Serán vueltos cortos con destino a la Estación Espacial Internacional de dos cosmonautas no profesionales a bordo de una sola nave.
por Ignacio Ortega
Tras diez años de espera, los turistas volverán a la Estación Espacial Internacional (EEI) en virtud del contrato firmado este martes entre la agencia espacial rusa, Roscosmos, y la compañía estadounidense Space Adventure.
“Serán vuelos cortos con destino a la EEI de dos cosmonautas no profesionales a bordo de una sola nave”, informó Roscosmos en un comunicado.
El vuelo turístico, que incluye una breve estancia en la plataforma orbital -en el pasado era de diez días- tendrá lugar antes de finales de 2021.
Hasta ahora los turistas viajaban al espacio a bordo de una nave rusa Soyuz acompañados de dos astronautas profesionales después de superar un largo y duro entrenamiento, que incluía aprender ruso y una prueba de supervivencia en un bosque a las afueras de Moscú.
Por el momento, se desconoce la identidad de los afortunados, aunque el representante de Space Adventure, Serguéi Kostenko, explicó que serán presentados en breve.
Lo que es seguro es que serán multimillonarios, ya que los siete anteriores turistas espaciales que pusieron su pie en la plataforma orbital tuvieron que comprometerse a pagar varias decenas de millones de dólares antes de iniciar el curso de instrucción.
El director de Roscomos, Dmitri Rogozin, destacó que el contrato obligará a los consorcios estatales rusos, como Energuia, la fabricante de las Soyuz, a construir nuevos aparatos.
En su momento, se informó de que Rusia estaba diseñando una nave Soyuz MS y un cohete portador Soyuz-2 especialmente para llevar turistas al espacio exterior, gastos de construcción que serán costeados por los propios interesados.
Además, Rogozin anunció un nuevo proyecto destinado también a promover el turismo espacial, que permitirá a los más valientes repetir el vuelo alrededor de la Tierra que hizo el 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin, el primer astronauta de la historia, durante 108 minutos.
“Eso permitirá reducir los plazos de instrucción de vuelo de los que estén interesados en ver nuestro planeta desde el cosmos”, precisó.
Rusia y Estados Unidos decidieron suspender el turismo espacial después de que las Soyuz rusas se convirtieran en 2011 en el único eslabón entre la Tierra y la plataforma orbital tras la retirada de los transbordadores estadounidenses, entre otras cosas, debido a la falta de espacio, ya que la tripulación de la EEI se duplicó de tres a seis tripulantes.
Con todo, Roscosmos decidió intentarlo una vez más con la cantante británica, Sarah Brightman, de 54 años, que en el último momento expuso “motivos familiares” para suspender el entrenamiento y los planes de volar a la EEI tres meses y medio antes del lanzamiento, previsto para septiembre de 2015.
La renuncia de Brightman sentó muy mal, aunque antes el cantante estadounidense Lance Bass, miembro del grupo N’SYNC, también dejó plantado a Roscosmos en 2002, al igual que hizo al año siguiente el empresario ruso Serguéi Polonski.
Roscosmos destacó que colabora con Space Adventure en el terreno del turismo espacial desde 2001, cuando viajó a la estación el primer turista, el estadounidense Dennis Tito, mientras el último en disfrutar de la aventura fue en 2009 el payaso canadiense Guy LaLiberté.
Recientemente, el consorcio fabricante de las Soyuz admitió que el precio de un billete al espacio puede disminuir debido al inicio de los vuelos de las naves espaciales privadas en Estados Unidos, país que tiene previsto poner en órbita en los próximos dos años los aparatos Starliner (Boeing) y Crew Dragon (SpaceX).
Tito pagó 20 millones de dólares y LaLiberté desembolsó 35 millones, mientras Brightman debía haber pagado 52 millones, aunque finalmente se quedó en tierra.
La EEI abrió sus puertas a siete turistas espaciales: Tito (2001) fue el primero en viajar a la plataforma, seguido por el sudafricano Mark Shuttleworth, apodado el “afronauta” (2002), y el norteamericano Gregory Olsen (2005).
La estadounidense de origen iraní Anousha Ansari fue la primera mujer turista en viajar a la estación (2006), seguida del estadounidense de origen húngaro Charles Simonyi (2007) y de Richard Garriott, hijo del exastronauta estadounidense Owen Garriott (2008).
Simonyi fue el único turista en repetir experiencia en marzo de 2009, mientras LaLiberté, fundador del “Cirque du Soleil”, fue el último neófito en alojarse en la EEI, desde donde dirigió un espectáculo para alertar al mundo sobre el problema de la escasez del agua.
Rusia recurrió al turismo espacial debido a la grave crisis de financiación que afectó a su programa especial tras la caída de la Unión Soviética, decisión que al principio fue mal recibida por la NASA, que temía que fuera una distracción para la tripulación que habita la EEI desde el año 2000.
EFE.