Uno de los detenidos confesó en un video que mataron al diacono para defenderse de un ataque sexual
Uno de los dos detenidos por el crimen del diácono Guillermo Luquín en Temperley grabó antes de entregarse a la policía un video en el que confesó que mataron al religioso para defenderse de un ataque sexual y denunció que éste lo acosaba desde que tenía 15 años, informaron fuentes de la investigación.
“Hola, me llamo Roberto Javier Céspedes, hablo por el caso de Luquin, Guillermo… Empezó esto cuando yo tenía unos 15 años…”, comienza el relato.
El material dura 7 minutos y 38 segundos. Sobre el final, Céspedes cuenta que habló con su familia y que decidió entregarse para contarle todo a la Justicia.
Luego muestra sus lesiones en las manos y dice: “Estas son mis heridas, los signos de lucha, estas son mordeduras, raspaduras con el cuchillo, acá me mordió con los dientes, acá me quiso clavar el cuchillo también, no pudo, y bueno, eso”.
Los capturados son dos varones de 19 y 20 años y están acusados de ser los autores materiales del crimen del integrante de la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Lomas de Zamora, informaron fuentes policiales a NA.
La investigación quedó a cargo de la Unidad Funcional de Investigación (UFI) número 6 del mismo distrito y los jóvenes fueron detenidos por efectivos de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) local.
Luquín fue encontrado muerto el domingo en su casa de Temperley: el cuerpo del religioso, de 52 años y quien además se desempeñaba como empleado del Banco Provincia, presentaba al menos una herida cortante en el cuello y estaba envuelto en las sábanas de la cama, mientras que en la casa no había señales de ingresos forzados o del robo de elementos de valor.
Los médicos del SAME que llegaron a la vivienda del diácono, en la calle Bombero Ariño al 800, consideraron que lo mataron durante la madrugada del domingo.
Según el resultado de la primera autopsia realizada al cuerpo, presentaba un golpe en la cabeza y cinco lesiones superficiales de arma blanca, una de ellas en el cuello.
En principio, no había podido establecerse en forma fehaciente cuál de las heridas le provocó la muerte, por lo que se decidió realizar una serie de estudios complementarios.