La ciudad cambió su fisonomía para albergar un hecho histórico. Daniel Katz, recordó aquellos días de ebullición. El nacimiento de la idea, el llamado de Kirchner, un festejo “como el del gol de Maradona a los ingleses”, la noche de nervios en el aeropuerto y la satisfacción de la prueba superada.
por Hernán Kloosterman
Algunos la recordaran por el rechazo al ALCA. Otros por los vallados y las imponentes medidas de seguridad. También están en la memoria de muchos las obras de infraestructura y embellecimiento que se hicieron. El discurso de Hugo Chávez en el estadio Mundialista, la Cumbre de los Pueblos, el Tren del Alba con Diego Maradona. Bush. Las protestas y los destrozos que provocó un grupo de manifestantes sobre la avenida Colón.
A quince años de su realización, la histórica IV Cumbre de las Américas 2005 permanece grabada en la memoria de todos los marplatenses.
Resulta imposible olvidar aquellas jornadas en las que la ciudad estuvo en la vidriera del mundo. Mientras gran parte de la atención estuvo puesta en el inédito operativo de seguridad por la llegada de George Bush, la conclusión de la Cumbre fue el rechazo del bloque de países sudamericanos al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsado por Estados Unidos que marcó un quiebre en la relación de fuerzas que impactó en la región.
Daniel Katz era el intendente en ese entonces y todavía recuerda con lujo de detalles cómo empezó todo.
Fue una mañana de 2004 cuando en su repaso habitual de los diarios leyó una noticia breve que señalaba la decisión de la OEA de que la Cumbre se haga en la Argentina. Mientras tomaba un café en el despacho principal del municipio, nació la idea. “¿Si aprovechamos la oportunidad y pedimos que se haga acá?”, le dijo secretario privado, Aníbal Drago. Sin mayor sustento que la ilusión de poner a Mar del Plata en la vidriera del mundo, el camino hacia la cumbre estaba en marcha.
Luego de averiguar los requisitos, se hizo una presentación oficial en la Cancillería Argentina y empezó un largo y difícil recorrido técnico y político para pelear por la sede. Los otros grandes candidatos eran Bariloche y Córdoba. “Pensábamos que teníamos muy pocas chances”, recuerda Katz.
Meses después, el quiebre decisivo en la historia encontró nuevamente a Daniel Katz y Aníbal Drago solos en el despacho principal. Sonó el teléfono y el que llamaba era Néstor Kirchner. “Daniel, he resuelto que de las tres sedes que están en competencia, hagan ustedes la Cumbre. Contra todos los que me asesoran, me gusta Mar del Plata, me parece que proponen algo lindo y quiero que se haga ahí”, le dijo en una breve conversación. Hubo sonrisas, gritos y abrazos en el despacho.
“Recuerdo con mucha emoción ese día. Lo festejamos como el gol de Maradona a los ingleses porque nos parecía increíble”, rememora el ex intendente. Ahora sí, el proyecto de la Cumbre de las Américas en Mar del Plata.
Consciente del impacto mundial que tendría el evento y de la inversión en obras para preparar la ciudad, el municipio, en estrecha sintonía con el gobierno nacional, empezó a transitar el camino hacia noviembre de 2005.
En el medio, hubo de todo. Desde versiones de ataques terroristas, a informes de servicios de inteligencia internacionales que alertaban del peligro que significaba que la cumbre se haga a metros de la playa. De la seguridad por la llegada de Bush a las limitaciones del aeropuerto. Allí estaba Daniel Katz la madrugada en que se realizó un ensayo de aterrizaje con un avión Tango 02. El objetivo era probar si podía hacer la maniobra de aterrizar y girar en la cabecera de la pista. “Era determinante, de eso dependía la realización de Cumbre”, cuenta el dirigente radical 15 años después.
La ampliación de la pista y la incorporación de tecnología para que pudieran aterrizar los aviones presidenciales fueron sólo algunas de las que se realizaron en Mar del Plata.
La cumbre se realizó los días 4 y 5 de noviembre pero desde una semana antes la ciudad estuvo en estado de ebullición: los ojos del mundo estaban en Mar del Plata.
Paradójicamente, después de tanto esfuerzo, Daniel Katz admite que no disfrutó los días de la Cumbre. “Lo viví con mucha tensión y nervios. Quería estar atento a todo lo que pasaba y quería estar personalmente atrás de cualquier inconveniente porque no quería que pasara nada de lo que pronosticaban los agoreros de la derrota y de la muerte”, explica.
Finalmente la Cumbre se desarrolló con normalidad y Mar del Plata estuvo en la vidriera del mundo. “Canal que prendieras en cualquier lugar del mundo se hablaba de Mar del Plata porque estaban los presidentes más importantes resolviendo el futuro del ALCA”, explica Katz.
Más allá de la relevancia que tuvo para la ciudad, en el plano político la Cumbre de las Américas será recordada por el rechazo al acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) bajo las condiciones que proponía Estados Unidos.
“Hubo un antes y un después de la relación del continente con Estados Unidos. Había un avasallamiento y un dado por hecho que lo iban a sacar aprobado y la verdad es que hubo una posición muy sólida de Sudamérica diciendo que la relación de esa manera no era posible. Después, cada país, a su manera, se siguió moviendo. Pero quedó claro que esa relación de sumisión se cortó acá en Mar del Plata”, analiza el ex intendente.
Con la perspectiva del paso de los años, Katz no duda en catalogar a la Cumbre como un hito de su gestión y un hecho que quedará grabado para siempre en la memoria.
“Aún hoy tengo el orgullo de decir que mi ciudad estuvo sobradamente a la altura de organizar un evento de esa naturaleza y de garantizar todo. Mar del Plata sacó un diez y fuimos felicitados por todos”, enfatiza emocionado.
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