Como carta de presentación, más allá del resultado final, Once Unidos se ganó con creces un crédito para subir la apuesta. En su debut en la Liga Nacional A2 de Vóleibol, con un plantel muy joven y muy identificado con Mar del Plata, estuvo a la altura frente a un poderoso como San Lorenzo de Almagro. Y además, se llevó una victoria espectacular, en él tie-bread, tras remontar un 0-2. En definitiva, Once Unidos se impuso por 3-2 (23-25, 22-25, 25-23, 26-24 y 15-12), y espera por otro desafío, esta noche desde las 21, cuando reciba a Vélez Sarsfield.

Tras un capítulo inicial muy equilibrado, un error en la rotación “azulgrana” parecía otorgarle una ventaja al local (19-18), la cual se extendió a 22-20 tras cristalizar un contraataque, capitalizando su mayor volumen a partir de la defensa. Hasta allí, Joaquín Aquindo se mostraba muy efectivo por el opuesto, pero lo bloquearon (23-23) y a partir de allí los locales no pudieron volver a pasar la muralla rival.

Ciertas distracciones en el segundo capítulo lo alejaron a Once Unidos en las cifras (5-8, 6-10 y 8-14). Pero los de Gonzalo Borstelmann reaccionaron con un espíritu combativo que está llamado a ser una marca registrada. Fueron limando diferencias hasta pasar al frente por primera vez con una diagonal corta de Aquindo. Sin embargo, San Lorenzo cerró mejor una vez más, y tras una mala recepción de Facundo Funes, se escapó el segundo set.

La cuesta a remontar era muy empinada. Once Unidos arrancó mejor en el tercer set, tomó algunas ventajas pero reaparecieron los baches y se encontró nuevamente abajo en el resultado (12-13). De todas maneras, al igual que en los capítulos anteriores, no estaba nada lejos en el juego.

Y los ingresos de Juan Manuel Gómez (complico al rival con su saque flotado), Bautista Gazaba y Tomás Russo resultaron positivos. Un error en ataque de San Lorenzo dejó el capítulo servido en bandeja para los locales.
El visitante marcó el camino en los primeros tramos del cuarto set. Estuvo adelante en los números y se mostraba sólido en todas las facetas del juego.

Claro que no contaba con la decisión de un rival que no se iba a entregar sin luchar. y en el final apretado, inclinó la balanza un gran turno de Santiago Aulisi al servicio. A esa altura, el estadio de Falkner y Roldán se transformó en una locura. Y empujado por su gente, Once Unidos fue por el cuasi milagro. Y lo consiguió. Con la confianza por las nubes y un rival que se vio desbordado y no podía entender cómo una victoria que tenía casi al alcance de la mano se les escurrió por “culpa” de unos guerreros de verde y blanco que siempre creyeron en sus chances.