por Guillermo Villarreal

El regreso postergado del papa Francisco a su tierra natal parece comenzar a tornarse cada vez más probable para el año próximo, en particular tras las señales de distensión en la relación entre el pontífice argentino y el presidente Mauricio Macri.

La sensación de que “se está encaminando” la relación entre el Papa y el primer mandatario, sumada a los frutos espirituales que la Iglesia espera obtener del Congreso Eucarístico Nacional que se hará en Tucumán en el marco del Bicentenario patrio, abonaron esta semana la teoría de que el pontífice comenzó a considerar una fecha posible para su visita a la Argentina.

Pocos o casi ningún colaborador del Papa se animaron a dar certezas, aunque en la Casa Santa Marta, donde reside el pontífice, aseguraron haberlo escuchado a Francisco decir recientemente que deseaba reencontrarse “pronto” con sus compatriotas.

Una sola fuente vaticana consultada por DyN estimó probable que el Papa regrese a su país “entre agosto y octubre de 2017”, en el marco de una gira regional que incluirá también a Brasil, Chile y Uruguay.

La puntualización no es descabellada, dado que en 2013 Francisco les prometió a los brasileños regresar al país vecino en 2017, para los festejos por los 300 años de la aparición de la Virgen de Aparecida, patrona nacional.

La Conferencia Episcopal Chilena dio otra señal de que se están dando los pasos preliminares para agendar una visita apostólica a Sudamérica en 2017, al informar que se “reactivó” el trabajo de la comisión encargada de coordinar un eventual viaje del Papa.

La versión de que Francisco puede visitar la Argentina el año próximo tomó por sorpresa a los residentes de la Casa Rosada, donde dijeron “no tener ningún dato oficial” en ese sentido.

“De ser cierto, será una alegría poder recibirlo en su casa, como merece. Pero no tenemos información al respecto”, plantearon a DyN desde la Secretaría de Culto de la Nación.

La fecha de la visita del Papa a la Argentina estuvo siempre condicionada por su agenda, recargada en 2016 por las actividades propias del Año de la Misericordia, y a la preferencia de Francisco de concretarla en un contexto de país menos crispado y con mayor amistad social.

En tanto, las condiciones protocolares para que Bergoglio se reencuentre con sus compatriotas están dadas, ya que tanto el Gobierno nacional como la Conferencia Episcopal Argentina formalizaron la invitación para que así suceda.

Macri lo hizo durante la audiencia privada que mantuvo con Francisco en febrero pasado, la misma que fue definida como fría y breve, y los obispos argentinos lo hicieron en dos cartas que le remitieron al pontífice.

La novedad sobre una fecha más o menos cierta para el regreso de Bergoglio al país comenzó a tomar fuerza esta semana, después de algunos gestos entre Roma y Buenos Aires que dieron a entender que la relación entre Francisco y Macri comenzó a recomponerse.

El anuncio del Vaticano de que el primer partido de fútbol por la paz de América iba a realizarse el 10 de julio en el Estadio Único de La Plata, fue interpretado en sectores oficialistas como un guiño favorable.

Una misma sensación produjo la decisión de Macri de viajar al Vaticano en octubre para la canonización del Cura Brochero y de otorgar 16,6 millones de pesos a Scholas Occurrentes, la red educativa que auspicia el Papa para la promoción de la cultura del encuentro, la paz y los valores en todo el mundo.

DyN.