"Crecimos en infraestructura, desde lo que se ve de afuera, hasta en lo ideológico", opinó Carmen Domínguez.
“El América Libre es una prueba piloto, se lo pensó como el proyecto de una sociedad mejor”, expresa Carmen Domínguez sobre los 12 años de trabajo de este centro cultural, que ya está incorporado a la enorme actividad artística de la ciudad.
Es que el América Libre, ubicado en la esquina de XX de Septiembre y San Martín, emergió como centro cultural tras una toma a ese edificio que realizó un grupo de militantes en septiembre de 2006. Hasta entonces, esa edificación estaba abandonada: había funcionado una sede de Anses pero, para 2006, se encontraba ociosa.
Desde entonces, el grupo gestor, todos integrantes de la asamblea coordinadora, trabaja para sostener un espacio que se diferencia de otros por su organización interna. Ni cargos, ni jefes, ni estructura vertical habitan el centro cultural. Más bien se vive un estado asambleario, un espíritu de cooperación en plena horizontalidad y autogestión. Y tal como en los primeros años, las decisiones se siguen tomando en asamblea.
Domínguez, quien es docente de teatro e integra el equipo coordinador, destaca a LA CAPITAL que en la actualidad, el América da trabajo a cuarenta personas a través de alguna de las cooperativas de trabajo. Funciona la cooperativa Caminantes (de permacultura y bioconstrucción), una cooperativa gráfica y una de alimentos.
Además de los talleres artísticos y de la Escuela de Teatro Praxis, en esta enorme esquina ubicada frente a la plaza Dardo Rocha funciona la sala El sótano con actividad durante todo el año y una escuela secundaria para adultos. Trabaja el Colectivo Crisálida, que vincula arte con salud mental, y también la Asamblea de Varones Antipatriarcales, de acuerdo a la importancia que tiene el feminismo en este lugar.
“El balance es sumamente positivo”, destaca la actriz. “Crecimos en infraestructura, desde lo que se ve de afuera, hasta en lo ideológico. Los pasos que hemos dado en el América Libre son cada vez más hacia esa proyección de una mejor sociedad”.
-¿Se resignifica en la actualidad, en este contexto actual de Argentina, un espacio como el América?
-Cada vez que se viene un cumpleaños empezamos a hacer un balance y empezamos a proyectar qué queremos decir, con qué consigna vamos a salir. Y nos pasó que en este momento se dio la necesidad de empezar a pensar en la defensa de la cultura popular y participativa. Hace poco desapareció un ministerio de Cultura y vemos que el avasallamiento que (el gobierno) vienen haciendo sobre todo tipo de derechos es gigante. En este contexto se da que haya espacios como el América, que los tomamos como trinchera y bandera para seguir luchando. Son sumamente necesarios. Es un espacio de encuentro que va más allá de lo partidario. Creemos que solo el pueblo salvará al pueblo, creemos en el poder popular. Y es lo que vamos a militar fuertemente este mes.
-¿Cómo recordás los primeros años?
-Era increíble el esfuerzo, el esfuerzo que hicimos por mantener este espacio. Hemos dejado mucho de nosotros acá adentro, la gente te decía ‘otra vez tenés que ir’. Y es que era tu lugar, se siente como tu casa. Al principio no teníamos limpieza, después de cada actividad había que quedarse limpiando, el techo se caía, los baños se inundaban, todo llevó mucho trabajo. Era más fácil desistir, hubiera sido mucho más fácil.