El expresidente afronta cuatro juicios penales, como el que lo acusa de intentar alterar el resultado de las elecciones de 2020 en el estado de Georgia.
Lejos de afectar su imagen, tres años después del asalto al Capitolio el expresidente Donald Trump es el favorito en las primarias republicanas que arrancan en diez días para revivir la contienda con Joe Biden en las elecciones de noviembre, lo que muestra “la profundidad” del apoyo que tiene y la “polarización política” que existe en el país, según indicaron analistas.
El 6 de enero de 2021, un grupo de seguidores del magnate irrumpió en la sede del Congreso en Washington para detener la sesión que confirmaba el triunfo de Biden en los comicios de 2020, luego de semanas en los que el entonces mandatario denunció fraude, aunque sin presentar pruebas ante la justicia.
Desde entonces se presentaron cargos en contra de más de 1.200 personas que van desde delitos menores, como allanamiento de espacios restringidos, a otros más graves, como atentando contra la autoridad, intento de detener la confirmación del resultado electoral, o el peor de todos, conspiración para revertir el Estado de derecho.
Varios de estos detenidos apuntaron al papel de instigador que tuvo Trump, lo que le sirve de base al Departamento de Justicia para preparar su caso ante una eventual imputación por el asalto ocurrido hace tres años.
El republicano, de 77 años, sí fue sometido a juicio político por segunda vez por la Cámara de Representantes (Cámara baja) tras el ataque, acusado de incitar a una insurrección, pero fue absuelto por el Senado.
En paralelo, afronta cuatro juicios penales, como el que lo acusa de intentar alterar el resultado de las elecciones de 2020 en el estado de Georgia, pero pese a todo esto mantiene altos niveles de popularidad, que proyectan una nueva pelea cabeza a cabeza con Biden por la presidencia.
“Los partidarios de Trump que siguen apoyándolo creen que está en lo cierto: que su presidencia fue un éxito, que es víctima de una persecución injusta y que las medidas que toma son en realidad para proteger al país (ya sea que parezcan estar fuera de lo legal o no)”, indicó a esta agencia Mitchell Brown, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Auburn, ubicada en Alabama.
La investigadora y autora de varios libros sobre temas electorales también apuntó a “una serie de factores psicológicos” que explican este apoyo.
“En resumen, tendemos a creer la información que confirma lo que ya creemos, a buscar información que la confirme, a descartar la información contradictoria y a confiar en la información de personas que son ‘como nosotros’, sea lo que sea lo que eso signifique para una persona, como mismo grupo político, misma región, mismo grupo étnico o religioso, por ejemplo”, apuntó.
En ese contexto, la valoración que cada votante pueda tener sobre el Gobierno de Biden, buena o mala, no parecer ser un factor determinante a la hora de tomar una decisión en las urnas.
“El país está tan polarizado políticamente en este momento que no creo que la consideración sobre la administración de Biden tenga mucho efecto en las opiniones de los partidarios de Trump”, dijo a esta agencia Grant Reeher, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Syracuse, con sede en Nueva York.
“El apoyo continuo a Trump refleja el hecho de que tiene un respaldo muy profundo, aunque menor de cuando era presidente. También refleja que hubo una gran cantidad de otros aspirantes republicanos, lo que difuminó la atención sobre una posible alternativa”, añadió.
El partido que actualmente está en la oposición tuvo varias luchas internas por asumir su liderazgo, lo que sufrió en carne propia el legislador Kevin McCarthy, cuando fue destituido como presidente de la Cámara de Representantes a solo nueve meses de asumir el cargo, en medio de una rebelión liderada por el ala más dura y trumpista de la agrupación.
A exactamente 10 meses de las presidenciales, la carrera republicana quedó con dos grandes adversarios para el magnate: el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y la exembajadora ante la ONU bajo el gobierno de Trump, Nikki Haley.
Las primarias del partido arrancan el 15 de enero en Iowa, un estado que solamente representa el 1% de la población del país, pero con una gran relevancia por dar el puntapié inicial en la votación interna.
Más allá de lo que marcan los sondeos, que le dan una amplia ventaja al expresidente, para Reeher “hay posibilidades” de que Trump sea derrotado, especialmente a manos de Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y señalada como la nueva favorita de la derecha estadounidense.
“Haley está ganando terreno y ha tenido una buena actuación en los debates. Si en las primeras primarias -y esos primeros estados han demostrado en el pasado que son capaces de producir ‘sorpresas’- Trump tropieza y otro candidato consigue una tracción real, se crea un impulso para que los votantes republicanos reevalúen si quieren que alguien como Trump sea su abanderado”, manifestó.
En entrevistas con votantes organizadas por CNN en Iowa, tanto Haley como DeSantis salieron ayer a la noche a la ofensiva contra el exlíder de su fuerza, al señalarlo como “el caos” y “el pasado”, entre otras calificaciones.
Más allá de esa estrategia política, esta interna también se disputará en la justicia, con el debate en algunos tribunales sobre si inhabilitan o no al exmandatario en las primarias republicanas por su papel en los disturbios en el Capitolio.
La justicia de los estados de Colorado y Maine decidieron dejarlo afuera al tomar como base legal una enmienda de la Guerra de Secesión (1861-1865), que prohíbe a personas que participaron en una insurrección ocupar cargos electivos.
Los abogados del magnate pidieron a la Corte Suprema, de mayoría ultraconservadora tras los nombramientos durante el gobierno de Trump, que revoque el fallo, mientras que el propio exmandatario señaló en repetidas ocasiones que es víctima de una “caza de brujas” impulsada por los demócratas para evitar que llegue a la Casa Blanca.