Un talibán hizo explotar las bombas que portaba en el parque Gulshan Iqbal cerca de una zona infantil. La organización Jamaat ul Ahrar afirmó que el objetivo eran los cristianos que celebraban la Pascua.
ISLAMABAD, Pakistán.- Al menos 63 personas murieron y 290 resultaron heridas, entre ellas mujeres y niños, en un atentado suicida ocurrido hoy en un parque de la ciudad de Lahore, en el este de Pakistán.
“Un suicida hizo explotar las bombas que portaba en el parque Gulshan Iqbal cerca de una zona infantil en torno a las 19” (11 hora argentina), dijo a EFE el portavoz policial del área, Mohamed Salim.
El agente indicó que las 290 personas que resultaron heridas están siendo trasladadas a hospitales.
El grupo talibán Jamaat ul Ahrar asumió la autoría del atentado y afirmó que el objetivo eran los cristianos que celebraban la Pascua.
“Reclamamos la responsabilidad del ataque contra los cristianos que celebraban la Pascua”, dijo el portavoz del grupo islamista Ehansullah Ehsan al diario paquistaní The Express Tribune.
La organización terrorista indicó que este atentado forma parte de una serie de operaciones bautizadas como “Saut-ul-Raad” (la voz del trueno), que continuarán a lo largo de 2016.
Por otro lado, un portavoz de los servicios de rescate de la ciudad, Jam Sajjad, explicó a EFE que el parque Gulshan Iqbal tiene una gran extensión, con zona de actividades para niños, y que en el momento de la explosión el lugar estaba lleno de familias que van a pasar allí la tarde los fines de semana.
El Gobierno provincial del Punjab, cuya capital es Lahore, informó en su cuenta de la red social Twitter que se declaró el estado de emergencia en todos los hospitales de la ciudad y anunció tres días de luto oficial.
A mediados de marzo, 15 personas murieron y 30 resultaron heridas en un atentado con bomba contra un autobús en el que viajaban empleados del Gobierno en la ciudad de Peshawar, en el noroeste del país.
A pesar de ello, los atentados talibanes se han reducido tras el comienzo de una operación militar en las zonas tribales en 2014 y que todavía continúa en la que han muerto unos 3.500 insurgentes, según el Ejército.