Los comerciantes aseguran que "es mejor que estar cerrados", pero que son "contados y puntuales" los artículos que compran los marplatenses. Destacan el cumplimiento del protocolo. Abundan los descuentos en efectivo y promociones con tarjetas.
Los comercios minoristas de Mar del Plata cumplieron este viernes un mes desde que se les permitió reabrir. En este tiempo, empleados y clientes incorporaron y naturalizaron las medidas de prevención contempladas en el protocolo, pero las ventas cayeron en promedio un 50% en relación al movimiento previo a la pandemia de Covid-19.
El 26 de mayo, días después de la prueba piloto realizada, los locales comerciales reabrieron en la ciudad luego de mantener sus puertas cerradas durante dos meses en los que -la mayoría- se las ingenió con ventas online. La apertura fue posible en primera instancia a través de un decreto firmado por el intendente Guillermo Montenegro que contó luego con la aprobación provincial y nacional.
De alguna manera, el movimiento comercial que registra hoy la ciudad en el cierre del mes de junio va de la mano con las expectativas, ciertamente afectadas por el contexto sanitario.
Al reabrir, el nivel de venta fue bueno dentro de lo esperado, pero con el correr de las semanas fue decayendo notablemente. De hecho, ya no son tantos los locales en los que se forman largas filas para ingresar y lo que se compra son artículos “contados y puntuales”.
Los locales abren de 11 a 18 y en varias zonas comerciales el pico se registra cerca del mediodía y por la tarde, dependiendo del rubro. De todos modos, para nadie el movimiento y las ventas son como antes de que comenzara la cuarentena.
La caída coincide el balance nacional realizado por la Cámara Argentina de Comercio (CAC), que advierte que en las zonas del país donde se volvió a una “relativa normalidad”, la actividad comercial cayó un 50%.
“Es mejor que estar cerrado, lógico, pero se vende lo justo y necesario, hay un antes y un después clarísimo”, admitió Darío, encargado de una zapatería ubicada en Rivadavia y Córdoba.
Darío, encargado de una zapatería en la calle Rivadavia.
A su local ingresa diariamente cerca de la mitad de clientes que antes de la cuarentena. La venta cayó proporcionalmente. “No poder probarse el calzado es un problema para algunos; otros ya saben su talle y compran igual, pero la venta está muy tranquila, no podría ser de otra manera con lo que se está viviendo“, comentó mientras su compañera cumplía con las medidas de higiene del local contempladas en el protocolo.
En general, los marplatenses naturalizaron el hecho de respetar la capacidad máxima de cada local, incorporaron la desinfección de manos y saben que al ir a comprar indumentaria no pueden probarse las prendas. Solo algunos desconocen o se quejan de estas medidas, en general adultos mayores, según coincidieron varios comerciantes del centro de la ciudad.
En la marroquinería que Joni atiende en la esquina de San Juan y Belgrano también cayeron las ventas alrededor de un 50%. “Se vende lo que es para trabajar: maletines, riñoneras, alguna mochila, billeteras, pero poco; nada de carteras para salir y mucho menos valijas, que antes vendíamos normalmente”, contó.
“Trabajamos como se puede, con algo de movimiento, ventas moderadas y con el protocolo, que la gente está cumpliendo y nosotros ya nos acostumbramos”, señaló.
Verónica también pudo reabrir hace un mes su local de indumentaria femenina en San Juan y Rivadavia. “En el arranque se veía mucha más gente que ahora, pero se fue estabilizando y la gente lleva prendas puntuales, más que nada abrigo, camperas, joggins, remeras de manga larga; algunos incluso encargan lo que quieren por las redes o por teléfono y después pasan a retirarlo para hacer más rápido”, dijo a LA CAPITAL durante la recorrida.
Verónica, comerciante de la calle San Juan.
“En general gente es muy cuidadosa y respetuosa, preguntan si pueden entrar y tocar la ropa; San Juan tiene un público muy amable, tranquilo y elegante, pero la venta está tranquila, a la mitad del año pasado por lo menos”, coincidió.
“En el centro terminó la cuarentena”
Santiago tiene a su cargo una librería ubicada en Rivadavia y San Luis que cumple y hace cumplir las medidas incluidas en el protocolo. “Trabajar se trabaja, algo se mueve, pero acá en el centro terminó hace un mes y medio la cuarentena, la gente anda, circula y se mueve normalmente, es la verdad”, indicó.
Si bien la venta cayó fuertemente en su local, “no cambió la preferencia por determinada literatura” y la gente consume “lo mismo que antes”, sobre todo aquellos libros más vendidos por las editoriales mejor posicionadas en el mercado.
“Con el protocolo ya nos acostumbramos, es insoportable, pero no queda otra. La gente lo entiende y lo respeta, pero también hay muchos que están en otra, que no les incumbe, sienten que no les va a pasar; sobre todo la gente grande, mientras que los jóvenes a veces respetan más, tal vez por tener más información y estar en mayor contacto con lo que pasa”, analizó luego de una de las primeras ventas del día, cerca del mediodía.
Luciana, empleada de un comercio de bijouterie del centro, se manifestó en el mismo sentido. Contó que bajaron las ventas a la mitad y que “hay gente que toma mal que se tenga que poner alcohol para entrar, sobre todo personas grandes, que te entran y te dicen ‘no pasa nada’, se bajan el barbijo, se te ponen encima y se vienen de 30 cuadras hasta acá para comprar, acá en el centro hay mucho que no se respeta”.
Pago en efectivo y promociones
La modalidad de pago más usada varía de acuerdo al local y a los descuentos y promociones disponibles, pero buena parte de los comerciantes advirtió que viene registrando más ventas en efectivo de lo que esperaban.
“Hasta hace un tiempo la gente compraba más con débito, pero ahora venimos viendo mucho pago en efectivo, lo notamos”, manifestó Juan, empleado de un local de ropa para hombres sobre la calle Rivadavia, donde las ventas son “moderadas” y principalmente la gente lleva abrigo. “Las ventas del Día del Padre fueron un alivio, pero después está muy tranquilo”, agregó.
Juan, empleado de un local de ropa de la calle Rivadavia.
En la preferencia por el pago en efectivo coincidió Cintia, empleada de un local de indumentaria femenina ubicado sobre la misma calle comercial. “Algo se vende, la gente aprovecha el descuento del 15% en efectivo, pero también hay promociones con tarjetas que la gente espera y utiliza; cayó mucho el trabajo pero nos mantenemos como podemos”, dijo.
Al mismo tiempo, otros locales advierten sin embargo la “falta de efectivo” y detectan mayor número de ventas con tarjetas de crédito por las promociones que algunas lanzan para distribuir el pago en cuotas.
En las principales zonas comerciales de Mar del Plata el movimiento es moderado, las ventas cayeron y los clientes cuidan su bolsillo aprovechando promociones puntuales. “Hay poca gente, pero el que entra algo compra. Hay que esperar a ver qué pasa y cuando se normaliza un poco todo para que se estabilice la situación”, analizó Lucas, empleado de un bazar en la Peatonal San Martín.