La Zona

Balcarce será “invadida” por alrededor de 1500 jóvenes diocesanos

Será durante la 48ª edición de la "Invasión de Pueblos" de la Diócesis de Mar del Plata. Los jóvenes serán “Testigos de la misericordia”.

Entre el viernes y el domingo unos 1500 jóvenes de la Diócesis de Mar del Plata compartirán la experiencia de la Invasión de Pueblos que en la 48º edición se desarrollará bajo el lema de “Testigos de la misericordia”.

“Están invitados todos los balcarceños a participar porque la idea es que sea Balcarce quien reciba a los chicos. No solo la comunidad de Santa María. La apertura se hará a través de la artística. Se va a presentar la ciudad de Balcarce y la Parroquia”, expresó a LA CAPITAL el cura párroco, Pablo Boldrini.

El padre recordó que la primera invasión de pueblos fue en el año 1968 cuando tres curas de la Diócesis pensaron en hacer un encuentro reuniendo a todos los grupos que pertenecen a ella. Sin querer juntaron a 120 personas y alguien exclamó que se trataba de una “invasión” y así surgió el nombre de la iniciativa.

La consigna es tener actitudes que sean misericordiosas, y este es el tema que los invasores participantes van a tocar internamente en los encuentros y habrá expositores que van a profundizar el tema. También vamos a tener algunas actividades para con la ciudad de Balcarce que tengan que ver con la misericordia como es, por ejemplo, el arreglo de algunas plazoletas como la de la Virgen de Luján, visitar a todos los geriátricos de esta zona y saldremos a misionar junto a todos los jóvenes, como lo pide el Papa Francisco, no en el centro de la ciudad sino en las periferias de Balcarce”, comentó el párroco.

Por lo tanto, se buscará una motivación hacia adentro como es la formación y un objetivo hacia afuera que es dar testimonio de la misericordia de Dios.

Según Boldrini, estos tres días serán momentos oportunos para conversar con los jóvenes acerca de sus inquietudes, problemas, y también alegrías. Además recordó las palabras de Monseñor Marino respecto a que los jóvenes deben “rezar y reflexionar, celebrar juntos la Eucaristía, cantar sus ideales pero también hacer silencio y tomarse la vida como una misión”.

En tanto, consideró que la misión “no es algo que se añade a mi vida cristiana, sino que está necesariamente vinculada con el Bautismo y la Confirmación. Estos sacramentos nos convierten en discípulos y misioneros de Jesucristo”.

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