BUENOS AIRES.- La superstición popular dice que los viernes 13 son de mala suerte y por eso hay que cuidarse de pasar debajo de las escaleras, cruzarse con un gato negro o derramar sal.
No se sabe qué conjuro debió haber hecho Cristina Fernández para tratar de evitar el anunciado procesamiento que el juez Claudio Bonadio iba a dictarle por la causa de la operatoria de dólar a futuro.
Había sido llamada a declarar un viernes, el 26 de febrero pasado, en forma sorpresiva; y fue un 13 de abril, miércoles en este caso, el día que tuvo que enfrentar la indagatoria, en su reaparición pública después de abandonar el sillón de la Casa Rosada que ocupó durante ocho años.
Hoy, un viernes 13 de mayo, el juez Bonadio decidió firmar su procesamiento precisamente por jactarse de haber sido la que comandó las decisiones económicas que, de acuerdo al fallo, provocaron un desfalco en las arcas del Estado.
La acusó de “tirar plata a un pozo sin fondo”, “una y otra vez, a despecho” cada vez que se pactó una operación de dólar futuro y, sabiendo que la propia imputada lo habían llamado “juez pistolero”, argumentó: “No hay dudas de la intención de quien apunta con un arma de fuego a la cabeza de una persona y le dispara, no cabe duda que su intención es matar”; aquí “quienes ordenaran y permitieran la realización de ruinosos y millonarios contratos de dólar a futuro por parte del B.C.R.A., con un dólar que estaba cotizando en esos momentos a los valores ya consignados, sabían que el resultado no podía ser otro que pérdidas millonarias para el patrimonio de la autoridad”.
En su resolución, el juez eligió llamar a la ex presidenta como Cristina Elisabet Fernández.
A no pocos les llamó la atención esa forma: aunque así figura en su documento, el día en que se presentó a indagatoria la ex jefa de Estado le pidió a la secretaria del tribunal que sacara el nombre Elisabet de la causa y le agregara a su apellido “de Kirchner”.
Pero el 13 no fue el único numero que rondó hoy en los tribunales al leerse la resolución de Bonadio: el juez explicó la maniobra de dólar a futuro como una ruleta “descompuesta” en donde la bolilla siempre cae en el 11.
Curioso es el número elegido: el 11 es precisamente el número asignado al juzgado de Bonadio cuando se sorteó esta causa. Claramente, la suerte no estuvo del lado de Cristina.
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