El 54,55% de las personas con problemas para dormir informó que se encuentra atravesando una crisis y de ellas, el 49,44% mencionó la crisis financiera.
El 15 de marzo pasado, el diario español “El País” se hizo eco de un estudio realizado por el Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El estudio, realizado con muestras a nivel nacional, reveló que un 75,95% de los argentinos presentan una alteración del sueño de algún tipo. De esos datos se puede extraer que el 38,61% presenta insomnio o imposibilidad para conciliar sueño continuo y un 21,39% duerme menos de las ocho horas recomendadas.
Asimismo, el estudio demuestra que existe una relación directa importante entre la situación económica que atraviesa el país y la problemática: El 54,55% de los participantes con problemas para dormir informó que se encuentra atravesando una crisis y de ellos, el 49,44% mencionó la crisis económica.
Para conocer con mayor detalle la situación y sus consecuencias para la salud, desde Portal Universidad se pusieron en contacto con Leonardo Pontoriero, licenciado en Psicología. Respecto de la relación entre la inestabilidad económica y los trastornos del sueño dijo: “Hay que pensar la relación entre la situación económica del país con los efectos que tiene en cada situación personal, familiar, interpersonal y vincular. Cómo se afectan estas relaciones es lo que en definitiva a los seres humanos nos inquieta. La incertidumbre y la inestabilidad generan situaciones de estrés, de vulnerabilidad, de déficit del yo y por tanto eso impacta directamente en el descanso. Hablamos de crisis que vienen desde largo tiempo, una cosa es la crisis eventual que deriva de una situación traumática breve y otra la crisis estructural como las que se viven en los últimos tiempos”.
“Estos trastornos no sólo se limitan al plano de lo económico, sino que se relacionan una serie de variables relacionadas con lo social, con lo que hemos vivenciado a partir de la pandemia y la pospandemia. Todo tiene que ver con esta situación un poco precaria con relación a la posibilidad de pensarnos en una estabilidad y de pensarnos en una anticipación posible de lo que va a pasar. La situación económica es la misma, no obstante los individuos somos todos distintos y todos vivenciamos esas crisis de manera distinta. Cada cual a su manera, a partir de su estructura y de cómo maneje defensivamente lo que ocurre, va a tener distintos tipos de reacciones y de vivencias. Hoy mucha gente está sintiendo angustia, ansiedad, depresión, malestares directamente relacionados con estas situaciones”, agregó.
Es importante destacar que la crisis económica y la situación social no impactan de la misma forma en todas las personas. Al respecto, Pontoriero manifestó: “Tiene que ver con la forma de vivenciar, hay personas que quizás con escasos recursos duermen perfectamente bien y viceversa. Lo que se pone en juego ahí es qué es lo que genera esa zozobra que a uno le hace perder esa capacidad de dormir: el sueño tiene componentes emocionales muy profundos y la posibilidad de generar un buen sueño se relaciona con la posibilidad de construir una vida donde uno se pueda predisponer a descansar y dormir. Se requiere tranquilidad para dejarse llevar por el sueño y poder entregarse a ese momento tan particular cuando uno se duerme y pone en funcionamiento otro tipo de mecanismos psíquicos. Hay personas que están muy perturbadas y tienen sueño inadecuado, mínimo y aunque duerma cantidad de horas suficientes siente que no ha descansado por estas disomnias que generan a situaciones de angustia personal y vincular”.
En cuanto a la existencia de una relación directa entre la profundización de la crisis económica y el aumento de consultas de pacientes, Pontoriero expresó: “La incidencia de la crisis en la consulta en clara, pero no es que el paciente tiene problemas para dormir por que subió el dólar y viene a consulta. Hay un rodeo mucho más sutil e indirecto y viene por otras cuestiones. Las situaciones de crisis social exacerban todas las demás situaciones, y uno se siente más vulnerable, los problemas familiares son más acuciantes las sensaciones de abandono se sienten más dolorosas, la soledad se siente de manera más tremenda. El paciente viene por otra cuestión pero a partir de algún rodeo aparecen estas sensaciones donde se pone de manifiesto este estado de incertidumbre que empaña todas las relaciones y la relación con uno mismo a partir de la incertidumbre económica”.
Consultado sobre las características que debe tener el sueño para considerarse sano, Pontoriero indicó: “Básicamente se trata de poder dormir, poder descansar y sentir que en el momento que uno se acuesta logra conciliar el sueño, lo puede sostener al menos durante las ocho horas que corresponden a un descanso. Descansar bien implica poder dar lugar a los sueños, que los sueños de alguna manera velan por la seguridad de nuestro dormir. La calidad del sueño tiene mucho que ver con la posibilidad de un buen soñar y eso es lo que más vulnerado se manifiesta, la capacidad de soñar. Si uno sueña bien da lugar a las manifestaciones oníricas y está durmiendo como corresponde, porque son estas manifestaciones las que dan lugar a que se exprese todo lo que inconscientemente en la vida diurna no se puede expresar. Es un canal de descarga fundamental para tener un buen descanso”.
“Es cierto que mucha gente duerme mucho menos de 8 horas, habría que evaluar si la calidad del sueño es lo suficientemente adecuada como para poder no sentirte cansado, no estar en situación de estrés. Actualmente, la dinámica vital de la cultura en la que vivimos no nos permite dormir el tiempo que necesitamos, eso nos produce estrés y no nos damos cuenta que estamos estresados. Tengamos en cuenta que naturalizamos ciertas cuestiones que no son necesariamente sanas. Por dormir poco aparecen otro tipo de situaciones y perturbaciones que parece que no tienen nada que ver pero que tienen directa relación porque uno está más sensible y se siente más vulnerable, más frustrado. Estas emociones tienen directa relación con la falta de sueño. Todo esto impacta negativamente en la salud emocional y por ende en la salud en general”, afirmó.
Asimismo, respecto de cuáles pueden ser estos impactos en la salud de las personas, Pontoriero explicó: “La ansiedad es una de las manifestaciones que más aparecen en el contexto del consultorio. Angustia, ataques de pánico, sensación de ahogo, presión en el pecho, desmayo. También cuando esta situación se prolonga en el tiempo aparecen situaciones de depresión, desgano, falta de ánimo y de sentido vital“.
“Dormir es uno de los ámbitos más sensibles del ser humano. El ser humano atraviesa crisis eventuales de índole evolutiva donde se genera un estrés que eventualmente se supera y facilita el crecimiento. El problema surge cuando la crisis se instala de forma permanente. En esos casos, la situación es distinta porque uno tiene que estar inconscientemente poniendo en juego mecanismos de defensa muy arcaicos, con ciertas limitaciones en lo cotidiano y esto genera un esfuerzo psíquico que lógicamente va a repercutir en diferentes áreas de nuestra vida. Vivenciar todos los días sensaciones de sobresalto, inestabilidad y malestar social impacta negativamente en la calidad del sueño y en la vida de las personas”, concluyó.