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Deportes 25 de junio de 2023

Una cita con la historia: Riquelme tuvo su merecido homenaje

"El último 10" saldó una deuda con los millones de amantes de su fútbol.

Por Bruno Verdenelli
Especial para LA CAPITAL desde Buenos Aires

Ocurrió finalmente, después de tantos amagues. Este domingo 25 de junio de 2023 fue al cabo el día elegido por Juan Román Riquelme para recordarle a todos quién es y qué representa en la historia del fútbol argentino.

Porque no ha sido la de esta tarde en la Bombonera una fiesta exclusivamente “xeneize”, a pesar de que el espacio físico del estadio haya limitado otra vez la capacidad de asistencia de miles de hinchas que no tienen la posibilidad de ser socios de la institución, y de los propios amantes neutrales del infinito talento de “El último 10”.

La presencia estelar del astro Lionel Messi y de sus adláteres en Qatar, incluidos los miembros del cuerpo técnico de la Selección Argentina, no es otra cosa que un homenaje en vida a Román. También la aceptación al convite de muchos ex compañeros de Boca Juniors con quienes mantuvo ciertas polémicas, idas y vueltas en el pasado, es una prueba de amor por lo que este hombre de flamantes 45 años hizo por el juego que todos ellos aman. La demostración de la admiración que le significó y le significará siempre haber tratado a la pelota como él la trató.

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“El futbol et torna el que li dónes”, rezaba en catalán el slogan de un modelo de remera puesta a la venta por la marca que vestía al Barcelona campeón de Europa en 2011. Era el apogeo del guardiolismo en la ciudad condal… Esa misma que no había valorado a Riquelme una década antes.

“El fútbol te devuelve lo que le das”, significaba. Y eso es lo que ocurrió, ni más ni menos, este domingo con el superhéroe boquense nacido en Don Torcuato. Lo mereció todo y más. Cada muestra de cariño y respeto por su obra le correspondía, le pertenecía, durante la última función en el “jardín de su casa”.

Para que queden las imágenes en la posteridad, en las retinas y las memorias de quienes lo vieron en vivo y de los que se alimentaron de los relatos de sus hazañas que hacen los mayores. Porque así es la historia y debe relevarse. Porque así son las leyendas que inspiran a las nuevas generaciones. Porque quienes dan deben recibir.

El paso de los años muchas veces puede medirse con este tipo de acontecimientos. Muchos lloraron de emoción por los que ya no están y estuvieron en alguna jugada magistral del 10. Otros porque se hicieron grandes mientras eso ocurría. Tantos más porque saben que lo que vieron fue irrepetible. En fin, cada cual con sus razones, se conmovió hasta las lágrimas, hasta las sonrisas, y hasta las lágrimas otra vez al grito de “Riquelme, Riquelme”, como símbolo de agradecimiento eterno.

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Son tiempos en los que se han extinguido los románticos. El fútbol, como casi todo, se ha vuelto una mercancía. Y el futbolista, como aquel Garibaldi de la novela “El centro forward murió al amanecer” que era comprado por un magnate sólo con el excéntrico propósito de que viviera en su casa, cada año es menos jugador y más producto.

Riquelme tal vez sea el último de los exponentes de una época que se terminó. Inclusive, quizás, en su tarea como dirigente intente ir en contra de esa corriente, como lo hizo desde que apareció en la escena pública, y reciba en sus anchas espaldas el castigo: las consecuencias de no ser ahora el autor de su propio destino.

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Su intransigencia, antes, tenía respaldo en su fútbol casi invencible. Los magos no están en una oficina: allí no pueden hacer sus trucos. Allí no hay goles o asistencias que tuerzan el brazo de las críticas. Y Riquelme no sólo lo comprende, sino que lo afronta. Sin estar de acuerdo, muchos deberían valorar tal conducta al fin, pues se rige en base a los principios. Pero claro, lamentablemente tampoco es esta una época donde aquello parezca revestir importancia.

No obstante, esa no ha sido la temática de hoy. Porque hoy todo fue una fiesta. La fiesta que el fútbol argentino le debía al Riquelme jugador y tal vez la última deuda que el Riquelme jugador mantenía con los millones de amantes de su fútbol. Quedó saldada: la de esta tarde ha constituido una cita con la historia.