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La Ciudad 3 de julio de 2022

Una decisión difícil de consensuar y dos equilibristas en medio de la tensión

El gobierno municipal asumió el desafío de determinar el lugar de la Zona Roja. La sola mención de las posibilidades genera reacciones vecinales. Revive la discusión por el reconocimiento facial. Con las internas nacionales calientes, Montenegro y Raverta procuran evitar cimbronazos.

Por Ramiro Melucci

El gobierno de Guillermo Montenegro todavía estaba regodeándose con las repercusiones de la aprobación de la ordenanza de Zona Roja cuando se activaron las primeras luces amarillas en el tablero de control. Bastó que un grupo de trabajadoras sexuales propusiera públicamente establecerla en el camino viejo a Miramar para que vecinos de los barrios Las Canteras, Don Diego, Santa Celina y Soip armaran una protesta.

Aunque la administración lejos estuvo de un pronunciamiento, la reacción vecinal da la pauta de que no será sencillo hallar una solución exenta de algún grado de controversia. Cuando el debate legislativo ni siquiera había comenzado, más contundente aún fue la resistencia a ubicarla en la diagonal Canosa.

“Siempre va a haber alguien al que no le va a gustar. Se va a elegir el lugar menos perjudicial”, advirtió uno de los funcionarios municipales más entusiasmados con la sanción del proyecto. “Lo peor es lo que teníamos antes de la ordenanza: la oferta y demanda de sexo en la vía pública podía llevarse a cabo en cualquier horario y lugar”, agregó. Y consideró que si la situación seguía sin resolverse las consecuencias podrían haber sido dramáticas: “Cuando el Estado no actúa, la justicia por mano propia es un riesgo. Supo haber hasta una especie de patrulla vecinal que salía a perturbar a quienes ejercían la prostitución. De ahí a un enfrentamiento había un paso”.

En los hechos, el asunto no está resuelto. Apenas transcurrió la primera semana en que el Ejecutivo puede recibir solicitudes y convocar a reuniones para la determinación de los lugares y horarios. El objetivo, dicen en el gobierno, es alcanzar “el máximo consenso posible”, pero la palabra final la tendrá el municipio.

La sanción de la norma generó reacciones que estaban dentro de lo esperable. Satisfacción en los vecinos que ven en la puerta de sus casas escenas que no quisieran ver. Repudio de las trabajadoras sexuales a las que difícilmente alguien convenza de que no buscan criminalizar su actividad. Pero los elogios que prodigaron a funcionarios y concejales oficialistas los vecinos de los barrios Don Bosco, Sarmiento y Los Andes podrían leerse, a su vez, como el costo que pagó la oposición por no acompañar la iniciativa.

Tan pronto como pudo, el Frente de Todos dio vuelta la página con un proyecto de alto interés: propuso evaluar el reemplazo de las rotondas de la avenida Champagnat, sinónimo de caos y contratiempos en horas pico, y de riesgo siempre. El proyecto alumbró un día después del encuentro que mantuvo Fernanda Raverta con su bloque de concejales. Igual que la propuesta de dividir el circuito electoral 364, que incluye zonas como el Puerto y Mogotes, para acortar la distancia con los centros de votación los días de las elecciones.

Para aprobarla, el kirchnerismo necesita el aval de Juntos por el Cambio. Si bien el proyecto ingresó al Concejo el pasado lunes, los sondeos con el oficialismo empezaron en las semanas previas. En principio no hubo acuerdo. El senador Alejandro Rabinovich, hombre de confianza de Montenegro, lo reflejó en un tuit. “Hay que dejar de pensar en cosas alejadas de la gente y trabajar en base a las prioridades de los vecinos”.

 

 Los elogios que recibieron funcionarios y concejales oficialistas por la ordenanza de Zona Roja podrían leerse, a su vez, como el costo que pagó la oposición por no acompañar la iniciativa.

 

Ya sin fotomultas ni Zona Roja, el Concejo semejó un remanso. La respuesta del secretario de Seguridad, Martín Ferlauto, al informe solicitado por los concejales sobre el sistema de reconocimiento facial de prófugos empieza a revivir el fuego. “Sirve para que ladrones, asesinos o violadores tangan juicio y castigo”, escribió el funcionario, y consideró “fundamental” implementarlo. El kirchnerista Vito Amalfitano hizo foco en otro párrafo del informe: el que dice que la empresa saldrá de un “proceso de contratación”. Con el antecedente de las fotomultas a mano, advirtió que no hay intenciones de hacerlo por licitación. El gobierno no tardó en recordar que el que propuso aprobar una emergencia en seguridad para que los procesos sean más rápidos fue el Frente de Todos.

Pero nada causó revuelo como la propuesta de la Defensoría del Pueblo para ampliar a patios y terrazas de locales gastronómicos la prohibición de fumar. Los empresarios del sector lo vieron como un ataque directo y no tardaron en salir a rechazarla. El oficialismo advirtió de inmediato que la restricción no ayudaba y Fernando Rizzi, uno de los defensores, le bajó el tono a la controversia al relativizar los objetivos del proyecto y recordar que, por ejemplo, no alcanza a los decks.

 

La foto de Raverta con sus concejales, el fin de semana pasado.

La foto de Raverta con sus concejales, el fin de semana pasado.

 

Todo ocurre mientras las internas arden en las grandes coaliciones y los principales referentes locales, Montenegro y Raverta, suman a sus actividades cotidianas clases avanzadas de equilibrismo. La foto de la titular de Anses con sus ediles mostró que todo sigue igual en el bloque pese a las disputas nacionales. Las alusiones de Cristina Fernández de Kirchner al manejo de los planes sociales habían desacomodado a Roberto Gandolfi, del Movimiento Evita. Desde un primer momento, sin embargo, el concejal evitó agitar la interna con La Cámpora sucede en otros distritos bonaerenses y aclaró que el cimbronazo no debía cambiar el objetivo de fortalecer el Frente de Todos.

Los planes también habían generado rispideces entre intendentes del PRO, allí donde el equilibrista es Montenegro. La bendición de María Eugenia Vidal a Cristian Ritondo para disputar la Provincia, con el visto bueno de Mauricio Macri, desafía a Horacio Rodríguez Larreta, que promueve a Diego Santilli.

Cada movimiento que podría interpretarse como indicio de algún alineamiento es desmentido cerca de Montenegro. La presentación de los cambios al Código Penal para evitar usurpaciones mediante un proyecto de Ritondo en la Cámara de Diputados. “Es el presidente del bloque, lo más natural del mundo es que pase por él”. La inauguración de locales partidarios en la quinta sección con activa participación de Rabinovich. “A todos los que bajan a la quinta los recibimos de la misma manera, cuando viene el Colo también estamos”. Las conversaciones con la Fundación Pensar, el think tank del PRO, más identificada con el jefe de gobierno porteño. “Hablamos con todos porque nuestra prioridad es exportar el modelo de gobierno de coalición que tenemos en Mar del Plata”, repiten como un mantra.

Por lo tanto no habrá que esperar de Montenegro ninguna definición tajante en el frente interno. Eso queda para otros. Como el senador y ex ministro bonaerense Joaquín de la Torre, que a su paso por Mar del Plata, cuando LA CAPITAL preguntó sobre el próximo candidato para la Provincia, no dudó en hundir al elegido de Larreta: “No se puede sentir ni amar aquello que no se conoce”.