Según el periodista argentino, el líder nazi se alojó en un hotel en la zona de Tunja en 1954. Dice contar con documentos de la CIA.
por Miquel Vera
BOGOTA, Colombia.- En 1945, Adolf Hitler murió, eso dice la historia oficial, pero el periodista argentino Abel Basti, que investigó los pasos del dictador en América Latina después de la caída del Tercer Reich, asegura que dispone de “evidencias” que prueban que el Führer estuvo en Colombia en 1954.
“Tengo un documento de la CIA que dice que Hitler estuvo en Colombia, una foto también de la CIA de Hitler en la localidad de Tunja reunido con otro nazi llamado Phillipe Citroën en 1954. Además, durante mi estadía en Colombia he entrevistado a personas que aseguran que él estuvo aquí”, detalló el autor de “Los secretos de Hitler” (Planeta 2016), en una entrevista con la agencia de noticias EFE en Bogotá.
Basti, quien presentó su nueva obra en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo), explicó que ya realizó los trámites administrativos necesarios para solicitar que el Ministerio de Defensa de Colombia desclasifique los documentos que hacen referencia a los supuestos viajes del dictador al país sudamericano.
El periodista apuntó además que, según las informaciones que logró reunir hasta el momento, puede asegurar que el nazi se alojó en un hotel llamado Residencias Coloniales en la zona de Tunja, capital del departamento de Boyacá, en el centro de Colombia, que por aquel entonces estaba regentado por un alemán.
El autor afirmó que en esa zona del país, a solo 130 kilómetros de Bogotá, había una comunidad alemana muy importante que incluso le hacía a Hitler el saludo nazi.
“La última pata sería la información del Gobierno de Colombia, teniendo en cuenta los años transcurridos se podría pedir al presidente de Colombia la liberación de esta documentación trascendental para los colombianos y para la historia del mundo”, sostuvo.
Según Basti, Hitler recaló en Latinoamérica en los años cincuenta después de llegar en un submarino, con 56 años de edad, acompañado de su mujer y en buenas condiciones de salud física y psíquica, para acabar muriendo de vejez sin problemas de lucidez.
“Ya no era un personaje estratégico, a partir de la Guerra Fría el poder ya no pasaba por los caudillos como él, sino en función de quién tenia la bomba atómica”, abundó el periodista, que tiene en su haber una decena de obras que investigan la figura del Führer.
El periodista señaló que hay un antes y un después en la forma de contar la vida de Hitler tras la caída de Berlín en mayo de 1945 en manos de las tropas aliadas.
Incluso se remite a versiones del dictador soviético Iósif Stalin y del ex presidente estadounidense Dwight Eisenhower.
“Stalin dijo públicamente en conferencias de prensa que Hitler escapó en dirección a España o Argentina, esto está en los diarios, no es una información reservada. Eisenhower, que fue jefe del Estado Mayor durante la ocupación en Berlín antes de presidente de los Estados Unidos, en 1953 dijo que no tenían evidencias de que el dictador se suicidara en el búnker”, agregó.
Basti advirtió que esa versión de la huida de Hitler cambió tras la muerte de Stalin en 1953, cuando empezó a hacerse hincapié en la teoría del suicidio del Führer.
Entre otras cuestiones, el último libro de Basti relata las “complicidades y apoyos” que recibió Hitler durante su ascenso al poder, elementos que, a su juicio, explican la protección de la que disfrutó el dictador tras la caída del Tercer Reich.
“Hitler era el referente de la lucha contra el comunismo y toda la derecha internacional tenía que apoyarlo, eso significó una masa de financiación muy grande para que el nazismo ganara el poder en Alemania y se sostuviera en él”, aseveró.
Basti sentenció que cuando Hitler llegó al poder, el comunismo era una ideología con enorme penetración entre la clase obrera de países como España, Italia o la propia Alemania, fenómeno que el nazismo y el fascismo lograron “contener”.
“El nazismo impone el tema de la pureza de la sangre y quiebra la dicotomía anterior sobre la lucha de clases”, resolvió el escritor, quien reconoce con modestia que empezó a investigar las ramificaciones de la vida de Hitler en Latinoamérica por casualidad, cuando trabajaba como periodista en la prensa regional argentina.
EFE.