Jamel Dunn, de 31 años, murió ahogado en una laguna de Florida, Estados Unidos y su muerte se podría haber evitado si los cinco amigos que lo grababan con un teléfono móvil, lo hubiesen ayudado.
Un grupo de cinco adolescentes que, en lugar de ayudar a un hombre que murió ahogado en una laguna de Florida (EE.UU.), se burlaron de él y le grabaron con un teléfono móvil, no serán encausados por negligencia criminal, informaron hoy las autoridades.
En el vídeo de dos minutos de duración divulgado por los medios se escucha a los adolescentes, de edades entre 14 y 16 años, riéndose del hombre que pide ayuda y lucha por mantenerse a flote en una laguna de Cocoa (costa este de Florida).
“El vídeo es muy duro de ver y escuchar. Es un asunto moral. Resulta difícil de creer que haya alguien que vea a una persona ahogándose y no haga nada para ayudarla o al menos intente comunicarlo” a las autoridades, dijo en una rueda de prensa el jefe de la Policía de Cocoa.
El Departamento de la Policía de Cocoa subió a su cuenta de Facebook un vídeo en el que Mike Cantoloupe, responsable de este cuerpo, relata a los medios lo “perturbador” de este caso y que debido a que no hay legislación al respecto, no se presentarán cargos criminales contra los chicos.
“No hay ley o norma que requiera que se reporte a las autoridades (estos casos), ni nada que diga que cuando alguien se está ahogando haya que reportarlo obligatoriamente”, dijo con tono de frustración Cantaloupe.
El suceso se produjo el pasado 9 de julio y el cuerpo del fallecido, Jamel Dunn, de 31 años, no fue recuperado tres días después. Pocas horas después del descubrimiento del cadáver fue que las autoridades tuvieron conocimiento de un vídeo subido a las redes sociales que muestra a Dunn en el agua pidiendo ayuda, mientras el grupo se burla de él y le insulta.
En un momento de la grabación se escucha al hombre gritar y a los adolescentes romper a reír.
Tras calificar de “cruel e inhumana” la reacción de los adolescentes, Cantaloupe reconoció que se sintió especialmente afectado por la falta de “remordimientos” e indiferencia mostrada por los chicos tras ser interrogados.