La adaptación a la nueva categoría le hizo sentir el rigor a Unión. Sin embargo, la idea siempre estaba latente. Como esperando su momento para surgir. Y claro, usualmente, las ideas y las intenciones requieren de intérpretes para llevarlas a la práctica.

Y casi con la misma solvencia con que había superado a Lanús hace pocos días, este viernes cerró su gira con un saldo más que positivo de dos triunfos en tres juegos, al superar a Atlético Pilar, que arrastraba un largo invicto en su casa, por 78 a 63.

Varios de los destacados ante El Rancho también se habían lucido frente al Granate. Y por delante de todos, brilló Felipe Barrionuevo. El pibe de 18 años jugó un partidazo. Y no es casualidad, entre él y Tomás Quinteros, otro de gran gira, tienen que llevar el peso de cubrir la ausencia por lesión de Cristian Cadillac, nada menos.

Barrionuevo, desde el banco, jugó casi 30 minutos, anotó 16 puntos, tomó 3 rebotes y repartió 3 asistencias. Fue una de las claves, aunque no la única.

Si bien Pilar dominó el rebote en el arranque, cometió demasiadas pérdidas y falló toda la noche desde la larga distancia.

Fundamental resultó el apartado defensivo de Unión, que logró lastimar de contraataque.

El “Celeste” le cerró bien las conexiones a Jonatan Treise, estuvo muy activo para rotar y cubrir espacios. Como consecuencia directa, Pilar perdió fluidez (en rigor de verdad, casi nunca la encontró). Y si bien mejoró atrás para el segundo cuarto, su 2/10 en triples no lo ayudó.

La buena distribución de las responsabilidades ofensivas de Unión resultó determinante y le planteo dificultades a la defensa del local, cuyo líder fue Dishon Lowery. El extranjero también se las ingenió para anotar, pero estuvo demasiado solo y sus 19 puntos, 11 rebotes y 2 tapas fueron estériles.

El encomiable trabajo defensivo de Unión aturdió y frustró a un Pilar sin lucidez y, al mismo tiempo, le dio paso a excelentes momentos de básquet ofensivo. El “Celeste” terminó luciéndose y cosechó un triunfo estupendo.
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