El equipo marplatense debutó en casa con empate 0-0 ante San Martín de San Juan. Su juego tuvo carencias y el resultado no fue el deseado. Sin embargo, contó con algunos puntos altos y mostró una idea interesante que deberá pulir.
Por Juan Miguel Alvarez
Hay que perfeccionar mucho la idea. Pero en su presentación, el Alvarado de César Vigevani mostró buenas intenciones y algunos intérpretes que pueden elevar el bajo nivel de la temporada pasada en la Primera Nacional de fútbol.
El balance ante San Martín de San Juan (0-0) fue negativo. De hecho, el arquero Juan Manuel Lungarzo evitó la derrota. El local no eligió bien los caminos en ataque y tampoco estuvo sólido atrás.
Está claro que fue un partido con muchos condicionantes: el debut de un equipo renovado casi en su totalidad, ante un marco inusual para muchos futbolistas, algunos de los cuales nunca habían pisado el José María Minella. Hubo ansiedad y nerviosismo.
Tal como anunció en la previa el nuevo DT, Alvarado intentó ser protagonista. Se plantó en campo contrario con mucha gente y en el primer tiempo generó espacios a partir de la movilidad. Fue un equipo más dinámico que en gran parte de 2022. Sin embargo, tomó malas determinaciones y estuvo muy impreciso.
Tampoco contó con una sólida organización defensiva. El rival apostó a las transiciones rápidas y lo encontró desarmado. A veces por falta de personal en el retroceso, otras por fallas de coordinación para cubrir espacios. También hubo errores individuales.
En el segundo tiempo, el desarrollo se modificó a partir de la expulsión de Jonathan Blanco porque, lógicamente, San Martín se abroqueló en los últimos metros de su campo. Alvarado movió fichas con los cambios, pero jamás logró profundidad. Ni siquiera pateó al arco. Encima, sobre el cierre quedó muy mal parado y necesitó por tercera vez de una intervención determinante de Lungarzo.
El arquero, bien ubicado, tapó dos definiciones cómodas no bien resueltas por la visita en el inicio del complemento. Y, ya en tiempo de descuento, achicó muy bien ante un atacante que corrió solo desde mitad de cancha en posición frontal.
De los jugadores de campo sobresalió Guido Vadalá, quien partió como extremo derecho, en algún momento se instaló a la izquierda, pero también buscó romper por el centro. Estuvo rápido, se desmarcó continuamente, conectó con sus compañeros y, además, fue el único capaz de filtrar pases-gol.
Faltó algo de sintonía, ya que las tres veces que encontró los huecos el receptor partió apenas adelantado. El ex Boca tuvo la chance más clara del equipo marplatense luego de ganar en velocidad tras un envío largo, pero definió al cuerpo del arquero.
José Luis Fernández, otro de buen debut, clarificó las salidas y tuvo un gran despliegue. Dejó en claro que pretende defender en la cancha el cartel con el que llegó por su trayectoria.
Hay mucho para corregir. Lo lógico tras una primera fecha, con un equipo con 18 refuerzos, de los cuales ocho fueron titulares y otros cuatro ingresaron en el complemento. La historia recién comienza y se puede escribir de otra manera.