Era una noche especial. Seguramente la más especial de esta aciaga temporada para los dos conjuntos marplatenses. Había un mundo en juego. Demasiado poco por ganar y muchísimos por perder.

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Por eso, también, la previa se vivió de una manera diferente a la abulia de los últimos tiempos. Con nerviosismo, expectativas y ansiedad. Fue una previa como las de antes. Esas que se extrañan en la Liga actual.

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Por eso, no sorprendió que el marco de anoche en las tribunas del Polideportivo Panamericano “Islas Malvinas” haya logrado reunir a uns 5.000 personas. Un número impensado para ningún otro partido de la competencia federal. Y que hacía varios superclásicos que tampoco se alcanzaba.

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Eso sí, habrá que prestar atención, desde la esfera municipal, a un detalle no menor cuando se trata de semejante desplazamiento de gente, y tiene que ver con la seguridad.

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Especialmente en el perímetro del Velódromo “Julio Polet” (allí debían comprar su entradas los simpatizantes de Quilmes) y en muchas otras zonas del Parque de los Deportes, la oscuridad es casi total en horas de la noche.

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De poco sirve ofrecer un espectáculo atractivo, que concite el interés y genere tanta expectativa, si no se lo cuida en todos los aspectos. Y la comodidad y seguridad del público tiene que ser una cuestión central.

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La fecha del play-out por la Permanencia aún no tiene fecha definida. Sucede que entre el domingo 19 y el domingo 26 de este mes el Polideportivo no estará disponible, ya que allí se realizará el Campeonato Nacional de gimnasia artística.

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Lo único que se sabe es que Atenas iniciará la llave por la Permanencia frente al “tricolor”, al mejor de 5 partidos, con ventaja deportiva en el Polideportivo “Carlos Cerutti”. Pero aún sin fecha confirmada. Podría comenzar a principios de la semana venidera.

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Conforme iba acercándose la hora de inicio del partido, el ambiente de tensión, la carga emotiva de los espectadores de uno y otro bando se hacía más palpable.

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Y se registró un hecho por demás curioso. Porque así como se vieron caras que hacía rato no aparecían por la cancha para ver básquet de Liga Nacional, también fueron notorias ciertas ausencias de asiduos concurrentes que prefirieron quedarse en sus hogares y sufrir -o gozar- a la distancia.

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Claro que eso no fue exactamente posible. O al menos, como todos hubieran querido. La concentración de partidos de la última fecha (diez) en la misma jornada, algo que deportivamente es acertado, conspiró contra el buen funcionamiento de la tecnología.

La página web oficial de la Liga literalmente colapsó. Por momentos era casi imposible acceder a algún dato, por mínimo que fuera, de lo que pasaba en otras canchas. Y en el Polideportivo, cualquier recurso era bueno para saber cómo iba desarrolándose el juego entre Estudiantes de Concordia y Atenas de Córdoba.

Como sucede habitualmente, la AdC publica las designaciones oficiales para cada partido de la Liga. En el casillero correspondiente a Peñarol-Quilmes aparecían Alejandro Ramallo, Oscar Britez y Danilo Molina.

Pero a la hora de ingresar al rectángulo de juego, aparecieron Pablo Estévez, Javier Mendoza y Oscar Britez, el único integrante del terceto original. ¿Qué pasó en el medio para esa modificación?

Según averiguó LA CAPITAL, las autoridades de mesa recibieron el aviso del cambio de jueces el viernes por la noche. Pero nunca se comunició por otra vía para una correcta información de la prensa y el público. Una desprolijidad que podría haberse evitado. Sobre todo para evitar suspicacias.

Previo al inicio del superclásico de anoche, y por iniciativa de la Dirección de Políticas de Género municipal, jugadoras del básquet femenino de Quilmes y Peñarol ingresaron juntas portando una bandera con la leyenda “La Igualdad se Entrena”.

Jugadoras de uno y otro equipo posaron para las fotos con la bandera mencionada, abrazadas e intercaladas, para dar testimonio no sólo de la igualdad, sino también de la sana convivencia en el deporte.