La pasada noche del miércoles en el Teatro Colón de nuestra querida ciudad ha sido una velada de música y magía que perdurará por siempre en el recuerdo de los que allí estuvimos. No fue un concierto más de nuestra prestigiosa Orquesta Sinfónica Municipal (en el año de su 70 aniversario de vida y a días de haber sido reconocida como Patrimonio Intangible Cultural del Municipio de Gral Pueyrredón) sino que marcó lo que desde esta secretaría sentimos como un nuevo comienzo, como la cristalización de más de dos años de trabajo y gestión para que la orquesta (y nuestros Organismos Artísticos todos) vuelvan a tener el brillo que merecen.
Por eso desde el inicio desde mi gestión al frente de cultura le dediqué especial atención (junto al Director Gral. Del Teatro Colón y los Organismos Artísticos, el Sr Marcelo Gobello) al tema de los concursos para cubrir los cargos pendientes y faltantes en la misma. Algo que hacía años no se realizaba. Por eso quiero destacar que el miercoles 28 además de disfrutar de la exquisita batuta de un nuevo director titular, el Maestro Juan Martin Miceli, tuvimos el orgullo de tener siete nuevos músicos ganadores de su correspondiente concurso entre sus filas. Con respecto al concierto en si, fue una noche de mucha emoción y excelencia.
La performance del violinista invitado por el maestro Miceli, Alejandro Aldana, levantó las primeras ovaciones de la noche, en un teatro colmado como hacía mucho tiempo no veíamos. Su interpretación del Concierto para Violín en mi menor de Felix Mendelsohn despertó la admiración instantanea de todo el recinto, desde el mismo comienzo del concierto donde sorprendió en su interpretación del famoso cantabile, hasta el Allegro Vivace del último movimiento que hizo levantar al Colón en un cerrado aplauso. L
a energía y ductilidad del maestro Miceli cobró una nueva dimensión en su maravillosa versión de la célebre Sinfonía 9 “Del Nuevo Mundo” de Dvorak. Contar con un talento de la dimensión de Juan Martin Miceli, egresado de la Universidad de Música y Artes Performativas de Viena y el Conservatorio Luigi Cherubini de Florencia, es a lo que aspirábamos con el director Gobello cuando nos abocamos a la busqueda de un nuevo director que pudiera llevar nuestra querida orquesta a un nivel superior de excelencia y calidad. Creo sinceramente que no nos hemos equivocado y que el futurodeterminará que estamos frente a una de las batutas más importantes del momento.
La ovación que cerró las últimas notas del emotivo cuarto movimiento de la sinfonía de Dvorak, los aplausos y vivas de pie, las lágrimas de emoción y las palabras de agradecimento de la mayoría del público asistente (que no dejaba retirarse al director del escenario con su sostenido aplauso) nos señala que vamos por el buen camino, y que nuestros anhelos de excelencia para con la gestión daban su fruto. Lo más importante es que todos, músicos, público, funcionarios, trabajadores del teatro disfrutamos de una noche única e inolvidable donde reinó lo verdadero: el arte, la música, la cultura.
*Secretaria de Cultura de la Municipalidad.