Varios miembros de la misión permanecerán "hasta el domingo o el lunes para proseguir la evaluación" de la situación de la planta, anunció Grossi, que integró el equipo de 14 inspectores que durante el día visitó Zaporiyia.
El jefe de la agencia nuclear de la ONU, el argentino Rafael Grossi, afirmó que “la integridad física” de la central ucraniana de Zaporiyia fue “violada”, tras comenzar la inspección a la instalación ocupada por tropas rusas y bombardeada en las últimas semanas.
“Es evidente que (..) la integridad física de la planta fue violada en varias ocasiones”, declaró Grossi al regresar a territorio controlado por Ucrania tras inspeccionar durante el día la planta nuclear, la más grande de Europa.
“Carecemos de elementos de evaluación” pero “esto no puede volver a suceder”, agregó el director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Varios miembros de la misión permanecerán “hasta el domingo o el lunes para proseguir la evaluación” de la situación de la planta, anunció Grossi, que integró el equipo de 14 inspectores que durante el día visitó Zaporiyia.
“Tenemos mucho trabajo para analizar ciertos aspectos técnicos”, señaló.
El OIEA quiere “establecer una presencia continua” en el lugar, indicó, sin otras precisiones.
“Hemos podido visitar todo el sitio. Yo estuve en las unidades (de reactores), vi el sistema de emergencia y otros espacios, las salas de control”, acotó.
Grossi elogió al personal ucraniano que sigue trabajando en la central bajo control ruso desde marzo y destacó su “nivel de profesionalidad increíble”.
Describió igualmente la “situación bastante difícil” que enfrentó su equipo, que oyó tiroteos durante el trayecto a la central y al cruzar la línea de frente entre tropas ucranianas y rusas.
“Hubo momentos donde los disparos eran evidentes, de ametralladoras pesadas, artillería, morteros en dos o tres ocasiones. Estábamos muy preocupados”, refirió Grossi.
Los inspectores entraron el área desde las zonas controladas por Ucrania. Esa una condición de Kiev, que temía que la visita legitimara la ocupación rusa.
Los expertos, vestidos con chalecos azules y cascos, llegaron al recinto a pesar de que horas antes se produjeron nuevos bombardeos que obligaron al operador ucraniano a desconectar la red eléctrica de uno de los seis reactores.
“Es la segunda vez en los últimos diez días que las acciones criminales de los militares rusos provocan el cierre de la unidad”, afirmó el operador, Energoatom.
“Es hora de dejar de jugar con fuego y tomar medidas concretas para proteger esta instalación y otras similares de cualquier operación militar”, dijo en Kiev el director general del Comité Internacional de la Cruz Roja, Robert Mardini.
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso aseguró que decenas de saboteadores del ejército ucraniano habían cruzado en embarcaciones el río Dniéper, que separa sus posiciones, a tres kilómetros al noreste de la central, e indicó que había tomado “medidas para destruir al enemigo”.
Por otro lado, Rusia solicitó una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para hablar sobre la planta de Zaporiyia, dijo hoy el representante permanente adjunto ante el organismo, Dmitri Polianski.
“A la luz del bombardeo continuo de la central nuclear de Zaporiyia por parte de Ucrania y el intento imprudente de hoy por parte del régimen de Kiev de descarrilar la visita al sitio de la misión del OIEA solicitamos una sesión informativa el 6 de septiembre”, escribió Polianski en las redes sociales.
Indicó que la reunión se realizaría con la presencia de Grossi, y el jefe de la ONU, António Guterres como informadores, informó la agencia de noticias Sputnik.
También en el plano político del conflicto, el Kremlin advirtió a la Unión Europea (UE) que responderá la decisión tomada ayer por los cancilleres del bloque de suspender el acuerdo de facilitación de los visados que estaba en vigencia desde junio de 2007.
“Nos reservamos el derecho a responder para proteger los intereses de nuestros ciudadanos”, señaló la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajarova, en un comunicado en el que matizó que su país no imitará la política “irracional” de la UE de “quemar puentes entre la gente” y calificó de “intento de injerencia abierta en los asuntos de Rusia”.
El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, por su parte, dijo que la decisión de los 27 países de la UE es “ridícula y absurda” además de “mala para los rusos, a quienes les llevará más tiempo y será más difícil obtener visados”.
Advirtió además que el Kremlin tomará medidas recíprocas que también “volverían la situación más difícil para los europeos”, aunque no detalló cuáles serán.
El acuerdo alcanzado ayer en Praga desnuda las diferencias con que el bloque enfrenta el espinoso temas de las sanciones a Rusia y las complejidades institucionales de avanzar en medidas que exigen unanimidad de los integrantes.
El presidente francés, Emmanuel Macron, defendió su política de mantener el diálogo con Rusia como un medio para “preparar la paz” e impedir que Turquía sea el único interlocutor de Moscú.
“¿Quién quiere que Turquía sea la única potencia mundial que continúa hablando a Rusia?”, se preguntó el presidente durante un discurso ante los embajadores franceses reunidos en el Palacio del Elíseo, sede de la presidencia en París.
Desde que Rusia lanzó su invasión de Ucrania en febrero, Macron habló en numerosas ocasiones con su par ruso, Vladimir Putin, la última de ellas el 19 de agosto tras una pausa.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien ha tenido una relación tensa con su par francés, ha desempeñado activamente un papel de mediador en el conflicto, reuniéndose en persona con Putin y con el jefe de Estado ucraniano, Volodimir Zelenski.
Putin justificó en Kaliningrado su ofensiva en Ucrania, al afirmar que Kiev ha creado un “enclave antirruso” en su territorio que amenaza a Moscú y a las regiones rusoparlantes del este de ese país europeo.
“En el territorio de la actual Ucrania comenzaron a crear un enclave antirruso que amenaza a nuestro país, por lo que nuestros muchachos luchan para proteger a los habitantes del Donbass y a la propia Rusia”, dijo jefe el Kremlin en una reunión con alumnos en Kaliningrado, el enclave ruso ubicado entre Polonia y Lituania.