El intendente firmó un comodato para ceder la casa que la Fundación cuida, mantiene y trabaja hace 30 años a un grupo de veteranos de Malvinas. Hay un profundo malestar con esta determinación. Los adultos mayores saldrán a manifestarse a la calle esta semana.
Sin previo aviso, el intendente Carlos Arroyo firmó un comodato para cederle a la Asociación de Veteranos Defensores de Malvinas (Avedema) la histórica sede de la Fundación Papelnonos. En otras palabras, el jefe comunal en retirada decidió echar de un día para el otro al reconocido grupo de adultos mayores de su casa, la cual mantienen con desmedido esfuerzo y sin ninguna ayuda del Municipio.
Papelnonos es tal vez el ejemplo más cercano de lo que implica resignificar la vejez en Mar del Plata, la ciudad con mayor cantidad de adultos mayores del país. La Fundación no solo contiene a “viejos” de entre 60 y 95 años desde hace tres décadas, sino que además los integra en un programa social que varias aristas llena de valores.
Lejos del encierro y la soledad, la fundación y el espacio que hoy corre riesgo los vuelve útiles, admirables, capaces y talentosos. Hacen mucho más que construir con papel sus propios instrumentos. Atienden una biblioteca pública, realizan talleres, se divierten haciendo radioteatro y brindan un cálido servicio a la comunidad sin retribución económica.
La histórica sede de la Fundación Papelnonos está ubicada en 25 de Mayo al 3172, junto al Centro Cultural Osvaldo Soriano, gracias al impulso que el entonces intendente Elio Aprile, junto a Nino Ramela, le dieron al grupo, a quien le encomendó el cuidado de la Biblioteca Pública que contiene cerca del 80% de la obra de Astor Piazzolla que allí funciona, un archivo único en todo el mundo que guarda y divulga las composiciones del célebre bandoneonista.
Hace algunos días, un grupo de veteranos de Malvinas llegó en forma imprevista a esta casa para pedir las llaves del lugar. Carlos Arroyo, a dos semanas de dejar el gobierno, firmó en forma tan inoportuna como intempestiva, un comodato que cede automáticamente el espacio a la asociación Avedema.
El documento no habla de la posibilidad de compartir el lugar. Los Papelnonos, sin notificación alguna, están siendo expulsados de su espacio por el gobierno municipal.
Preocupado, sorprendido y dolido, el fundador y coordinador de la Fundación Papelnonos, Jorge Strada, habló con LA CAPITAL acerca de esta situación, que ya tiene prevista su primera reacción: el miércoles, los Papelnonos saldrán a la calle, a tocar al aire libre, a pelear por su lugar y a repudiar el desalojo que promueve el intendente en retirada.
“Nosotros no tenemos absolutamente nada en contra de la Asociación de Veteranos de Malvinas. Al contrario. Ellos merecen este lugar y algo mejor también. Estamos muy dolidos por la manera en la que se dieron las cosas, sin previo aviso, porque se presentaron a ocupar la casa por un comodato que firmó Arroyo”, indicó Strada.
Esta pequeña propiedad que los abuelos de la Fundación sostienen con sus propias manos hace 30 años contiene instrumentos musicales, unas 66.000 partituras, una sala de radioteatro y ensayo y una biblioteca pública que los mismos Papelnonos atienden en forma gratuita.
Strada coincidió en que “lo lógico” sería encontrar “otro lugar” para los veteranos de Malvinas, “habiendo tantos espacios” en desuso en la ciudad. Pero no. Arroyo decidió que lo mejor es “echar a la calle” a los Papelnonos.
“Nosotros estamos cumpliendo lo que firmamos con Elio Aprile y Nino Ramella hace ya 15 años: custodiar la biblioteca pública de música que donamos a la Municipalidad”, agregó el fundador.
Este humilde espacio conserva la mayor parte de la obra de Piazzolla. Pese a los reiterados intentos para digitalizar este patrimonio cultural que “no existe en ninguna otra parte del mundo”, el municipio “nunca dio respuesta” y “ningún director de Cultura” fue al lugar.
Mar del Plata es la sede fundadora de Papelnonos. A raíz de la experiencia construida en la ciudad, la impronta se expandió por Argentina y otras 70 veces también en México, Ecuador, Chile, Costa Rica y hasta en Australia, contagiando el entusiasmo y la receta social para resignificar la vejez mediante el arte y la cultura.
“Esto es dejar en la calle a los viejos, con desilusión y en soledad, a los 6000 viejos que componen la fundación, que viajan por el mundo y graban acá lo que producen”, contó Jorge Strada.
Diariamente los abuelos atienden la biblioteca, que cuentan con unos 3500 usuarios, muchos de ellos alumnos, folkloristas y tangueros. “Es el único lugar del país donde la biblioteca funciona de manera pública, sin pagar un centavo. En esa actividad los viejos se sienten útiles brindando un servicio a la comunidad“, comentó.
Los adultos mayores de la entidad pagan el internet, arreglan la casa, reinvierten cada premio nacional e internacional en la reparación del techo, la reja, las paredes y espacios de la casa y donan también parte de los fondos a la Municipalidad. Los abuelos de Papelnonos no reciben dinero a cambio del servicio que prestan.
“Es un programa social que fue creciendo. A los viejos les hace bien. desayunan, se sienten bien, se sienten integrados, se sienten Papelnonos. No se puede tirar a los viejos por la ventana“, agregó Strada.
Los viejos, a la calle
Los integrantes de Papelnonos recibieron con una profunda tristeza la noticia del comodato que firmó el intendente Arroyo.
“El dolo nuestro es que ni siquiera nos hayan avisado un día antes para dejar las cosas. ¿Qué hacemos con el piano que nos donaron? ¿Y con las partituras o los instrumentos? Nos duele y nos preocupa. Estamos muy dolidos”, expresó el coordinador del grupo.
A raíz de la decisión que tomó Carlos Arroyo, en Buenos Aires la Defensoría de la Tercera Edad ya prepara un encuentro para repudiar la medida.
En Mar del Plata, el próximo miércoles los abuelos saldrán a la calle a manifestarse. Para el 27 de noviembre tienen prevista la última función del mes en el Centro Cultural Osvaldo Soriano, pero en lugar de hacerla adentro de la sala, en asamblea resolvieron salir a tocar a las 15 en la vía pública para visibilizar esta situación.
“Lo hacemos como una medida para que al menos nos escuchen. No queremos quedarnos en esta casa porque sí, pero hay mucho amor y esfuerzo detrás y creemos verdaderamente injusto que echen así a los viejos”, completó Strada.