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Policiales 7 de noviembre de 2018

Violó a su hija menor de edad y la dejó embarazada: 16 años de prisión

El hecho ocurrió en julio de 2009 luego de que la niña fuera abandonada por su madre en la casa de su padre. Tras el abuso sexual, la víctima dio a luz a un niño y le reveló lo ocurrido a una pastora evangélica.

Foto ilustrativa.

Un caso estremecedor llegó a su fin con la condena a un hombre que en 2009 violó a su hija de 13 años, quien quedó embarazada y producto de ello dio a luz un niño.

La menor, cuya madre había abandonado a cargo de su padre cuando era pequeña, se animó a confesar lo que había ocurrido en diálogo con una pastora evangélica del templo al que asistía.

Luego del juicio que se desarrolló días atrás, el Tribunal Oral Nº 1 sentenció a 16 años de prisión al violador, un jubilado del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) nacido en 1961 que en 1995 tuvo a su hija con una mujer de la que se separó y no vio por un tiempo.

Según quedó reconstruido en el debate, la niña se mudó con su padre y, conforme dijo en la instrucción y después repitió ante los jueces Néstor Jesús Conti, Roberto Falcone y Silvina Darmandrail, el hombre nunca la había atacado hasta que volvió de la escuela, pasado un mediodía de julio de 2009. Esa tarde, de acuerdo a las pruebas que se exhibieron durante el proceso, la llevó a la habitación de la casa que compartían, le colocó un par de esposas y abuso sexualmente de ella por vía vaginal. Una vez finalizada la agresión, la amenazó con “encerrarla en un colegio” si llegaba a contar algo.

Para entonces, la menor había concurrido en algunas oportunidades a una iglesia evangélica de su barrio, cuya ubicación -al igual que ocurre con los nombres de todos los implicados en el caso- no se da a conocer en esta nota con el objetivo de preservar las identidades de la víctima y su hijo. Luego del ataque, la joven dejó de visitar el templo hasta que meses más tarde regresó, con su bebé, y del brazo de su padre.

En momentos en que quedó a solas con la pastora del lugar, confesó que había sido abusada sexualmente y que el niño que llevaba con ella era fruto de esa violación.

La investigación

La investigación del caso recayó en la fiscalía que tiene a su cargo Andrea Gómez y motivó innumerables peritajes y recolección de testimonios. Sin embargo, y a diferencia de la versión del agresor, el relato de la menor adquirió tal contundencia que no dejó dudas en los magistrados que intervinieron en el juicio oral.

La víctima reveló detalles del hecho, a pesar de que hasta su madre -a la que recurrieron en el marco de la instrucción- no le creía. Inclusive, para los jueces el accionar de la mujer también fue pasible de cuestionamiento, por lo menos a nivel de conciencia. Es que, según reza el fallo, el abandono al que sometió a su hija debería ocasionarle aunque sea “culpa o arrepentimiento”.

A través de la causa que llevó adelante la fiscal Gómez se supo que, por ejemplo, el padre de la menor había querido que abortara, a lo cual recibió su negativa. Además, cuando alguien le preguntaba quién era el progenitor del bebé decía que se trataba de “un noviecito” que había tenido la joven.
“El no tiene la culpa de nada”, explicaba la víctima cuando el hombre intentaba convencerla para interrumpir su embarazo.

Pero lo más sorpresivo y aberrante del caso fue que, una vez que se supo lo que había pasado, el hombre dijo que no sabía con exactitud si la menor era verdaderamente su hija y que no recordaba nada de la tarde en la que se produjo la violación.

Además, en el juicio oral pidió declarar en dos oportunidades e incurrió en graves contradicciones. De explicar que al momento del hecho estaba sumido en la depresión y que pasaba sus días bebiendo alcohol para olvidar la muerte reciente de su madre -lo cual hacía que no estuviera en sus cabales para acordarse de lo ocurrido con su hija- pasó a decir que solamente sabía que un día había despertado desnudo en la cama con ella, sin saber por qué. Y también llegó a justificarse diciendo que jamás le había “tapado la boca” para que no gritara, como afirmó ella en su declaración.

En ese marco, el abogado defensor del imputado hasta esgrimió que podría haberse tratado de una relación consentida, lo cual fue fustigado por el juez Conti, quien redactó la sentencia y mencionó especialmente que había observado dolor y tristeza en la cara de la víctima, mientras relataba sus tormentos. Y agregó que su versión había sido contundente y despojada de cualquier tipo de resentimiento o bronca, siendo que estaba en todo su derecho de tener esas sensaciones por el abuso al que había sido sometida.

Condena

Una vez finalizadas las audiencias, los tres magistrados estuvieron de acuerdo en condenar al hombre de 57 años por el delito de “abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido por un ascendiente y por la relación de convivencia preexistente”.

En ese contexto pidieron además la detención inmediata del violador y su traslado a la Unidad Penitenciaria de Batán debido a que, si bien la pena no quedaría firme en esta instancia, existe peligro de fuga y riesgo procesal. Para eso se basaron en la resistencia que demostró el condenado a que le practicaran una extracción sanguínea compulsiva ordenada durante la instrucción penal preparatoria, cuando incluso quise evadirse de la policía con el objetivo de que no le tomaran muestras genéticas.

Es que, en línea con los peritajes mencionados antes, una de las diligencias que se llevaron a cabo por pedido de los investigadores fue el cotejo de ADN, que confirmó el vínculo filiatorio del hombre con su hija primero, y con el bebé luego, que resulta ser su hijo y a la vez su nieto.

En el mismo orden, el tribunal ordenó la comunicación inmediata de la sentencia al Registro de Condenados por Delitos contra la Integridad Sexual dependiente del Ministerio de Justicia de la provincia de Buenos Aires, y la obtención del perfil genético del detenido, y su remisión a la misma dependencia.

Cabe destacar que la condena resuelta por los jueces es una de las más altas dictadas en los últimos años contra un violador que atacó por única vez. De hecho, uno de los atenuantes que tuvieron en cuenta fue ese: no se trata de un abusador sexual reincidente. De lo contrario, la pena podría haber sido incluso superior.