La ciudad presentó a Provincia y Nación un protocolo para que el sector pueda reactivar. Los profesionales de la salud mental advierten sobre las dificultades de la virtualidad en el tratamiento. Además, anticipan: "No se sabe cuánto se han podido lesionar los vínculos terapéuticos"
Los psicólogos de Mar del Plata están a la espera de que, después de 58 días, su actividad sea habilitada. Sin embargo, no pueden evitar señalar lo evidente: en tiempos donde la contención psicológica es fundamental, la virtualidad no solo no pudo cubrir al cien por ciento los tratamientos, sino que pudo también lesionar los vínculos terapéuticos establecidos previo a la cuarentena.
“No hay salud sin salud mental”, advierte Pablo Della Savia, psicólogo de la ciudad, en una entrevista con LA CAPITAL en donde detalló las dificultades con las que se enfrentan tanto profesionales como consultantes al momento de buscar sostener una atención bajo los términos de la virtualidad.
“La pandemia puso arriba de la mesa la importancia de la salud mental, ya que detuvo todo el andamiaje que implementamos todas las personas, independientemente de la situación en la cual estemos, para sostener el día a día. Se ha dado una suerte de pausa que genera muchas reacciones esperables desde el punto de vista psicológico”, señaló el profesional, quien aseguró que la “realidad está alterada”.
Festejos de cumpleaños por videollamada, trabajos de oficina desde el living de casa, clase de geografía en plataformas virtuales. Hasta momentos de extrema intimidad como el propio acto sexual se recomendó realizarse por vías virtuales (llamado “sexting”) por el Ministerio de Salud de la Nación. La vida como la conocíamos fue modificada y adaptarse a ella no fue ni es sencillo.
“Lo que antes era fácil ahora es o imposible o está complicado. Cuando empezó la cuarentena, las primeras recomendaciones que salieron del Ministerio de Salud tenían que ver con el cuidado de la salud mental, donde se enunciaba una serie de sensaciones y cuestiones anímicas esperables, con una fuerte recomendación para que no se patologizara esa conducta, sino que se entendiera que son reacciones esperables en una situación de estrés colectivo y social permanente”, indica Della Savia.
Entre las sensaciones “esperables” enumera algunas como irritabilidad, insomnio, incertidumbre, desesperanza, fragilidad anímica y oscilación anímica. Sobre esta última, aclara: “Esto que parece que tenemos todos que arrancamos el día y estamos un rato contentos, un tanto depresivos, un tanto enojados, un tanto desesperados. Todas esas consecuencias, más de 50 días después, se notan con mayor potencia“.
Es en este panorama de total incertidumbre que Della Savia destaca la importancia de que los profesionales capacitados para contener psicológicamente puedan trabajar con todas las herramientas que el ejercicio de la profesión tiene, al tiempo que advierte la importancia de reconocer lo esencial de la tarea.
“Las sesiones virtuales sin duda cubren a un sector de la población, pero solo un 15% o un 20% de la agenda de consultorio de los psicólogos pasó a la virtualidad, lo que denota que no es algo sencillo”, indicó y enumeró varias dificultades y barreras que dejó a muchos consultantes afuera o no accediendo a un tratamiento como corresponde.
“El vínculo terapéutico es un vínculo absolutamente íntimo, encuadrado en alguna condición de confidencialidad y de empatía que la lejanía virtual no llega a cubrir. Además, en la virtualidad también están los inconvenientes que tienen las personas que consultan, que no pueden garantizar esos niveles de intimidad”, señaló y puso como ejemplo una persona que dentro de su casa no cuenta con un espacio privado para mantener la sesión lejos del resto de la familia o quien no cuenta con las herramientas para garantizar la conectividad.
“Hay poblaciones que por sus propias características les es más dificultosa todavía la virtualidad. Por ejemplo, los menores de edad, que no pueden sostener una virtualidad sin la presencia del padre; personas que atraviesan algún tipo de discapacidad o quienes precisen la sesión presencial por estar bajo tratamiento por algún padecimiento psíquico o porque su cuadro de base les haga difícil sostener esta relación virtual”, explicó e insistió: “la virtualidad no cubre el 100% de las consultas”.
Pero más allá de las particularidades de cada caso, para Della Savia la virtualidad atenta contra lo más esencial de la profesión: su rol social.
“La virtualidad es un problema desde el rol social o de la función que cumple la prestación psicológica, tanto para aquellas personas que antes de la cuarentena estaban haciendo algún tipo de tratamiento y que nada dice hoy que hayan dejado de requerir los servicios, sino al contrario, uno podría pensar que se han agudizado algunos aspectos”, señaló y agregó: “No se sabe cuánto se han podido lesionar los vínculos terapéuticos establecidos previo a la cuarentena. Es un interrogante”.
En este sentido, el profesional se mostró entusiasmado con la posibilidad que en un futuro cercano pueda volver a atender de manera presencial. Es que tras la presentación por parte del Colegio de Psicólogos del distrito de un protocolo para poder abrir los consultorios, el intendente Guillermo Montenegro elevó a Provincia y Nación la solicitud el 13 de mayo y todo indicaría que la resolución saldría en cualquier momento.
“La presentación del protocolo nos dio mucha alegría. Era algo que ya se había presentado en otros municipios y es una muy buena noticia. Habilitar la actividad es también reivindicar el rol del profesional de la psicología en general y en esta pandemia en particular. Lo repito, porque es un momento para reivindicar una verdad: no hay salud sin salud mental”, insistió Della Savia.
Y agregó: “Estamos de acuerdo con la cuarentena, es la medida sanitaria adecuada, pero el 18 de abril la Jefatura de Gabinete habilitó a la atención médica y odontológica programada. A partir de ese momento, hacia adentro del colectivo y las organizaciones que aglutinan a los profesionales, se destacó que nosotros somos profesionales de salud y estábamos quedando afuera”.
Para concluir, Della Savia destacó el trabajo de los profesionales de la salud mental del ámbito públicos. “Con esfuerzo se supieron adaptar a modalidades de trabajo diferente y con un incremento de la demanda”, indicó.