Los cooperativistas denunciaron el abandono del municipio y advirtieron que, debido a su deterioro, la planta podría dejar de funcionar. Reclamaron que la comuna cumpla con las inversiones que se había comprometido a hacer y que revitalice la separación en origen.
Los asociados a la cooperativa Cura plantearon ayer su inquietud por el grave deterioro de las instalaciones de la planta de recuperación de residuos y reclamaron que la gestión del intendente Carlos Arroyo cumpla con un convenio por el cual el municipio se había comprometido a proveer nuevos equipos y a realizar una serie de inversiones destinadas a mejorar e incrementar su producción.
Los integrantes de la cooperativa expresaron sus preocupación durante una jornada de trabajo convocada por la concejal de Unidad Ciudadana, Marina Santoro, en el recinto del Concejo Deliberante.
En ese marco hubo fuertes críticas por el nulo apoyo brindado a la entidad y se escucharon quejas por la discontinuidad de las políticas destinadas a fomentar la separación en origen.
Según le explicó a LA CAPITAL el presidente de Cura, Daniel Figueroa, la entidad está constituida por 34 trabajadores, quienes con el actual nivel de producción de la planta apenas obtienen ingresos de “entre 1.800 y 2.000 pesos por semana”.
Figueroa explicó que la escasa actividad que se registra en el establecimiento obedece a una menor generación de residuos recuperables y a que también la basura que llega a manos de los cooperativistas es “de menor calidad” ya que ante la falta de campañas de difusión, los vecinos cumplen cada vez menos con las pautas de separación en sus propios domicilios.
Sumado a eso, la principal maquinaria utilizada para transportar y clasificar los residuos funciona de una manera “defectuosa” debido a su acelerado proceso de deterioro.
“Este equipo, que venimos usando desde el año 2012, está preparado para recibir residuos secos y el hecho de que llegue cada vez más basura orgánica mezclada provoca que sus componentes se mojen y sean afectados por la corrosión”, explicó.
Figueroa destacó que debido a todos estos problemas, la planta no está en condiciones de incorporar a un mayor número de operarios, a pesar de que en los proyectos originales, estaba prevista la posibilidad de generar unos 100 puestos de trabajo.
“Hoy, así como está, la planta no da para más”, aseguró.
Durante el debate los integrantes de Cura advirtieron que en estas condiciones existen riesgos de que la planta deje de funcionar, frente a lo cual reclamaron que la comuna cumpla con un convenio firmado en 2015, por el cual se había acordado que el Ente de Servicios Urbanos proveería nuevos equipos, repuestos y servicios de mantenimiento y capacitaciones.
“Nada de eso se hizo”, aseguró el abogado de la entidad, quien pidió que el gobierno comience a cumplir con sus compromisos para evitar que esa misma demanda deba hacerse a través de la Justicia.
“Hoy la separación que hacen los vecinos es cada vez peor, no hay campañas de difusión y los grandes generados que podrían hacer un gran aporte no colaboran. Por eso tenemos un sueldo que apenas nos permite sobrevivir y la planta se está viniendo abajo”, advirtió por su parte Gabriela Rodríguez, una de sus trabajadoras.
Sumado a eso los cooperativistas explicaron que debido a la falta de apoyo oficial actualmente no están en condiciones de agregarle valor a su producción ya que carecen de equipos que les permitan transformar el vidrio, los plásticos, el papel o los residuos textiles. “Por eso los tenemos que vender por kilos a un único comprador que fija el precio y por eso tenemos una bajísima rentabilidad”, explicaron.