Dirigentes de la Sociedad Rural advirtieron que el desempeño del trigo y la cebada "no han sido los esperados" y que "hay muchos lotes perdidos". Mal pronóstico para la soja y el maíz.
La eliminación de las trabas para exportar dispuesta por Mauricio Macri en sus primeros días de gestión hacían suponer que el campo tendría un futuro prometedor. Pero el clima les está jugando una mala pasada a los productores. En la zona ya se encendió la luz de alerta por los bajos rindes del trigo y la suerte que pueden correr la soja y el maíz.
“La cosecha de trigo ya está finalizada en casi todo el país. Nuestra zona, el sudeste bonaerense, es la última en cosechar y los rindes no han sido los esperados”, advierte a LA CAPITAL el presidente de la Sociedad Rural Mar del Plata, Esteban Area.
El dirigente hace hincapié en el trigo porque, a su entender, después de la eliminación de las retenciones por derecho de exportación y de las ROES (Registros de Operaciones de Exportación) ese cultivo se convirtió en “la vedette” entre los productores. “Había una expectativa muy grande, se apostó fuerte al trigo, incluso se bajó la superficie de cebada, pero no rindió lo que el productor esperaba”, se lamenta Area.
La helada de finales de noviembre afectó la floración de los granos. “Por ende, muchos lotes quedaron sin cosechar porque no tenían grano completamente desarrollado”, indica. Y a finales de diciembre, las altas temperaturas, los fuertes vientos y la falta de lluvias completaron el combo para que “el trigo disminuya en forma drástica su rendimiento”.
La zona más afectada no fue la franja costera, donde hubo chaparrones que mejoraron el rendimiento: de 6000 kilos que se esperaban por hectárea se cosecharon 5000. “Pero hacia el lado de Balcarce se habla de un promedio de 2500 kilos”, diferencia Area.
A la mala performance del trigo hay que sumarle las del resto de los cultivos invernales, principalmente la cebada. “Con muchas pasturas sucedió lo mismo. Al momento de la cosecha no estaban los granos y hubo rindes muy bajos”, acota el ruralista. “El efecto de la helada ha sido muy importante. Y hubo lotes perdidos, que se han enrollado porque directamente no valía la pena trillarlos”, completa Julio Hosmann, secretario de la Rural.
El perjuicio para los productores es más grande cuando se ponen en la balanza los herbicidas que no funcionaron o las aplicaciones de fertilizantes que hicieron y no pueden aprovechar por la sequía. “Esto trae, primero, problemas en los cultivos, y después inconvenientes económicos y financieros”, puntualiza Area.
Otro factor de preocupación fueron los incendios. Desde mediados de diciembre se tornó habitual que el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) recomendara frenar la cosecha al mediodía y en las horas de altas temperaturas. “Hubo lotes quemados, pero no fueron muchos. Se quemaron algunas máquinas cosechadoras y rastrojos, pero no se puede comparar con la gravedad de lo que ocurrió en La Pampa”, menciona el titular de la Rural, a quien igualmente le inquietan los escasos recursos que hay en la zona para combatir los focos ígneos: “No estamos preparados para combatirlos rápidamente”.
La gruesa, en riesgo
La sequía compromete el destino de la cosecha gruesa. “En los días que llovió, hay soja que se sembró igual y la planta alcanzó a nacer, pero ahora se está secando”, asegura Hosmann. Así en la zona como en el resto de la Argentina: “Hay medio país para arriba inundado y medio país para abajo incendiado”, dramatiza el dirigente. “Y todo el sector del sudeste, como los distritos de Balcarce, Tandil, Olavarría y Azul, está muy comprometido por la sequía, salvo algunos sectores en que han caído chaparrones, como en Mar del Plata”, añade.
Los maíces, por su parte, florecen a una altura poco conveniente. “Normalmente lo hacen a dos metros de altura, pero tienen un metro o 1,20 metros. La sequía hace que florezcan más chicos, por lo que los rendimientos van a estar muy comprometidos también”, avisa Hosmann.
El maíz es fundamental para otras producciones, como la de carne, la porcina, la avícola y la lechera. “Si este cultivo falla, va a haber una demanda importante que no sé si en la zona se va a satisfacer”, duda Area.
“Situación delicada”
A la vez, el presidente de la Rural manifestó su preocupación por el panorama de la ganadería: “Se están viendo todos los lotes donde están pastoreando las vacas y no hay nada de pasto. Es una situación muy delicada y va a ser para adelante mucho más delicada porque no llueve, no hay pastos y, si llega a llover, el pasto no crece de un día para el otro. Va a ser difícil. Los animales empiezan a venirse abajo”.
La primavera es el momento clave para la producción de pasturas. Por razones fisiológicas del cultivo, en el verano decae, pero esta temporada disminuyó más de la cuenta, al punto que “no se ha podido realizar reserva forrajera”.