Antes de que estalle el verano, el último sábado de cada año, Sonora Park propone “la” fiesta para los marplatenses. Un anticipo de la temporada en el balneario Horizonte, con un inusitado despliegue de tecnología al servicio de una experiencia magnífica.

Esta coproducción entre Sonora Park, Big Fun y Fabio Donoso está pensada para el segmento etario +30, en donde la música que proponen reconocidos DJ’s de la ciudad es gran protagonista, y la máxima atracción llega de la mano de la banda invitada.

En este caso, quienes tuvieron bailando y saltando sin parar a la multitud (impresionante la cantidad de gente) fueron los integrantes de Vilma Palma e Vampiros.
La banda rosarina concretó una brillante performance y se ganó el reconocimiento unánime. De los incondicionales de siempre y también de algunos escépticos (de esos que nunca faltan).

En la previa hubo no pocos comentarios del tipo “esa banda tiene tres temas buenos y conocidos”. Nada más lejos de la realidad. Los propios músicos se encargaron de demostrarlo durante una hora y media arriba del escenario, encadenando hit tras hit.

Y por supuesto, aparecieron los “contreras” con caras de culpa y asumiendo el error con expresiones como “no sabía que ese (u otro) tema también era de ellos”.
La fantástica respuesta de la gente motivó un show de primer nivel. El “Pájaro” Mario Gómez fue un ejemplo de entrega. Resulta obvio señalar que también se lució toda la banda. Pero el frontman carga con la mayor responsabilidad. Y vaya si sabe cómo asumirla.

A los 62, Gómez destaca tanto por su derroche de energía como por su capacidad para conservar el tono vocal y seguir sorprendiendo con sus característicos falsetes (bien asistido por las chicas del coro).

El show arrancó bien arriba, con la carta de presentación de la banda: “La Pachanga”. Y después de animar al público a capella, la gente se prendió con el coro de “Auto Rojo”, enseguida enlazado con “Bye, Bye”.

Éxito tras éxito, siguieron “Mojada (a dónde vas, a dónde estás”, la divertida “Travestis” y la célebre balada “Verano traidor”.

Luego siguieron “Un camino hasta vos”, “Voy a vos”, la festejada “Me vuelvo loco por vos”, la alusión al backstage con “Cumbia” y “Te quiero tanto”, la cual generó una extensa interacción con la concurrencia que, a esa altura, lucía totalmente involucrada con el show.

Después de “Fernet con Coca” apareció el primer tributo (a Luca Prodan y Sumo), con una versión de “La Rubia Tarada”, y el primer amague de despedida que, como era de esperarse, no se concretó.

La continuidad fue bien arriba, con “Fondo profundo”, y entonces sí, llegó completa “Auto Rojo”. El primer bis fue con otro tramo de “Bye, bye”, luego del cual Gómez felicitó a Aldosivi por el ascenso a primera división y reafirmó su amor por Rosario Central (“¡Yo soy re-canalla!”, dijo).

Y siempre con las pilas a full, llegó el segundo tributo, ahora a Gustavo Cerati y Soda Stéreo, con un lindo recuerdo de “Cuando pase el temblor”. La despedida llegó con un nuevo bis, ahora con “Fondo profundo”.

Si bien su época de esplendor se registró en la década del ’90 y en la primera parte de la del 2000, Vilma Palma e Vampiros demostró su vigencia con un recital que, podría decirse, realzado por el entorno, superó las expectativas.

Pero no todo terminó ahí, porque retornó la música by DJ’s, con un line up de excelencia, interpretado por Leo Tapia, Fredy Zayat, José Pascutto (con su tradicional y festejado set de dancing latinos) y Julián VE (para captar los gustos de los más jóvenes).

La noche-madrugada originó tantas buenas sensaciones que ni siquiera se consideró molesta a la baja temperatura para esta época del año. La consigna de divertirse y bailar hasta el amanecer se cumplió con creces.