Un cuarto de siglo. Es la medida de tiempo que transcurrió desde que el terrorismo internacional llegó a la Argentina. Lamentablemente, desde entonces, y hasta ahora, muchos países han sufrido el flagelo de este fenómeno.
Así lo hemos visto recientemente, a través de los medios de comunicación, en Francia y Alemania, en Yemen y Siria, en Indonesia e Israel, incluso en los Estados Unidos. El terror no conoce fronteras ni distingue entre religiones, sexo o etnias. Todos somos posibles víctimas, todos somos sobrevivientes.
Hay quienes piensan que los números no son importantes, no hablan por sí mismos, no representan una referencia significativa. Contrariamente, creo que este aniversario en particular marca el paso de una generación.
Son millones ya los jóvenes argentinos que nacieron luego de este suceso trágico, que no compartieron en tiempo y espacio la vivencia de ese horror. Y, no obstante, son ellos mismos también quienes merced a la tecnología, a las redes sociales y los avances de la comunicación han recibido mayor información sobre los ataques terroristas que, con triste frecuencia, se producen alrededor del mundo.
Este libro “Paz sin terror” (**) es un manifiesto del puente que queremos construir entre quienes han sufrido en carne propia las consecuencias del terrorismo internacional y las nuevas generaciones argentinas. Es preciso que aquellos individuos que son parte de redes de terror, o cómplices de las mismas, sepan que no tienen lugar aquí. Frente a este fenómeno no hay espacio para los titubeos, sólo para el compromiso en su erradicación.
El atentado a la Embajada de Israel en Buenos Aires fue ejecutado por el grupo terrorista Hezbollah. Así lo determino la justicia argentina, a pesar de no haber conseguido llevar al banquillo a los acusados. Este modus operandi se ha repetido en numerosas ocasiones a lo largo de estos 25 años. Sin embargo, aún con esta certeza, los criminales e ideólogos continúan moviéndose libremente por el mundo sin rendir cuentas, escudados en la impunidad y el patrocinio que garantizan países como la República Islámica de Irán.
Con los dedos en “V” y la palma abierta, Medinath Israel evoca el recuerdo de las víctimas. Cada una de ellas está grabada por siempre en nuestros corazones. El dolor de las familias y de los sobrevivientes está siempre con nosotros. No habrá claudicación ante el miedo y el terror, sólo sed de justicia y libertad. Frente al odio irracional que se oculta en la matriz de los actos terroristas, duplicaremos nuestro compromiso en educar a las generaciones presentes y futuras en los valores de la democracia y el respeto por la diversidad. Ese es nuestro desafío y nuestro compromiso permanente con la historia.
(*): Embajador de Israel en Argentina.
(**): Texto incluido en un libro “Paz sin Terror” editado conjuntamente entre la sede diplomática y la Legislatura Porteña, en el marco de la ley Ley N° 5782, según la cual en la Ciudad de Buenos Aires se establece el 17 de marzo como el “Día de la memoria y solidaridad con las víctimas del atentado contra la Embajada de Israel”.
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