Veintitrés familias de uno de los edificios afectados por el voraz incendio de la distribuidora Torres y Liva comenzaron esta semana a retornar a sus hogares luego de 17 meses de espera y tras la reconstrucción parcial de las unidades alcanzadas por las llamas, obra que demandó una inversión de más de 43 millones de pesos.

El 15 de diciembre de 2019 el fuego devoró la estructura de la distribuidora y las 47 viviendas del edificio de Torres y Liva. El caos, el humo y las llamas se apoderaron en minutos de la quietud del barrio aquel domingo inolvidable. El siniestro derivó en una de las peores tragedias contemporáneas de la ciudad y cientos de vidas quedaron derrumbadas en apenas una noche. Un desarraigo total, un pasado en ruinas, un presente incierto, una catástrofe bisagra.

Pero aquella noche, no solo los inquilinos y propietarios del edificio construido sobre la distribuidora que ardió en llamas vieron completamente adulterada su realidad en cuestión de minutos. También aquellos que residían en al menos cuatro de los edificios en la misma manzana fueron evacuados y debieron abandonar sus hogares con lo puesto.

Ante la tragedia, muchos se refugiaron inicialmente en la casa de amigos o familiares. Con el tiempo, la mayoría debió afrontar los gastos del alquiler de otra propiedad y empezar de cero -en cuanto a lo material-, con la incertidumbre de saber si sería factible o volver o no a sus departamentos.

Lo material, lo afectivo, lo emocional, el sacrificio de años, los proyectos de vida, los sueños, todo y más de pronto quedó reducido a escombros, cenizas y dolor. Pasó más de un año.  Y no cualquiera: el 2020 en el que la pandemia alteró la vida y el orden mundial.

El fin de semana pasado se cumplieron 17 meses de la tragedia y este miércoles, el edificio “Teodoro IV”, ubicado a la vuelta de la distribuidora, en 14 de julio 1752, fue reinaugurado tras una importante obra llevada a cabo a través de una empresa constructora local elegida en el marco de una licitación.

En ese edificio, cinco departamentos habían quedado destruidos, mientras que otros siete sufrieron gruesos daños y los demás también se vieron afectados en menor medida, pero en términos generales toda la estructura edilicia sufrió las consecuencias del impactante siniestro de dimensiones históricas.

La obra para reparar el “Teodoro IV” -el edificio tenía seguro-, que requirió una inversión de 43 millones de pesos, incluyó una licitación que recibió seis propuestas a sobre cerrado de empresas constructoras locales y llevó largas semanas de ejecución, culminó en los últimos días.

De a poco, entre la emoción de volver y el recuerdo nítido de la inolvidable noche que cambió sus realidades por completo, 23 familias fueron autorizadas a regresar a casa. Los departamentos están cambiados, algunos más que otros, de acuerdo al daño provocado por el calor que emanaba de las llamas que hicieron arder a Torres y Liva.

El consorcio del edificio llevó a cabo este miércoles un sencillo acto de reinauguración en el que se impuso la alegría de los propietarios ante la noticia de poder volver a ocupar los departamentos.

Además, algunos vecinos se organizaron para colocar un pasacalles en la zona: “Hoy retornamos a casa a nuestros hogares luego de 14 meses”. El mensaje agradece también a todos los que han colaborado en este tiempo.

Tanto desde el consorcio del edificio reparado como los propietarios e inquilinos expresaron su agradecimiento a la tarea desplegada en su momento por los bomberos, Defensa Civil y la Policía, pero también al Departamento de Obras Privadas del Municipio, a la compañía de seguros, a los arquitectos, la empresa constructora y los obreros que trabajaron en la recuperación de este inmueble.

De este mismo edificio que hoy ve a 23 familias regresar para reacomodarse y empezar una nueva etapa, el 15 de diciembre de 2019 muchos salieron solo con la ropa que llevaban puesta y -con suerte- sus documentos.
Varios permanecieron días en la puerta del edificio, en busca de poder ingresar a recuperar sus pertenencias. Algunos lo lograron, otros no.

A 17 meses de la tragedia, uno de los incendios de mayor dimensión en la historia de la ciudad, estas familias pudieron iniciar el retorno para volver a retomar sus vidas en casa.