Cultura

Antonio Requeni, invitado especial a Mar del Fip

Una reseña de Sebastián Jorgi.

Por Sebastián Jorgi

Poeta, periodista, crítico literario, ensayista. Nació en Buenos Aires en 1930. Vivió parte de su infancia en Valencia.

Trabajó en el diario La Prensa desde 1954 hasta 1994, año en que se jubiló. En la redacción del diario capitalino conoció al poeta Jorge Calvetti, quien años más tarde lo presentaría en la Academia Argentina de Letras, incorporado como miembro de número. También integra la Academia Nacional de Periodismo.En 1991 aparece una Antología poética personal con un estudio preliminar excelente de María Rosa Lojo(Edit.Fraterna). Viajero incansable, el legendario sello de Santiago Rueda le publica Los viajes y los días(1969). Posteriormente Cronicón de las peñas de Buenos Aires(Corregidor, 1981), una Breve historia de la Avenida de Mayo. Su libro Travesías, Conversación con Olga Orozco y Gloria Alcorta (Sudamericana,1997) se agota en poco tiempo.Fue Jefe de Prensa de la Fundación El Libro y sus escritos, críticas y comentarios bibliogràficos han aparecido en los más prestigiosos medios del país y del extranjero. Ha recibido la Orden Cavallieri Uficciale, el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, el Konex, dos Premios Municipales, entre otros lauros de relevancia. Hace unos días le fue adjudicado el Premio Rosalía de Castro. En diciembre pasado la Legislatura de Buenos Aires lo reconoció como Persona destacada de la Cultura. Actualmente es miembro de la Fundación Argentina para la Poesía, donde orienta y trabaja en forma denodada, en las Colecciones del sello de Lidia Vinciguerra. Entre sus obras poéticas, destacamos Luz de sueño(1951), Umbral del Horizonte(1965), Inventario, (1974) y Línea de sombra(1986). Ha publicado un último poemario, Último viaje, sobre el que en forma epistolar ensayo una aproximación.

Último viaje

Querido Antonio: No me gusta dar opiniones orales, sólo puedo escribir para darte una impresión sobre tu libro Último viaje, bella edición de Lidia Vinciguerra, “la magia y la belleza del lenguaje”, leo en las palabras preliminares.

A los 70 años de tu primer libro en 1951, Luz de sueños, esta nueva entrega a tus amigos y al mundo de la Poesía, entrega cuasi testamentaria, “Después será el silencio, mas no importa,/también en el silencio habrá palabras. /Ojalá las escuchen”. Y seguro que sí: las palabras, tus poemas que conmueven, volverán a nosotros, porque ya están inscriptas en la memoria-historia de la poesía argentina.El poemario contiene títulos como “Insomnio” donde el durmiente poeta crea, escribe “como un pájaro muerto/en el oscuro centro de la noche” : qué imagen para recalar en ese verso final , “así el poema nace del insomnio”. Un arte poética magistral. Y bueno, lo que sigue, ”Taquicardia” y “Diabetes” no dejan de alertarnos a esta altura del partido, como se dice en el argot popular. Y pese al tratamiento obligado, te sientes “lleno de amor y de dulzura” a lo que se suma la vocación incontrastable, desafiante, de “canto y alegría”.

No sabía de la partida de tu hermano Julio, sentido poema “Cuando un hermano se va”, que me retrotrae a un poema de Francisco de Quevedo y Villegas, genio de la literatura española. El adiós a la máquina de escribir, “el viejo pianito”, rebelde postura para no ser dominado por la Com—-Puta Dora. Buenísimo juego de palabras. Yo me resistí hace 20 años y al fin me “domó” la muy ladina, la insulsa, la fría…la pedante. “Felicidad” otro poema didáctico…

Tratar de ser felices a pesar y con esas instancias simples de “vida, nadar, correr, andar en bicicleta/emocionarse viendo una cinta”, siempre tratar, esa obstinación que nació en nuestra niñez, en la adolescencia…

Y llegué al poema “Parque Rivadavia”, lugar que he compartido desde que conocí a Ramona y que después compartí con mis hijos, el monumento a Bolívar, “sólo el rumor de niños y de pájaros”, cómo me ha llegado este poema, con la evocación de Nalé Roxlo. Y el poema “Amigos”, realmente, una homenaje a esos seres entrañables que “fueron poetas, fueron mis amigos” con sus nombres y en blanco el acertijo de los ilustres apellidos. Realmente, hay que sentir el poema y después escribirlo, revivir “cafés, anécdotas y libros”.

“Julio Verne” o el placer de la lectura, en esos viajes por el Nautilus o Alrededor del mundo, fantasía de Verne que anticipaba tus propios viajes…”Relojes” con doble acápite de José Hernández y Francisco de Quevedo, casi nada, para marcar el inexorable paso del tiempo, mejor “asesinos del tiempo”, tan crudo como bello poema.

“Preguntas” y “Juan Filloy”, poemas caros a la longevidad, me traen a Ponzo y a Punzi y qué puedo agregar a estos poemas, sigamos comiendo el doble, caminando mucho y tomando nuestros cafecitos en LA TOLVA para recordar libros y amigos comunes—pese a mi destiempo, he llegado a conocer algunos de tus amigos…Con un fuerte abrazo. Sebastián. Caballito, recientemente.

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