por Vito Amalfitano
El fútbol,-si por fín se cumple una promesa en este tiempo y aparece la plata-, volverá el viernes, después de una larga inactividad y en medio de una crisis provocada desde junio del año pasado, cuando intervino la IGJ, Inspección General de Justicia, fogoneada por el gobierno nacional.
Se jugó con fuego. Se anularon las elecciones del 30 de junio, para las que se cumplía con toda la normativa estatutaria; se produjo una acefalía que hizo que Argentina jugara la final de la Copa América en total desamparo, sin presidente de AFA; se interrumpió un proyecto de Selección al forzarse la salida de Gerardo Martino cuando empezaron a negarle los jugadores para los Juegos Olímpicos; fuimos a Río con un equipo de “solteros y casados”; nos volvimos en primera fase; y se cayó desde el primer puesto de eliminatorias, que se ostentaba con “el Tata”, a la zona de repechaje.
Todos esos riesgos se tomaron por dos objetivos que responden a la misma lógica de otros tópicos más importantes que el fútbol en el país: inventar “herencias” y provocar “crisis” para que quede instalado, en este caso, que el dinero del Fútbol para Todos debía ser destinado “a salud y educación” y que los clubes “despilfarran” esa plata, por lo cual hay que volver a instalar el proyecto de las sociedades anónimas, que Macri había presentado ya en AFA en 1999 y que había perdido por 38 a 1.
Un “plan de negocios”, al cabo, pone en duda hasta el valor social de los clubes y de hecho ahogó a varias entidades que tienen que pagar sueldos y en las cuáles los hijos de nuestras familias hacen deporte. Se habló por este tiempo ligeramente de los clubes como si solo tuvieran fútbol profesional. Y en muchos casos es justamente el fútbol profesional el que sustenta las otras actividades que cumplen una función indelegable.
El “plan de negocios”, además, instaló que la plata del Fútbol para Todos ahora se destinará a salud y educación.
Y ya se prepara el dispositivo para que a a partir de agosto
tengas que pagar, en algunos casos, hasta 1000 nuevos pesos por mes para ver a tu equipo favorito.
Todo parece indicar que el que no tenga cable tendrá que pagar a partir del próximo campeonato hasta 1000 pesos o más extras, y quien ya tiene cable unos 300 o 400 pesos, solo para ver a algún equipo, de acuerdo a las propuestas en danza en la “licitación”.
A partir de ahora habrá que verificar/fiscalizar que ese dinero que antes se usaba para Fútbol para Todos pase efectivamente “a la salud y la educación”, como tantas veces se pregonó.
Pero, por ahora, vendrá el “te la debo”. Porque nada de eso dice el Presupuesto Nacional 2017. Todo lo contrario.
Fútbol para Todos nació en 2009 y y se pensó de tal manera que las partidas presupuestarias obligatorias de publicidad oficial se destinaran en gran parte a este programa, con dos beneficios extras, los partidos por pantalla abierta para todo el mundo y que con el efecto multiplicador del fútbol se supieran masivamente cuestiones esenciales sobre como prevenir enfermedades, cuáles eran las 19 vacunas gratuítas o a qué número llamar por violencia de género, por ejemplo.
Para ello solo se requirió un traslado de partidas. De “publicidad oficial general” a “Fútbol para Todos” y se seguía cumpliendo con la difusión de los actos de gobierno.
Ahora no está más, efectivamente, “Fútbol para Todos” en el Presupuesto Nacional 2017. Pero esas partidas oficiales de publicidad, solo las asignadas a jefatura de gabinete, figuran ahora en el nuevo Presupuesto con 2.135 millones, un 13% superior a lo gastado en 2016.
Y lo que no se ve en el Presupuesto, por cierto, es que hayan aumentado las partidas y porcentajes para la ciencia, hospitales, escuelas, el Progresar, el Procrear, Argenta… Por el contrario, bajaron todas las asignaciones para esos ítems y algunos de esos programas ahora directamente ni figuran. Salud, 12% menos; Energía, 31% menos; Educación, 7% menos en términos reales.
También menos dinero para Ciencia y Técnica y para el área de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia. Eso sí, como nunca, el 10,5% del Presupuesto está destinado a cubrir servicios para el pago de la deuda externa. En un país que hasta hace 14 meses estaba desendeudado.
Los números cantan. El fin del Fútbol para Todos, al parecer, no significará más gasas en los hospitales y más escuelas. Todo lo contrario. Y si querés ver a tu equipo favorito, muy pronto tendrás que volver al “Tocom” o al café.