El 8 de agosto de 1969, a las 11.35, un agente de tránsito cortó el tránsito en la esquina de las calles Abbey Road y Garden Road, en el tranquilo barrio londinense de St. John’s Wood, para que los cuatro integrantes de The Beatles fueran retratados por el fotógrafo Ian McMillan para lo que sería la portada del disco que estaban registrando en esos días en los estudios EMI.
Ese simple sesión realizada hace 50 años, sin demasiada producción, y como última instancia tras descartar distintas ideas, no sólo iba a ser una de las últimas imágenes de John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr como grupo, sino que además se iba a convertir en una de las imágenes más famosas de la cultura pop.
Reversionada hasta el hartazgo, tanto por grupos musicales como por millones de turistas de todo el mundo, que no resisten la tentación de tomarse una foto cruzando la famosa calle al visitar esa zona, esa imagen es la ineludible referencia para cualquier persona al escuchar el nombre de la famosa calle.
Apenas dos hechos dan cuenta del valor simbólico que tomó esa foto que ilustró la portada del último disco grabado por el famoso cuarteto de Liverpool: una cámara instalada en esa esquina permite actualmente visualizar a toda hora vía web a los distintos grupos que se reúnen allí para tomar una imagen que inmortalice su paso por el lugar.
La otra es el inmenso cuadro colgado en las paredes del mítico Cavern Club de Liverpool que resume todas las reversiones y parodias realizadas en el mundo del famoso cruce de calle, entre las que se puede ver la portada de los argentinos Kapanga de su disco “Un asado en Abbey Road”.
La foto de los cuatro beatles cruzando Abbey Road también tomó un status impensado por las esotéricas lecturas que se realizaron sobre ella, que daban cuenta de mensajes ocultos que confirmaban el falso rumor que circulaba en aquellos años sobre la supuesta muerte de Paul McCartney y su consecuente reemplazo por un doble.
En tal sentido, las afiebradas lecturas consideraban que el desfile de los integrantes del grupo simbolizaba el cortejo fúnebre en honor al beatle muerto, cuyo doble iba descalzo como para dar una señal que era el homenajeado, en tanto que la patente del automóvil Wolkswagen que podía verse de fondo, que rezaba “28 IF”, daba cuenta de la edad del fallecido en caso de que estuviera vivo.
Que el supuesto doble de McCartney llevara un cigarrillo en su mano derecha, cuando era de público conocimiento que el bajista era zurdo, era la prueba final de que se estaba en presencia de un impostor, según los sesudos análisis.
Lo cierto es que la famosa sesión de fotos duró apenas unos minutos y se realizaron menos de una decena de retratos, a raíz del intenso tránsito que caracteriza a esa zona, por lo que la tarea del policía que lo detenía no podía extenderse por mucho tiempo.
La aparición de los cuatro de Liverpool en la vía pública se produjo en un alto de una jornada en la que se estaban dando los toques finales de la grabación del tema “Here comes the sun”, de George Harrison, uno de los cortes más recordados del disco.
El diseño de la portada fue una idea del artista John Kosh, director creativo de Apple Records, luego de que se decidiera llamar al disco de la misma manera que la calle en donde se emplazaban los estudios de EMI, que años más tarde adoptarían el nombre la calle.
Esto ocurrió luego de que se desechara la idea de llamar al disco “Everest”, por la marca de cigarrillos que fumaba el recordado ingeniero de sonido Geoff Emerick, y de viajar al Himalaya para tomar la foto de la portada.
El diseñador Tommy Nutter fue el responsable del traje negro que utilizó Ringo, el blanco de John y el azul de Paul; en tanto que George optó por su propia indumentaria de jean.
En tanto, la calurosa jornada que se vivió en Londres en ese día hizo que McCartney llevara puestas sandalias, de las cuales se deshacería a medida que avanzaba la sesión fotográfica.
Dos datos de color: el hombre que aparece de fondo en la foto es Paul Cole, un turista estadounidense que casualmente pasaba por allí y que se enteró que había sido retratado cuando se editó el disco, y la patente del automóvil fue robada por fans en numerosas ocasiones, según denunció su dueño, un vecino del lugar que solía dejarlo estacionado allí.