La Organización Mundial de la Salud considera al ACV la segunda causa de muerte a nivel mundial. Especialistas advierten que la apnea es una causa determinante de los accidentes cerebrovascular.
Especialistas alertaron que dormir menos de siete horas aumenta el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular (ACV). “Cada hora de menos de descanso incrementa la incidencia de eventos vasculares y de muerte” precisaron.
“Sabemos que dormir una cantidad de horas diferente a las recomendadas se relaciona con un mayor riesgo de padecer patologías vasculares y puntualmente accidente cerebrovascular o ACV. El promedio general de horas de sueño es de entre seis y ocho, razón por la cual se estableció que un descanso de siete horas es lo indicado”, señaló a Télam Julieta Camji, neuróloga especialista en Medicina del Sueño de la clínica La Sagrada Familia,
Camji destacó que “cada hora de menos que se duerma incrementa la incidencia de eventos vasculares y de mortalidad”.
Pero si bien los factores que influyen en la relación entre la cantidad de horas de sueño y los eventos vasculares son múltiples -por ejemplo la disminución de las defensas, tabaquismo o diabetes-, lo cierto es que para los especialistas hay una causa que es determinante: la apnea del sueño.
“Lo que ocurre en la apnea es que la falta de oxígeno produce pequeños despertares. La persona tiene un sueño fragmentado en el que se liberan sustancias como adrenalina y noradrenalina, porque se activa el sistema de alerta que tiene el organismo, y eso incrementa la frecuencia cardíaca y la presión arterial”, explicó Camji.
La neuróloga manifestó, además, que “la apnea también produce trastornos a nivel del endotelio (tejido que tapiza interiormente el corazón), lo que favorece la formación de trombos y lo que llamamos ‘cambios microvasculares’, es decir en las arterias más chiquitas”.
La apnea se presenta frecuentemente en personas con sobrepeso u obesidad, así como también en quienes tienen el maxilar inferior corto en relación al superior, algunas particularidades en el paladar o la vía respiratoria y en quienes poseen amígdalas grandes.
Por otro lado, la apnea es frecuente en quienes roncan, ya que el ronquido no es otra cosa que el sonido de la obstrucción: la vibración que genera el paso del aire a una vía estrecha.
“Si pensamos en la prevención del ACV es importante buscar a estos pacientes, ya que es posible que no tengan otros factores de riesgo como el tabaquismo o la hipertensión pero sí lesiones microvasculares asintomáticas que van produciendo pequeñas isquemias y lesiones cerebrales que a la larga se convierten en un daño mayor”, completó el neurocirujano Pedro Lylyk, director del instituto médico Eneri y de La Sagrada Familia.
Consultados sobre las estrategias para dormir más y mejor, los especialistas señalaron que existen una serie de medidas llamadas “higiénicas” que lo favorecen.
Por un lado, se debe disminuir el contacto con la luz artificial a medida que se va haciendo de noche, así como también evitar el contacto hasta tarde con dispositivos eléctricos como la televisión, la computadora o el smartphone.
“También es importante comer liviano lo más temprano posible y no irse a la cama inmediatamente, así como reducir la ingesta de estimulantes como el café o el mate desde las 18 y evitar las siestas. Una buena alternativa es establecer una rutina: ponerse el pijama, lavarse los dientes y utilizar la cama sólo para dormir”, refirió la especialista de La Sagrada Familia.
Un ACV se produce cuando se interrumpe el flujo de sangre al cerebro, y puede ser de dos tipos: isquémico, que es el más frecuente y consiste en el bloqueo del vaso sanguíneo debido a un coágulo de sangre, o hemorrágico, que se presenta a partir de la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al ACV la segunda causa de muerte a nivel mundial, mientras que si se piensa en la discapacidad encabeza la lista: una vez que se desencadena hay menores posibilidades de recuperación por cada minuto que pasa, ya que las neuronas van muriendo progresivamente.
“En Argentina se producen entre 100.000 y 120.000 eventos por año, por lo que es imprescindible la concientización. Para eso se estableció la regla de las ‘5C’, que permite reconocer los signos de alarma: cuerpo (parálisis o cosquilleo de un solo lado, especialmente en pierna y brazo), confusión para hablar o entender, ceguera (visión borrosa o pérdida repentina), caminata (no poder avanzar o perder el equilibrio) y cabeza (dolor severo, repentino y persistente)”, recordó Lylyk.