Para el periodista Carlos del Frade, el Gobierno "usa el narcotráfico como su relato", así como la cuestión de los Derechos Humanos fue funcional al relato del kirchnerismo.
Al asumir, en diciembre de 2015, Mauricio Macri proclamó que el gobierno de Cambiemos habría de tener tres prioridades: “pobreza cero, derrotar al narcotráfico y unir a los argentinos”.
El periodismo de la ciudad tiene la posibilidad de consultar sobre el cumplimiento o no de la segunda de esas prioridades, a casi dos años de ese pronunciamiento, a uno de los más esforzados periodistas de investigación en el tema.
Se trata de rosarino Carlos del Frade, escritor, periodista, autor de numerosos libros, varios de ellos dedicados al narcotráfico, docente universitario y actual diputado provincial por el Frente Social y Popular de Santa Fe.
Del Frade será panelista hoy desde las 18 en la jornada sobre “Comunicación desde los Trabajadores” que ofrecerá el Sindicato de Trabajadores de Luz y Fuerza en su sede de Olazábal y 25 de Mayo.
A mitad de año, precisamente en el Día Internacional de la Lucha contra el Narcotráfico, Del Frade y otros representantes de su sector presentaban en la cámara de Diputados santafesina el informe Narcotráfico, Poder y Esperanza. dando cuenta de “la geografía del negocio en esa provincia y también en las de Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba”.
– Diputado…¿el país va camino de derrotar al narcotráfico?
– El macrismo usa el narcotráfico como su relato, así como la cuestión de los Derechos Humanos fue funcional al relato del kirchnerismo. El combate al narcotráfico está basado fundamentalmente en la ley del narcomenudeo, la 26.052, que ha duplicado la población carcelaria, especialmente en la provincia de Buenos Aires, pero el narcotráfico sigue su aumento geométrico en toda la Argentina. Somos los segundos exportadores de metanfetaminas de América hacia Europa, el primero es Brasil. Somos los terceros exportadores de cocaína de América hacia el mundo, después de Colombia y de Brasil.
Y acabamos de exportar hace dos meses atrás desde Bahía Blanca nada menos que una tonelada de cocaína al puerto de Ontario, Canadá. ¿Cómo pudo suceder esto? Entre otras cosas por la resolución número 37 del macrismo del 31 de enero de este año por la que dispuso que el Senasa ya no controle más lo que entre y salga de los puertos. Y es así que sale una tonelada de cocaína.
– Pero se escuchan desde niveles altos expresiones resueltas de luchar contra el negocio narco…
– Hay voluntades individuales de luchar contra el narcotráfico, ciertamente, pero a la vez hay políticas que están favoreciendo los grandes negocios del sistema capitalista, que desde hace 50 años cuenta con cinco arterias que alimentan su corazón: el petróleo, las armas, los medicamentos, el narcotráfico y la trata de personas. La exportación de cocaína desde el puerto de Bahía Blanca de hace dos meses, de la que te hablaba, lo marca de una manera palmaria y concreta. La información sale de Canadá primero, lo que genera además que por más combate que se dé al narcotráfico se ha triplicado la cantidad de droga incautada en los primeros meses de 2017, con respecto a los mismos meses de 2016. Con lo cual, el negocio sigue para adelante por más que se hayan duplicado las causas y los encarcelados por narcomenudeo. Fue una tonelada de cocaína que atravesó varias provincias argentinas, se produjo esa cocaína en algún lado y se terminó exportando.
– ¿Qué supone decir que es un negocio que va de arriba a abajo?
– Mientras se castiga siempre para abajo se deja en absoluta libertad a los titiriteros del negocio que son delincuentes de guante blanco, que son empresarios con conexiones políticas para lavar el dinero de lo que va circulando en los distintos barrios de cada una de las grandes ciudades.
– ¿Qué información tiene sobre narcotráfico en la provincia de Buenos Aires?
– En la provincia de Buenos Aires, igual que en las otras grandes provincias del país (también Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Tucumán), en cuanto a lo que podríamos decir como grandes carteles, en realidad refieren a las policías provinciales, y después existen vínculos narcopoliciales con distintas bandas en distintos lugares. Y en Mar del Plata, creo, pasa como en Rosario en 2004: a las trabajadoras sexuales muchas veces se les exige que vendan droga para recaudar a favor de elementos de la policía.
– El tema es muy delicado, claro está. ¿Ha recibido amenazas?
– Hemos tenido bastantes problemas de presiones y amenazas. Pero se debe seguir porque hay una gran hipocresía. Hay negocio de distintas maneras. Una es que las adicciones no son tratadas por el Estado en forma gratuita. Así se da el gran negocio para las organizaciones privadas que internan a los chicos y chicas que son consumidores-consumidos. Otro negocio consiste en que el narcotráfico no se ataca como lo que es, un negocio de arriba hacia abajo. Los pibes en un primer momento en los barrios son usados por la policía, que al mes después los terminan metiendo presos por narcomenudeo y en Rosario los hacen matar entre ellos para que se queden con el puestito de venta de merca, el que les termina dando un dinero de 600 a 700 pesos diarios, que ningún plan social les da, como tampoco se los da el trabajo ausente en las grandes barriadas de las grandes provincias argentinas.
– ¿Acaso no hay margen para una esperanza?
– No hay posibilidad de esperanzarse con la gran política porque como estamos en la revisión del Plan Colombia y el decreto 228 es muy claro al respecto. Sí tengo esperanza en los barrios, en la reacción de la gente común. Aquí se sabe que para combatir esto, para dar vuelta el 2 a 0 que el sistema siempre le ofrece a un pibe que abandona la secundaria, acercándole drogas y armas, hay que convertirlo en un 5 a 2 . Y para eso hay que poner trabajo, educación, cultura, alegría y deporte y esa exigencia cada vez se va a ser más masiva y más sonora, y cuando eso pase ahí va a comenzar el principio de la necesidad de la transformación.