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Policiales 2 de enero de 2019

Una manada marplatense y frente al mar: similitudes con el caso que conmovió a España

Las similitudes de lo ocurrido en el camping El Durazno con el caso de La Manada, de España, están a la vista. Aunque todavía la investigación está en su etapa embrionaria, el contexto es similar: festejos, alcohol y un ataque sexual.

Los cinco integrantes de La Manada española.

 

Aun cuando en esta etapa inicial de la investigación atribuir conductas tan graves es, como mínimo, una apresuramiento, el caso de los cinco jóvenes detenidos en un camping de Miramar por el abuso sexual de una menor de 14 años se asemeja en la hipótesis judicial al que conmocionó a España en 2016 y se hizo conocido como La Manada.

Las similitudes resaltan por el carácter furtivo del ataque, por la cantidad de protagonistas, por el consumo de alcohol y por el contexto de diversión de quienes lo provocaron, unos en Pamplona y, presuntamente, otros en un camping frente al mar durante las celebraciones de fin de año.

La violación que se investiga por estas horas en Mar del Plata, según los rasgos perfilados tras la denuncia y los testimonios de sus padres, que fueron quienes la rescataron de interior de la carpa, se presume obra de cinco jóvenes, tal como sucedió en Pamplona en la madrugada del 7 de julio de 2016.

Corría el alcohol en los alrededores de la Plaza del Castillo como correrían los toros en los sanfermines cuando una joven solitaria de 18 años se acercó hasta el banco en el que estaba uno de los integrantes de La Manada, un grupo de amigos que así se hacía llamar en un grupo de Whatsapp. Un miembro de la Guardia Civil, un integrante del Ejército y otros tres amigos.

La chica, que había tomado algunos tragos, se sentó durante el concierto de una banda musical y eran ya como las 2.50 de la madrugada. A su lado estaba José Angel Prenda, con quien comenzó a charlar y a los pocos minutos se agregaron Angel Boza, Alfonso Jesús Cabezuelo, José Escudero Domínguez y Antonio Manuel Guerrero.

Apenas unos 10 minutos más tarde los cinco hombres, de entre 24 y 28 años, la convencieron para ir a otro sitio y recorrer las callejuelas próximas a la Plaza de Toros. Confiados en su supremacía, dos de los amigos consultaron en un hotel “para follar”, pero los rechazaron y entonces llegaron hasta la calle Paulino Caballero, donde tras una maniobra de engaño a una mujer que ingresaba a un edificio, Prenda franqueó el ingreso de los demás. A la joven la metieron a los empujones al ver que Boza la estaba besando.

El caso fue impactante porque mientras sucesivamente la penetraban anal y vaginalmente, la obligaban al sexo oral, dos de ellos registraban en video con sus teléfonos celulares. Antes de irse y abandonarla, Guerrero (el Guardia Civil) robó el teléfono de la mujer.

Adolorida, humillada y en un mar de lágrimas la joven de solo 18 años salió a la calle. También en un banco fue  el cierre de la historia. Allí la encontró una pareja que le brindó asistencia y la puso a disposición de la policía.

Los análisis de sangre y orina confirmaron que la joven había ingerido alcohol, como era de esperar, ya que la nocturnidad en esas fiestas está regada por kalimotxo, una mezcla de vino con bebidas cola.

El juicio por La Manada generó una gran controversia en España, país que posee un código penal que difiere del argentino en lo que se refiere a los delitos contra la integridad sexual. Los videos en los que se ve a la joven ajena a cualquier participación fue clave para consolidar la imputación y el pedido de la fiscalía de hechos de agresión sexual continuados y una pena de 22 años de prisión para cada uno.

Sin embargo los jueces entendieron que hubo abuso sexual y no agresión sexual, lo que bajó la pena a 9 años de prisión. Incluso uno de los jueces indicó que no hubo delitos sexuales, esbozando la idea del consentimiento.

El 5 de diciembre pasado el Tribunal Supremo de Justicia de Navarra confirmó la pena pese a la disidencia de dos de sus cinco jueces, los que pidieron elevar a 14 años y medio la prisión para  todos los imputados.

Mar del Plata, por ser oriundos todos los involucrados, y Miramar, por aportar el escenario, no salen tan rápidamente del asombro. Los próximos pasos judiciales resolverán la situación de Lucas Pitman, Emanuel Díaz, Roberto Costa, Juan Cruz Villalba y Tomás Jaime, amigos que salieron de juerga como los de Pamplona.