar nuestros recursos de manera soberana en términos tecnológicos, avanzar en el procesamiento de nuestra información, alojar la información que tienen los ministerios en un único lugar y más seguro. Son cosas que parecen abstractas, pero que te mejoran mucho. Y no implica achicar el Estado. Además, Buenos Aires es el Estado provincial que menor cantidad de recursos por persona tiene. O sea, el gobierno más pobre en términos relativos a la población. Es la segunda provincia que menos trabajadores estatales con relación a su población tiene; la primera es Córdoba. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que se jacta de la eficiencia, tiene casi el doble de trabajadores estatales en relación con su población. Y lo que necesita la provincia de Buenos Aires no son menos policías y menos maestros. Nosotros no somos un Estado que despilfarra.
– Hace unos días, el intendente Montenegro dio a entender que el Estado provincial era un “Estado bobo”.
– Ningún Estado bobo. Somos una administración muy austera. Todo peso que entra a la provincia es inversión, pago de salarios y gastos corrientes o pago de deuda. Este año tuvimos que pagar 700 millones de dólares de la deuda que reestructuramos, la que encontramos cuando nos hicimos cargo del gobierno, tomada por (María Eugenia) Vidal en dólares.
– Más allá de la realidad que describe, da la sensación de que el peronismo después de lo de Alberto Fernández quedó muy golpeado. Y no parece ser una alternativa fuerte.
– Nosotros estamos en el vestuario después de haber perdido una final. Nos reprochamos los goles que nos hicieron y los que erramos. Ese es el peronismo hoy. Y es un proceso. Pero tenemos que llegar a una síntesis lo más rápido posible. Para mí la síntesis es que ahora participemos todos de la reconstrucción del peronismo y de la generación de una alternativa. Porque hoy, salvo para nuestra propia militancia, el peronismo todavía no volvió a ser una alternativa de poder. Veo los índices de popularidad de Milei y vienen cayendo, pero no necesariamente eso impacta en una mejora de nuestra imagen. Tenemos que lograr que eso cambie. Y después ponernos de acuerdo entre los distintos sectores en las listas y los candidatos. Creo que el experimento de poner un presidente que no era jefe del peronismo salió mal. No lo repitamos. Al próximo que pongamos, empoderémoslo.
– La semana pasada, en Santa Clara, Kicillof invirtió los términos de la consigna: transformó el “vamos a volver mejores” en “hay que mejorar para volver”.
– Ahora no le podemos decir de nuevo a la gente “vótennos de nuevo que vamos a volver mejores”. No nos van a creer, porque ya los estafamos una vez. Entonces ahora hay que mejorar para que la gente diga: “ahora sí, mejoraron, entonces vuelvan”. No lo estaríamos logrando.
– ¿Le preocupa la interna con La Cámpora?
– Yo no tengo ningún problema, ninguna interna con La Cámpora. Son mis compañeros más cercanos.
– ¿Cómo es la relación con los dirigentes de Mar del Plata?
– Estamos en diálogo permanente por cada uno de los temas que hay que trabajar para Mar del Plata. Con Pablo (Obeid), con Gustavo Pulti, con Fernanda (Raverta), con todos los compañeros de acá, inclusive con los del movimiento sindical, como Raúl Calamante y Eduardo Cóppola.