Un nuevo aniversario de la Universidad Pública
59 años. Una necesidad: visión y mucha realizaciones.
“Concebida como proyecto cabal de una ciudad múltiple, variada económica y socialmente como pocas otras de la Argentina. Por eso la ciudad en la que se implantó, marcó su personalidad en el tiempo. Fue impulsada por comerciantes, por profesionales, por una sociedad civil decidida al desarrollo y también por jóvenes que la necesitaban. Fue católica y libre, fue provincial y laica, en su camino a la nacionalización encontró escollos difíciles de sortear. A veces fue autoritaria, luego festejó para siempre la democracia. Desde entonces, se enorgullece de la representación de sus claustros”. Del libro: “Universidad Nacional de Mar del Plata. Antecedentes, proyectos y trayectorias” (EUDEM).
Empezamos a vivir el primer día de la sexta década de nuestra querida casa. Pasaron muchas cosas en la Argentina desde aquellos tiempos en que fue creada. Nació modesta. Ni el más entusiasta pudo imaginar que se convertiría en una institución fundamental del sudeste de la Provincia.
Localizada en Mar del Plata y Balcarce, su zona de influencia inmediata reúne a los municipios de General Alvarado, Necochea, Mar Chiquita, Pinamar, Villa Gesell, Lobería, General Madariaga, Partido de la Costa, Tres Arroyos y San Cayetano.
Su comunidad está integrada por más de 80.000 miembros: estudiantes, becarios, docentes, investigadores, trabajadores universitarios y graduados.
Hoy contamos con 9 carreras de pregrado y 54 carreras de grado en la que se forman profesionales de calidad en Ciencias Sociales y Jurídicas, de la Salud, Humanas, Exactas, Ingenierías y Económicas. En lo que hace al posgrado tenemos 15 doctorados, 16 maestrías y 14 especializaciones.
La Universidad está preparada para aportar y recibir conocimientos científicos, de innovación y tecnología en sus múltiples manifestaciones, de esa manera se constituyen en un motor para el desarrollo social y cultural.
Desde aquella necesidad de una ciudad en busca de una Universidad a este presente podemos sentirnos orgullosos. Es una obra común, un gran caleidoscopio, un lugar efervescente comprometido con su realidad.
A lo largo de estos años el árbol fue dando muchos frutos: premiada y distinguida. Una usina que no descansa. De manera artesanal y silenciosa con paciencia propia de orfebre va gestando y compartiendo sus saberes.
Hoy permanece abierta aún en este contexto tan delicado. Activa, sigue trabajando, creando, descubriendo, aprendiendo y enseñando. Esa calidad fruto del esfuerzo hace que sea reconocida como faro cultural, científico y académico.
Sus hijos la representan en el mundo del trabajo y la producción, en las oficinas, en un hospital, en un juzgado, en laboratorios, en las aulas, en distintos lugares del orbe.
Quien fuera el primer Rector ungido por la Asamblea Universitaria al inicio de la etapa democrática que transitamos, el Arquitecto Javier Rojo, supo decir que: “Las ciudades son ciudades cuando tienen universidad”.
Una mirada urbanística en su dimensión más profunda. La querida Universidad Nacional de Mar del Plata contribuye a la personalidad de sus comunas y de la región.
Se encuentra posicionada a la vanguardia del sistema educativo, científico y cultural. Embajadora de excelencia cuando se habla de investigación, divulgación, extensión tanto en el orden nacional como internacional.
La forjamos y la hacemos crecer a diario, desde el conocimiento no exenta de incontables realizaciones. El emprendimiento de un conjunto. Así la pensamos, con los pies en la tierra. Hacemos propia la frase de Joan Miró: “Nunca sueño cuando duermo, sino cuando estoy despierto”.
Aprovechado la celebración es bueno compartir dos notas de color, casualidades, cargadas de simbolismo:
La primera viene de la mano del Decreto de creación, fechado el 19 Octubre de 1961, bajo el número 11.723. Idéntico guarismo en el plano normativo nacional da cuenta de la ley de Protección de la Propiedad Intelectual. Así el azar unió esta cifra, como un lugar destinado al saber, y un instrumento jurídico que protege la obra creativa, artística, científica, tecnológica, profundamente humana.
Otra historia se mezcla con el imaginario de la pujante ciudad balnearia, cuyo fundador, Patricio Peralta Ramos, acuñara “este poblado está destinado a ser un poblado feliz”, denominación tan cara al marketing turístico, que abre tantas miradas, pero hoy estamos de festejo y no nos detenemos en ello, toda vez que, da rienda a otra historia. La ironía para la ocasión hizo que el primer edificio propio fuera un ex hotel. Allí se encuentra actualmente la sede del Rectorado.
Jugamos con esas imágenes cuando la evocamos, trabajando a diario para honrar aquellos objetivos trazados desde creación “ser un centro de estudios e irradiación espiritual puesta al servicio de los ideales nacionales y de dignificación humana”.
Así lo sentimos.
¡Feliz cumpleaños, Universidad Pública!
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