La satisfacción de Mariano Mastromarino, con LA CAPITAL. El marplatense fue el mejor argentino ubicado en el Maratón de los Juegos Olímpicos, en el puesto 53. "Cuando regresamos al Sambódromo y corrí la recta final, que parece interminable, se me pasaron millones de cosas por la cabeza como toda mi vida atlética", expresó "el Colo" con emoción en la llegada.
Por María Julia Caro
Desde Río de Janeiro
“Ahora sí puedo decir que soy olímpico”, le dijo con emoción a LA CAPITAL el atleta marplatense Mariano Mastromarino, quien resultó el mejor argentino en el Maratón (42.195 kilómetros) de los Juegos Olímpicos de Río 2016, al llegar en el puesto 53 con un tiempo de 2h18m44s.
Los otros corredores nacionales que participaron fueron Luis Molina, quien finalizó en el puesto 89 con 2h23m55s, y Federico Bruno, 137 con 2h40m05s. El keniata Eliud Kipchoge ganó la prueba con un tiempo de 2h08m44s. Lo escoltó el etíope Fyisa Lilesa con 2h09m54s y tercero fue el estadounidense Galen Rupp con 2h10m05s.
En todo momento se lo notó muy bien físicamente al marplatense que no le afectó la carrera como a muchos otros competidores. Hubo 15 abandonos de los 155 competidores que participaron en una jornada lluviosa y húmeda que se vivió en Río de janeiro. “Me siento muy feliz porque pude terminar la carrera. Venía muy bien de ritmo y estaba haciéndola como yo quería pero en el kilómetro 30, cuando tenía que empezar a levantar el ritmo me agarró una puntada en el vaso. Recién en el kilómetro 36 se me fue la molestia y pude retomar el ritmo. Estoy muy contento pero a la vez, me queda ese sabor que podría haber llegado un poquito más rápido a la meta”, analizó Mariano una vez que concluyó la carrera.
Al comienzo de la prueba los tres argentinos arrancaron en el mismo pelotón Una vez que avanzaron los kilómetros se fueron separando. “Corrimos juntos con Luis (Molina) hasta el km20, después él se empezó a quedar y yo por suerte pude aumentar el ritmo. Federico (Bruno) salió un poco más lento y no pudo concretar la intensión de cambiar el ritmo por una molestia muscular”.
El corredor oriundo de Concordia, Entre Ríos, se demoró en la llegada porque durante la prueba sufrió calambres en varias zonas de las piernas, incluso una sobrecarga en el isquiotibial que lo hizo pasar la meta con un galope lateral un tanto particular. Un gesto para destacar del paraguayo Derlys Ayala, quien lo esperó y alentó para llegar juntos al objetivo. Estos ejemplos son los que se viven y se descubren en la vida olímpica.
En los últimos metros de su carrera, Mastromarino comenzó a levantar sus brazos y festejar por haber cumplido su sueño. “Cuando regresamos al Sambódromo y corrí la recta final, que parece interminable, se me pasaron millones de cosas por la cabeza como toda mi vida atlética. Toda la gente que me acompañó siempre como mis amigos, mi familia y mis entrenadores Leonardo Malgor y Daniel Díaz. Muchas personas que me apoyan y entienden que nuestro sueño era llegar y lo logramos. Pensar que hace cuatro años estaba en mi casa sin ver los Juegos Olímpicos y ahora soy parte. Ahora sí puedo decir que soy olímpico. Me tengo que hacer el tatuaje como prometí”, contó entre risas y lágrimas Mariano. Y también confesó: “el día que intenté hacer la marca para Londres 2012 y no la conseguí (en la prueba 3000 con obstáculos), esa misma tarde no me quedé en mi casa llorando, sino que fui a lo de Leo (Malgor) y le dije arranquemos a entrenar porque quiero ir a Rio. No bajé los brazos, la peleé y acá estoy, luché y llegué”.
Recordemos que los dos corredores marplatenses, Mastromarino y Peralta, entrenaron previo a los Juegos en Paipa, Colombia durante tres semanas para aclimatarse y terminar de preparar el maratón. Pero esos sacrificios incluyen estar lejos de los seres queridos. Mariano extrañó mucho a su familia especialmente a su mujer Mariana y su pequeña hija Morena de tres años. “Antes de largar la carrera no había podido estar con mi familia. Sabía que estarían y las encontré junto a mis amigos que alentaban y gritaban colgados de la baranda. Fue muy emocionante como toda la carrera que fui distinguiendo muchos saludos. La gente en general nos alentaba a todos durante el recorrido. Hicimos un gran esfuerzo para llegar acá no sólo yo sino también Marita (María de los Ángeles Peralta, la marplatense que participó en el maratón femenino la semana pasada y tuvo que abandonar en el kilómetro 19 por una tenosinovitis inflamación en el tendón de la pierna derecha) fueron muy duros los días que pasamos juntos. Ella no dejó a sus hijas 40 días para venir a los Juegos y abandonar. La gente tiene que entender eso sobre todo algunos que se hacen llamar entrenadores en Mar del Plata que la están criticando sin saber el esfuerzo que ella hizo para estar acá”, expresó “el Colo”, al defender a su compañera.