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Policiales 13 de enero de 2023

Volvió a caer un vendedor de droga que tiene una condena en EEUU

El hombre cumplía arresto domiciliario en una casa de Punta Mogotes y desde allí manejaba la comercialización de marihuana, cocaína, tuzi y drogas de diseño que otra persona vendía en el microcentro.

Un hombre de 41 años que cumplía arresto domiciliario en una casa de Punta Mogotes por una causa en la que lo encontraron con 6.000 pastillas de éxtasis fue detenido en las últimas horas por manejar desde esa vivienda la comercialización de marihuana, cocaína y otras drogas de diseño en el microcentro.

Además, el hombre también había sido condenado en EEUU por un delito similar de venta de drogas.

En esta oportunidad, la fiscalía de estupefacientes, a cargo de Daniela Ledesma y Leandro Favaro, iniciaron hace unos meses una investigación en la que tenían la hipótesis de que desde viviendas en Punta Mogotes y el microcentro una organización operaba para vender cocaína, marihuana y diferentes drogas de diseño como éxtasis, cristal ice y ketamina.

Personal de la Delegación de Drogas Ilícitas realizó un exhaustivo trabajo de campo y pudo confirmar que las operaciones se realizaban desde un departamento ubicado en Bolívar al 2300 y una casa en la intersección de las calles Nápoles y Araoz del barrio Punta Mogotes.

En la investigación se pudo establecer -y documentar con filmaciones, testimonios y otras pruebas- que la organización estaba conformada por al menos tres hombres, quienes comercializaban droga, cada uno con un rol distinto en la organización, como la distribución, fraccionamiento y venta al menudeo.

En cuanto a las ventas, esto se realizaba mediante encuentros previamente pactados con los compradores en algún punto de la ciudad, frecuentemente en la zona del microcentro o bien mediante delivery puerta a puerta.

COCAINA 02

Con autorización del juez de garantías Saúl Errandonea, este viernes por la mañana la policía allanó en simultáneo los domicilios señalados y secuestró medio ladrillo de cocaína, otro envoltorio con esa sustancia en polvo y en forma de piedra, cocaína rosa (conocida como tuzi), marihuana y drogas de diseño como LSD, ketamina, cristal ice y éxtasis.

Además se secuestró dinero en efectivo, dos balanzas de precisión, celulares, elementos para el corte y fraccionamiento de la droga y anotaciones de interés.

Para estos allanamientos, la policía contó con personal especializado de la Sección Canes, cuyos perros, Gheto y Sofi, hallaron escondidos en distintos lugares de las viviendas parte de las sustancias secuestradas, utilizándose también un scanner para la detección de sustancias.

Los principales sospechosos, un hombre de 41 años que cumplía con arresto domiciliario en la casa de Punta Mogotes y otro de 31 fueron detenidos y quedaron imputados por el delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización” y, por disposición de los fiscales, fueron trasladados a la Unidad Penal 44 de Batán.

Venta de droga en EEUU

El 16 de enero de 2002 el hombre que fue detenido en este operativo, G.S., vivía en Miami, Estados Unidos y con 20 años ya estaba involucrado en el submundo de la venta de drogas sintéticas. Ese día un informante de la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA) informó a sus superiores que tenía casi cerrada una compra de 3.000 pastillas de éxtasis y recibió la autorización para seguir adelante.

Una semana más tarde, el 23 de enero, la “fuente confidencial” devenida en comprador se reunió en el estacionamiento de un restaurante con John Vandergrift, un conocido traficante, quien llamó por teléfono a G.S. y le pidió asistencia para poder completar la operación.

G.S. llegó a bordo de un automóvil negro y garantizó que la cantidad de pastillas de éxtasis estaban disponibles. La transacción consistía en la venta de 3.000 pastillas de MDMA a 7 dólares cada unidad.

Esa transacción fue en realidad un operativo encubierto de la DEA, cuando G.S. estaba por darle las pastillas, agentes aparecieron y lo detuvieron.

El Tribunal del Distrito Sur de la Florida impuso una pena de 51 meses de prisión efectiva, una multa de 100 dólares y otros 36 meses de libertad supervisada, pero como G. S. había llegado al juicio libre bajo fianza no se presentó, se había fugado a Argentina.

 



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