Una postal de la ciudad que corre cada vez más riesgo: las lanchitas amarillas no logran salir de la crisis
Durante este año más embarcaciones continuaron desapareciendo de la clásica postal de la ciudad. Por ahora sólo quedan 28 cuando en la época de esplendor llegó a haber más de 200.
La postal es una de las más buscadas por los turistas cuando visitan a la ciudad. La foto en la banquina del puerto con los pescadores y sus lanchas amarillas es una de las fotos preferidas para llevarse de recuerdo de Mar del Plata. Pero esta imagen cada vez corre más riesgo de desaparecer: por distintos factores, el 2016 volvió a ser un año malo para la actividad y se redujo la cantidad de embarcaciones.
La crisis que atraviesan las “lanchitas amarillas” parece no tener fin durante los últimos 25 años. Mientras los pescadores esperan que avancen el proyecto de reconversión que podría salvar la típica postal de la ciudad, la realidad no da tregua: durante este año se perdieron tres embarcaciones. Ahora, sólo quedan 28. En la época de esplendor hubo más de doscientas.
“El 2016 fue malo. En lo que va del año hubo muchos días de mal tiempo y el precio del pescado fue muy bajo. La situación sigue empeorando”, cuenta Luis Ignoto, presidente de la Sociedad de Patrones de Pescadores.
Y agrega: “Las embarcaciones que vendieron el permiso de pesca ya no volverán a funcionar. Será utilizado ese permiso por otras más grandes”.
En medio de una situación compleja, el interrogante es cómo logran sobrevivir las pocas “lanchitas amarillas” que quedan. “¿Por qué se subsiste?, repite la pregunta Ignoto. Y responde: “Porque para ellos es un modo de vida. A lo largo de los años han sabido invertir lo que ganaron en sus mejores épocas. Algunos tienen otros ingresos que les dio la misma embarcación o el trabajo de su familia. Entonces si hay un poco de pescado se mantienen. El valor más importante es el del precio del permiso de pesca”.
El mal clima
El presidente de la Sociedad de Patrones Pescadores profundiza los motivos que hicieron del 2016 un año malo.
“El factor climático fue muy importante. Las embarcaciones que se dedican a la pesca con nasas, que son esas canastas de mimbre que se ven por ejemplo en la banquina, y las de trasmallo tuvieron directa relación con el tiempo”, sostuvo Ignoto. Y agrega: “Son embarcaciones que salen, tiran el equipo al agua, lo dejan pescando en reposo y al otro día van a buscarla. Entonces si hay mal tiempo tienen que dejarla. El clima es un factor importante para recuperar el equipo porque sino lo que vas a pescar se pierde”.
En ese sentido, Ignoto también sostiene que el “mal clima impide salir”. “Estas embarcaciones, como tienen radio de acción de 15 millas, tienen 24 horas de ausencia. Es decir que la autorización de ausencia que tienen de puerto es de un día. Las embarcaciones tienen que aprovechar los días buenos para salir”, explica. Y agrega: “Este año hubo temporales y vientos que rotaron permanentemente. Cuando hay viento fuerte al otro día te encontrás con que quedó la marejada y hasta que no se asiente el mar no podés salir a pescar de nuevo”.
El precio del pescado
El otro factor que influyó en el mal año fue “el precio del pescado”. “Al principio apareció el problema que las empresas chinas no compraban y sobre todo se cayó el mercado de Nigeria que era el alternativo”, explica Ignoto. Y agrega: “En principio se empezó a decir que el precio del pescado iba a ser muy bajo y que no había mucho interés en la zafra tradicional que se hace de la corvina en toda la bahía de Samborombón. Eso involucraba a los precios de Ensenada, la desembocadura del río Salado y después el puerto de Mar del Plata y las que operaban en General Lavalle”.
Además, el presidente de la Sociedad de Patrones Pescadores sostiene que este año “se dio tarde el inicio de la zafra”. “Salimos de acá el 9 de julio y el 29 de septiembre estábamos de regreso. En la bahía de Samborombón han tenido 4 o 5 salidas buenas y el resto hubo escasa pesca”.
El proyecto de reconversión
El 12 de enero de 2012, el ex gobernador Daniel Scioli anunció en la tradicional Fiesta de los Pescadores que se había firmado un convenio para ayudar a reconvertir las tradicionales lanchas amarillas. De esa manera, se escuchaba un histórico reclamo del sector.
El proyecto contemplaba cambiar las embarcaciones para que se conviertan en más seguras y tecnológicas. Esas modificaciones les permitirían salir más lejos de la costa y así obtener mejores resultados en la pesca. Además, las tradicionales lanchas amarillas se convertirían en atracciones turísticas, de pesca deportiva y de estudios oceanográficos. Así la postal no se perdería.
El proyecto sufrió idas y vueltas y aún no se aprobó.
– ¿Cómo sigue el avance de la reconversión?, le preguntó LA CAPITAL a Ignoto.
– Tenemos una aprobación de la Nación y la Provincia de tres lanchas por un barco de 24 metros. La Provincia está tratando de cerrar la resolución y después hay que ir a buscar el financiamiento.
– ¿Será complejo conseguir el financiamiento?
– En ese punto nos encontramos con la problemática que tiene toda la industria naval, que es justamente la hipoteca naval. Encima en este caso es para una embarcación nueva.
Antes era un elemento importante de garantías y los bancos la tomaban. Pero desde la época que se hicieron barcos pero no se terminaron de pagar porque las empresas se presentaron a concurso, se generó un agujero importante en los bancos. Desde ese momento, la hipoteca naval es tomada con mucho recelo por los bancos o no la toman.
– ¿Qué se puede hacer para lograr el financiamiento ante un escenario tan complicado?
– Tenemos la línea de créditos del Banco Provincia y la del Banco Nación. Nosotros ya le manifestamos la situación a la gobernadora María Eugenia Vidal y nos habló de la posibilidad de utilizar el astillero Río Santiago. Tuvo buena predisposición y está la posibilidad de que la intención avance. Además intentaremos explorar el tema del Banco Bisel que tiene una gran diferencia con el Banco Nación, el Banco Provincia y los privados que lo que toman en cuenta para otorgar un crédito es la historia. Nosotros venimos de una emergencia y en ese contexto ningún banco te va a dar un crédito. En cambio, el Bisel opera distinto: te analiza el proyecto hacia adelante como los bancos estadounidenses. Toman la rentabilidad futura y a partir de eso te dan o no el crédito.
– Con las variantes que se están analizando al proyecto, ¿la permanencia de la histórica postal está garantizada?
– El proyecto siempre tuvo presente la continuidad de la postal. Significa que siempre pusimos que al trasladarse el permiso de pesca a una unidad mayor, la unidad menor permanecerá funcionando bajo otro sistema que según prevé la ley de la provincia la convertirá para la pesca científica, cultural, deportiva y recreativa. De esa manera, los dueños podrán mantener su estilo de vida y continuar trabajando en la lancha o si quiere que dentro de su familia alguien siga con la tradición.
– ¿Tienen la esperanza de que el proyecto finalmente avance y se convierta en una realidad?
– El proyecto guía tuvo tantos cascotazos y tantas idas y vueltas que el tiempo transcurrido desanimó a algunos. Pero están los que siguen con la cabeza puesta en el proyecto para que salga. Con un nuevo gobierno lo que se tiene es la esperanza de que salga un permiso definitivo y que tenga sentido. Es decir: que después no falte pescado para cuando el barco salga a producir. Hay que tratar de que el permiso que tenga el barco pueda cumplir un desarrollo de diez meses de producción normal y consecutiva.
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