por Cristina Coria
Hay zonas que podrían ser recreadas con un impulso público y privado, que genere un nuevo ambiente, otros usos, pequeñas centralidades. Y esto podría darse apreciando las mismas y dando una oportunidad a actividades que quizá no estuvieron previstas en las mismas.
Nadie puede dudar hoy del rol que tiene la gastronomía como actividad vidriera y ancla de otras. Porque la gente se convoca en un lugar diferente o ajeno a sus movimientos cotidianos, porque la gastronomía se asocia generalmente a encuentros o buenos momentos lo que predispone bien al mirar otros locales vecinos y todo eso puede generar un círculo virtuoso.
Hace poco leía la pregunta acerca de si el barrio La Perla podría ser el “San Telmo” marplatense y pienso: Podría ser, aunque ni siquiera es necesario, ya que sería factible, para esa hermosa zona que va desde 25 de Mayo y XX de Septiembre hasta la Costa, reverdecer con intervenciones públicas y nuevas propuestas. Para ello cuenta con trazos importantes de nuestra historia, compuesto de inmuebles y espacios verdes emblemáticos y también de casas sencillas, de patios largos, singulares porches y hermosas ventanas.
Muchos barrios de Mar del Plata tienen aún mucho para ofrecer ya que cada vez más hay un público, local y visitante, ávido de descubrir la gastronomía, la cultura, las calles y los paisajes urbanos de la ciudad, además de los ya consolidados.
Estos barrios de siempre, pueden transformarse para mejorar el ambiente, la seguridad, las opciones de sus propios vecinos residentes para recorrerlo y disfrutarlo. Creo que es cuestión de generar las condiciones, mejorando el espacio en pos de un sano equilibrio entre el barrio tradicional y la dinámica social.
(*): Concejal UCR-Cambiemos.