Cultura

“Admiro la capacidad de mutación del peronismo”

En la novela "La Plata, ciudad Eva Perón", Gustavo Rodríguez imagina una ficción inspirada en personajes reales de la política actual. Un libro con datos históricos que no busca ser una biografía.

por Luciana Mateo

lucianamateo@hotmail.com

Una joven nacida en Tolosa, La Plata, que milita en el peronismo, busca llegar al poder y lo consigue. Un adolescente radical que se escapó de la escuela para ir al funeral de Ricardo Balbín. Algunos personajes de la novela “La Plata, ciudad Eva Perón”, del historiador platense Gustavo Walter Rodríguez, son fácilmente reconocibles, otros no tanto.

Rodríguez escribió el libro en 2014. “En ese momento me parecía que la política estaba más para el lado de la ficción que del ensayo. Entonces bastante irrespetuosamente me largué a escribir una novela histórica”, cuenta a LA CAPITAL.

El libro comienza con la muerte de Evita, el 26 de julio de 1952, y el consiguiente cambio de nombre de La Plata por Ciudad Eva Perón.

“Me pareció un hecho muy fuerte a nivel de nuestra historia local aquella vez en que hubo un cambio de identidad de la ciudad, por lo menos nominal”, señala Rodríguez.

“Desde el punto de vista formal los ciudadanos que nacieron entre agosto de 1952 y septiembre de 1955 nacieron en la Ciudad Eva Perón; así constaba en las actas de nacimiento y en todos los documentos legales. También hubo un cambio en la denominación de los clubes -Estudiantes de Eva Perón y Gimnasia de Eva Perón- y cambiaron de nombre el Jockey Club y el Club de Pesca”, explica el historiador, y rescata que “la gente de la tradición no peronista lo tomó como un agravio”. “Fue algo novelesco”, considera hoy Rodríguez.

Rodríguez es licenciado en Historia. Es autor de varios cuentos costumbristas y de los libros “Estudiantes y La razón de mi vida”, “El dictador contra Estudiantes de La Plata” y “La iglesia y el peronismo”.

– En el período en que la ciudad se llamó Eva Perón nació Cristina Fernández, que claramente lo inspiró para idear a una de las protagonistas de la novela…

– Primero quiero aclarar que ésta no es la biografía de nadie, es ficción. Pero sí, Bárbara Sofía se inspira en esa figura, y juega con la continuidad del pensamiento de Eva en la figura de Cristina, esa continuidad entre el peronismo primigenio y el kirchnerismo. Trato, mediante la ficción, de ver las continuidades y también las diferencias.

– ¿Y para el personaje central masculino se inspiró en alguien en particular?

– Fabián es un personaje menor de la tradición no peronista, encarna al radicalismo, que históricamente tiene dificultades para el ejercicio de poder. Puse un personaje que no llega al poder pero que quiere jugar con su imaginación y en definitiva es, en algún punto, impotente. Y sí, está inspirado en algún personaje menor que he conocido yo.

– En la novela abundan las descripciones, ¿hay algo de autobiográfico en el libro?

– Nací en el ’63, como el personaje de Fabián. Hay un recorrido mío pero no es mi autobiografía, que además no le interesaría a nadie. Y también hay ficción.

– En la novela realiza un recorrido histórico y remarca sobre todo las transformaciones que ha sufrido el peronismo a lo largo de los años…

– Sí, admiro la capacidad de mutación y de ejercicio del poder del peronismo, esa continuidad que tiene bajo distintos ropajes. Me interesaba contraponerlo con la oposición, a la que le ha sido difícil gobernar. Y además está el tema de la confrontación y la violencia política. Los momentos de antinomia, sobre todo durante el gobierno peronista, luego entre el ’55 y el ’73, durante la vuelta de Perón, donde está fuerte esa contradicción peronismo-antiperonismo que después se diluye y queda -entre el ’73 y el ’76- esa lucha en el interior del peronismo, una interna que se resuelve en términos brutales entre la Triple A, Montoneros, la Concentración Nacional Universitaria (CNU)… Y también trato de contar cómo vivió el Proceso la gente despolitizada. La gran pregunta que hay en las sociedades cuando hay violaciones a los derechos humanos es ¿qué hacía el resto de la gente que no estaba politizada?

– ¿Y cómo recuerda que se vivió el regreso de la democracia?

– La emergencia democrática fue una gran ilusión y luego una desilusión, tal vez por las expectativas sobredimensionadas que nos habíamos hecho muchos, expectativas que, como estaban sobredimensionadas, no fueron del todo cumplidas.

Durante tres años, La Plata fue Eva Perón

El 8 de agosto de 1952 la Legislatura bonaerense sancionó la Ley provincial 5.685, que cambiaba el nombre de la localidad fundada en 1882 por Dardo Rocha y la convertía en ‘Eva Perón’. La iniciativa promovida por senadores del Partido Justicialista pocos días después de la muerte de Evita –el 26 de julio de 1952- fue un acto de homenaje a la ex Primera Dama que generó un fuerte impacto en la ciudadanía y no cayó para nada bien entre los antiperonistas.

La nueva denominación duró hasta septiembre de 1955, cuando la autoproclamada “Revolución Libertadora” que derrocó al gobierno de Juan Domingo Perón proscribió el peronismo. En ese marco, el interventor nacional en la provincia de Buenos Aires, Arturo Ossorio Arana, firmó el Decreto-Ley 10/55, que el 27 de septiembre de ese año devolvió a La Plata su nombre y escudo originales.

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