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Policiales 2 de noviembre de 2018

Un forense dijo no poder afirmar que el cuerpo de Lucía fue lavado

A distancia de lo que había declarado durante la investigación, el eviscerador José Luis Badami dijo ayer ante el Tribunal 1 que no podía afirmar que el cuerpo de Lucía Pérez había sido lavado por terceros.

Con el dubitativo relato de un técnico forense que participó de la autopsia, el juicio en el que se debate la responsabilidad de Matías Farías, Juan Pablo Offidani y Alejandro Maciel en la muerte de la menor Lucía Pérez tuvo este miércoles la primera jornada con incidencia directa sobre los hechos ocurridos dentro de la casa del barrio Alfar.
Los jueces del Tribunal en lo Criminal N°1 cerraron la primera semana de audiencias con una serie de testigos de relativa importancia para el fondo de la cuestión, por lo que lo más destacado provino de José Luis Badami, técnico eviscerador del cuerpo médico forense.

Badami no pudo respaldar desde lo científico la afirmación hecha meses atrás en la causa sobre que el cuerpo de Lucía Pérez había sido lavado. Consultado en relación al olor o la fragancia que tenía el cadáver cuando inició su trabajo de autopsiante, Badami reiteró que el cuerpo había sido lavado, pero luego debió explicar que en realidad quiso decir que estaba limpio. Es que se le preguntó si estaba en condiciones de distinguir -cuando le llega un cadáver- si fue lavado o esa persona se lavó sola antes de morir, y dijo que no. Ante la insistencia de los miembros del Tribunal, Pablo Viñas, Aldo Carnevale y Facundo Gómez Urso, Badami agregó que en su trabajo usa máscara o barbijo, por eso “no podía oler nada”.

Este testimonio es gravitante para la acusación que pende sobre Maciel, quien está preso desde hace dos años por el supuesto delito de encubrimiento agravado. A Maciel se le imputa haber lavado el cuerpo de Lucía Pérez cuando llegó a la casa de Farías. La prueba que valoró entonces la fiscal María Isabel Sánchez fue el informe preliminar de la médica Claudia Carrizo. La profesional, a cargo de la autopsia, lo mencionó pero no hubo otro aporte probatorio hasta que, muy avanzado el expediente, Sánchez recurrió a Badami, en una declaración algo singular.
Justamente, la poca solidez que tuvo Badami en aquella ocasión quedó acreditada en su paso por el juicio, por inconsistente. De todos modos, insistió en el detalle de que la dilatación anal de la víctima le había llamado la atención.

Para el fiscal Daniel Vicente y el abogado de la familia de Lucía, Gustavo Marceillac, la acusación contra Maciel solo podrá sostenerse si Carrizo, que declara el próximo lunes, puede defender su afirmación mejor que Badami.

El lunes, la clave

El Tribunal entró en un cuarto intermedio hasta el próximo lunes por la mañana cuando se desarrolle la audiencia madre de este debate.

A diferencia de lo que sucedió hasta ahora, la jornada se desarrollará en el segundo piso de Tribunales, en la sala de videoconferencias, ya que no solo se reproducirá material audiovisual sino que se celebrará algo así como un “ateneo” entre médicos y peritos.

El caso de Lucía Pérez giró siempre en torno a las discrepancias científicas. Por un lado la fiscalía sostuvo en un principio que Lucía había sido drogada, violada, empalada y, en consecuencia, asesinada. La defensa refutó aquello y con una perito de parte (Natalia Corti) presentó un informe opuesto.

Más tarde el Ministerio Público recurrió al perito de la Fiscalía de Cámara, Adalberto Bonvicini, para reforzar su posición, aunque ya sin considerar la muerte por reflejo vaso bagal (derivada del dolor de la presunta violación) y sí en un escenario de asfixia mecánica.

Al no existir consenso, la Justicia autorizó una revisión final de la prueba forense y científica a cargo de tres peritos de la Asesoría Pericial de La Plata que, en su dictamen final, se inclinó hacia la postura de la defensa: la muerte fue por asfixia por causas tóxicas, no puede probarse el abuso sexual y no hay elementos científicos para afirmar que el cuerpo fue lavado.

Todas estas discrepancias llegaron al juicio y será el lunes el turno de cada uno de los profesionales en un “ateneo” para explicar lo que consideran que sucedió.

Tras esa jornada solo quedará el día martes para algunos testigos de concepto y de un par de entidades especializadas en violencia de género. Se cree que entre el miércoles y el viernes se efectuarán los alegatos.



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