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Deportes 18 de septiembre de 2016

Una renovación oportuna

Por Sebastián Arana

Los designios del fútbol suelen ser extraños. Banfield, con plantel más nutrido, el año anterior se quedó en la puerta de dos finales.
Ahora, en cambio, llegó al festejo máximo. Pese a que durante el transcurso de este Apertura, sufrió una sangría difícil de asimilar. En la defensa, Sebastián Robles se fue a jugar al Federal B y el polifuncional Alejandro Espinoza emigró a España, lo mismo que Facundo Márquez.
Este último era uno de los cuatro buenos delanteros que, a priori, contaba el plantel. De ellos, el único que terminó fue Leandro Monges, quien tuvo que infiltrase para estar en la final y la jugó hasta que pudo. Martín Domíguez se lesionó en el tramo regular y Luciano Broso fue expulsado en los cuartos y le aplicaron seis partidos de suspensión. Ese mismo día, el del cruce con Kimberley, fue expulsado Carlos Aguirre, luego suspendido por cuatro partidos.
Parece mucho y es mucho. Pero David Mariscal capeó la tormenta potenciando a los más jóvenes.
Leonel Belagardi, marcador central, clase ’97, nunca se complica y no cometió fallas importantes a lo largo de todos los play-offs.
Diego Cepeda, mediocampista por izquierda, clase ’96, tuvo una aparición decisiva en el cruce de octavos con Once Unidos, en el que convirtió dos goles, y terminó afirmado.
Franco Montes, clase ’95, apareció en el mediocampo cuando Monges se lesionó en el primer tiempo del partido ante Kimberley y ya no salió. Ayer fue decisivo con la ejecución perfecta del tiro libre que destrabó el partido.
Manuel Sosa, clase ’95, otro de los del fondo, rindió en la misma sintonía que Belagardi. Pero fue más allá pateando penales con el aplomo de un veterano en las definiciones ante Kimberley y Alvarado y ayer para convertir el tercer tanto.
Por último, Maximliano Andrade, otro ’95, terminó siendo el factor de desequilibrio de la final con sus corridas y su decisión para ir a todas. Metió el cabezazo que terminó en el gol en contra de Maxi Gómez, recibió la falta de Fittipaldi en la jugada del tiro libre y, por último, a él le hicieron el penal que marcó Sosa.
Los más grandes, como Monges (todo corazón para jugar esta final en una pierna), Rando, Briones o Asención, fueron el soporte para que ellos pudieran insertarse naturalmente. Pero, de todas las sorpresas que hubo en esta Apertura, la de los chicos de Banfield fue la última, una de las más agradables y, probablemente, la que definió el certamen.



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