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El Mundo 6 de diciembre de 2019

Un niño argentino fue enterrado en el Vaticano porque quería estar junto al papa

Tomás tenía 11 años y murió debido a un cáncer. Sus cenizas se encuentran en el cementerio alemán de la Santa Sede a pocos metros de la residencia de Francisco.

CIUDAD DEL VATICANO.- Tomás, un niño argentino que murió con 11 años debido a un cáncer, descansa como había deseado junto a Francisco, ya que sus cenizas se encuentran en el cementerio alemán del Vaticano a pocos metros de la residencia del pontífice.

La historia la recoge hoy el diario La Stampa que ha podido confirmarlo directamente del papa Francisco que describe la vida de “Tomasito como una fuente de amor y calor“.

El diario explica que las cenizas del niño se encuentran en este cementerio desde 2015 después de que el mismo Francisco pidió los permisos necesarios para su traslado desde Buenos Aires al pequeño camposanto vaticano.

Según La Stampa, el niño era sobrino de la secretaria del vicario general del Arzobispado de Buenos Aires, Monseñor Joaquín Mariano Sucunza, y llegó a conocer a Jorge Bergoglio en un par de ocasiones cuando este era el arzobispo de la capital Argentina.

Después cuando Jorge Bergoglio se convirtió en papa, el niño, según recoge el periódico, expresó como último deseo poder ser enterrado cerca del papa argentino que tanto admiraba.

“Lo único que quería es estar cerca de mi, que lo enterrasen en el Vaticano”, aseguró el papa al diario.

“Hoy la urna con sus cenizas se encuentra donde él quería. Su mamá ha venido hasta aquí y cuando tuvo otro hijo, también trajo al hermanito”, relató el pontífice, según publica La Stampa.

Los restos del niño se encuentran en el Cementerio Teutónico, dentro de los muros vaticanos, donde una vez estuvo el llamado Circo de Nerón, lugar de martirio de muchos de los primeros cristianos, y que posteriormente pasó a ser propiedad de una fundación alemana.

Tumba de nobles y princesas alemanas, últimamente volvió a ser noticia ya que se abrieron algunas tumbas para buscar los restos de Emanuela Orlandi, la hija de un empleado vaticano desaparecida en 1983 cuando tenía 15 años, pero no se encontró nada.

EFE .