Opinión

A los cien años del nacimiento de Don Jorge Raúl Lombardo

Por Daniel Ricardo Medina

Arquitecto

El 22 de febrero de 1921 nació en nuestra ciudad Jorge Raúl Lombardo, varias veces concejal y uno de los intendentes más destacados y pluralmente más reconocidos que gobernó Mar del Plata y -para muchos- el que mayor visión de estadista supo demostrar.

En el breve período que ocupó la Intendencia (entre 1963 y 1966, cuando el Golpe Militar de entonces interrumpió su tarea) logró plasmar innumerables acciones que evidenciaron su certera interpretación del Partido de General Pueyrredon de entonces y sus consecuentes ideas para los años posteriores. Su libro “Mar del Plata 70” constituyó el -para entonces- inédito caso (y aún hoy poco frecuente) en que un intendente expusiera sus percepciones y propósitos a alcanzar en su gestión. Al mismo tiempo, el libro permitía cotejar sus propuestas con sus realizaciones.

Y aún cuando los logros de la gestión Lombardo han sido ampliamente difundidos y ponderados, bien cabe al cumplirse los cien años desde su nacimiento detallar solamente algunos, de entre los más significativos:

Los libros “En defensa de Mar del Plata”, de Juan Morrell, y “Bases para una Acción Comunitaria en Salud Pública”, de Celso N. G. Aldao, reflejan algunos de los logros de la gestión comunal de Lombardo.

Lombardo constituye un caso excepcional, no solamente por su vocación por su ciudad y por lo público, sino también por su preocupación por registrar testimonios, ordenar y conservar documentos de los tiempos y acontecimientos con los que ha transcurrido a lo largo de su vida, seguramente influido y comprometido por su labor de periodista.

En “Mar del Plata 70 dos”, Lombardo se ocupó de actualizar aquél libro de 1965 antes referido, agregando muchos documentos y referencias del transcurrir de la vida de nuestra ciudad, hasta ya entrada la década de 1990. En su libro “El espacio de Bronzini” destaca la dedicación a la ciudad de quien fuera cuatro veces intendente de Mar del Plata, reseña aspectos salientes de su obra, su capacidad de trabajo y realización, e ilustra sobre el tiempo y las circunstancias en que se desempeñó públicamente.

Asimismo, Lombardo se ocupó de alentar la edición del libro “Rufino Inda y su momento histórico” que publicara Roberto Del Valle Preux, y de los artículos que escribiera Julio Del Río sobre la evolución urbana de Mar del Plata, entre otros.

Se hace muy elocuente el pensamiento de Lombardo en la nota que escribiera -a solicitud del Diario La Capital- en oportunidad del 125° aniversario de Mar del Plata, al decir: “Hubo quienes bien pensaron alguna vez que debía ser una Ciudad -Jardín. En cambio mi voraz ambición me llevó a otra cosa: amurallé el mar y apilé viviendas. He comprendido también, como Ciudad, que mi destino está inevitablemente unido al ámbito geográfico donde nací, que nadie tiene el singular derecho de comprometer mi destino, que 125 años, que tal vez representen solo la aurora para una vida como la mía, no han disminuido mi capacidad para seguir soñando ni continuar generando utopías. Porque los grandes proyectos todavía están vírgenes estoy abierta a las nuevas propuestas, a las inversiones creadoras, a las aventuras de la imaginación. Soy aún ahora, o más ahora, la ciudad del futuro. Espero que no me lleven de la mano de la imprevisión, como alguna vez me llevaron en brazos de intenciones ajenas. Antes del 2.000 ¿será posible?”.

Sin dudas, son párrafos que evidencian convicciones muy firmes que Lombardo siempre ha sostenido y constituyen desafíos a afrontar en los tiempos venideros. Pero asimismo, nos remite a sus conocidas virtudes como escritor. La originalidad de este texto en que nos habla -como ciudad- en primera persona, mantiene otras constantes como son la capacidad de síntesis y la precisión de su redacción, que han caracterizado sus mensajes como intendente al Concejo Deliberante, la formulación de sus proyectos en su desempeño como concejal y su tarea como periodista.

Don Jorge Raúl Lombardo hizo del Municipio su “patria chica” y asumió sus convicciones como “un modo de sentir, pensar y obrar”, tal como lo decía y se sentía -sin dudas- honrado.

 

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